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sábado, 30 de octubre de 2010

en la era post kirchner Argentina volverá a insertarse en la economía global acabado como está el experimento confrontacional como en Bolivia

La muerte del ex presidente argentino Néstor Kirchner casi seguramente dificultará la gestión de la actual presidenta Cristina Fernández --su viuda--, y posiblemente acelerará la reticente inserción de Argentina en la economía global.
A juzgar por las entrevistas que les realicé en años recientes a Kirchner, la actual presidenta y sus asesores más cercanos, el ex presidente era el poder detrás del trono que prácticamente manejaba el gobierno hasta el día de su muerte.
Fue el tenaz líder del partido peronista que mantuvo bajo control a los líderes sindicales mediante una mezcla de intimidación y recompensas económicas, y fue quien estuvo detrás de casi todas las grandes decisiones gubernamentales de su esposa.
Un ex colaborador cercano de Fernández me dijo recientemente que cuando ella asumió la presidencia a fines del 2007, estaba decidida --aparentemente con el aval de su marido-- a darle una marca personal a su gestión, y no a convertirla en una mera continuación del gobierno de su marido.
Pero dos crisis producidas al principio de su presidencia --una huelga rural contra los impuestos a las exportaciones y la revelación de grabaciones del FBI que sugerían que una maleta con casi $800,000 en efectivo que fueron entrados de contrabando al país por una delegación del gobierno venezolano habían sido destinado a los fondos de su campaña presidencial del 2007 --la llevaron a refugiarse cada vez más en su marido.
“Ella nos decía que ni siquiera nosotros, sus colaboradores, la estábamos apoyando, y que el único que la defendía era Néstor Kirchner”, me dijo el ex funcionario. “De allí en más, sus iniciativas personales quedaron cada vez más opacadas por las prioridades de Néstor”.
Sin Néstor Kirchner a su lado, no está claro si la presidenta Fernández podrá mantener alineados a los sindicatos y otros sectores de su partido, y si tendrá que adelantar las elecciones del 2011. Para empeorar las cosas, casi todos los economistas coinciden en que el fuerte crecimiento económico argentino de este año se detendrá sustancialmente el año próximo.
¿Qué cambiará en Argentina con la muerte del ex presidente? En un futuro no demasiado distante, es probable que Argentina se vuelva un país menos aislado del resto del mundo, y más consciente de que antagonizar a los inversores domésticos y extranjeros, a los medios de comunicación y a las otras ramas del gobierno no ayuda a crecer y reducir la pobreza.
La “pareja presidencial´” --como se conoce a los Kirchner en Argentina-- se benefició de una bonanza económica gracias a los altos precios mundiales de las materias primas y a las bajas tasas de interés mundiales, pero desperdició la mejor oportunidad de Argentina en casi un siglo de invertir en fortalecer las instituciones democráticas, educación, innovación, y en atraer inversiones que podrían haber sentado las bases para un crecimiento a largo plazo.
Cuando entrevisté al fallecido presidente Kirchner en el 2004, me dio la impresión de ser un líder que, a diferencia de sus colegas de países vecinos, mostraba poco interés por lo que estaba ocurriendo en el resto del mundo. En una prolongada conversación que mantuvimos después, constantemente culpó a terceros --Estados Unidos, las instituciones financieras mundiales y los gobiernos anteriores de Argentina-- de todos los males del país.
Cuando al final de la entrevista sugerí humildemente que los países que más crecen y reducen la pobreza --ya se trate de Chile, China o India --son aquellos que mantienen el rumbo económico, atraen inversiones y que se vuelven más competitivos en la economía global, pareció no escuchar lo que estaba diciendo. Me interrumpió, y recomenzó su discurso acerca de cómo las políticas neoliberales del gobierno anterior y las instituciones financieras habían llevado al país a la debacle financiera del 2001.
El ex presidente no disimulaba su falta de interés por las relaciones exteriores. Uno de sus ex cancilleres me dijo en una oportunidad que “las reuniones con líderes extranjeros lo aburren. Es la parte de su trabajo que menos le gusta. Su principal y única prioridad es sacar a la Argentina de la pobreza”.
Los “plantones” de Kirchner a altos dignatarios extranjeros eran legendarios. Según reportes de prensa, dejó plantados entre otros al ex presidente ruso Vladimir Putin y a la ex presidenta de Hewlett Packard Carly Fiorina, quien, según The Financial Times, abandonó el palacio presidencial después de esperar 45 minutos en vano su entrevista con el entonces presidente. Fiorina siguió viaje a Chile y Brasil, donde los presidentes de ambos países le dieron una bienvenida de alfombra roja.
Mi opinión: La presidenta Fernández merece no sólo nuestra solidaridad en estos momentos de luto, sino también el apoyo de todo el mundo para que pueda gobernar exitosamente hasta el final de su mandato.
Después de las elecciones del 2011, no me extrañaría que Argentina se convierta en un país menos ensimismado.
Los principales contendientes para las elecciones de 2011 --incluyendo los peronistas, como el gobernador de Buenos Aires Daniel Scioli, y el peronista disidente y ex presidente del país Eduardo Duhalde-- dicen, en privado o en público, que quieren una Argentina más insertada en la economía global. El fallecimiento del ex presidente Kirchner quizás marque el final de una era.

lunes, 25 de octubre de 2010

El Día se pregunta a qué cosa García llama "el oscurantismo" cuando se debate el racismo y los libros que el MAS quiere borrar del mapa

La ley antirracista recientemente promulgada por el presidente Morales, parece haber activado el dispositivo de la estupidez en la sociedad boliviana y la “epidemia” tiende a agravarse. Tal vez por algún sentimiento parecido a la vergüenza ajena, porque en realidad él es cómplice de la farándula que se ha armado, el vicepresidente García Linera salió el viernes al cruce de toda una avalancha de propuestas, que según reconoció, tienden a llevar al país por el sendero del oscurantismo.
Los que idearon la ley contra el racismo y sobre todo, aquellos artículos que eliminan la libertad de expresión, tal vez creyeron que la comunicación es un elemento concreto y puntual de la realidad social que sólo tiene que ver con periodistas y medios masivos, a los que un régimen autoritario necesariamente tiene que silenciar si pretende mantenerse en el poder de manera indefinida. Lamentablemente, para ellos, la comunicación no es un compartimiento estanco que se puede extirpar, sin alterar el complejo entramado de la cultura y eso involucra por supuesto, obras literarias, telenovelas, programas como Los Simpson, el show de Las Magníficas y obviamente, el diccionario de la Real Academia Española. La furia que ha despertado en el Concejo de Oruro, el uso de la palabra castellana “concejil” no es más que la negación de una lengua, tal vez el rasgo más determinante de una cultura, el más abarcador. ¿A ese extremo vamos a llegar?
Habría que ponerle mucha atención a lo que ha dicho el vicepresidente, cuando llama “oscurantismo” a lo que otros están interpretando como “descolonización” y “revolución cultural” y en función de ello, proponen eliminar las telenovelas, los concursos de belleza, “quemar” libros y a cambio exigen que todos los canales de televisión se conviertan en tribunas populares al estilo Carlos Palenque y que bellas modelos cambien el bikini por atuendos aprobados y reglamentados por el régimen.
Aunque traten de negarlo, todo eso se desprende de una ley “multiuso” que fue ideada para ser instrumento de dominación pero que comienza a escapársele de las manos a los propios creadores. Habría que investigar qué sucedió realmente en El Torno, donde cuatro policías le reventaron el hígado a patadas a un hombre en respuesta a insultos y actitudes que los uniformados suelen calificar como “faltamiento” a la autoridad. No vaya a ser que aquellos agentes se sintieron empoderados para reaccionar de esa manera ante un gesto discriminatorio, lo mismo que pasó con los concejales de Oruro y a la inversa, con aquellos agentes de crédito de una entidad financiera estatal que calificaron a los periodistas como “un sector sensitivo” que los inhabilita para obtener un préstamo.
“La estupidez es el arma más destructiva del hombre, su más devastadora epidemia, su lujo más costoso”, decía el periodista y escritor de origen húngaro, Paul Tabori, autor de uno de los tratados más amplios sobre este factor que parece estar abriéndose paso en Bolivia, un país que pese a todas las crisis que ha atravesado a lo largo de su historia, siempre ha demostrado sabiduría y lucidez para no precipitarse al abismo. Ojalá que la reacción del Vicepresidente esté orientada hacia la búsqueda del equilibrio.

Habría que ponerle atención a la versión del Vicepresidente, cuando llama “oscurantismo” a lo que otros llaman “descolonización” y “revolución cultural”.

domingo, 17 de octubre de 2010

la legitimidad del voto se demuestra con la legitimidad del ejercicio de gobierno. nuestros derechos están amenazados. asegura Carlos Mesa en LT de CB


¿Qué otra prueba adicional necesitamos para afirmar que vamos camino al autoritarismo? ¿Cuándo ejercerá el Gobierno la democracia plena y el pluralismo para probar que su legitimidad de voto se demuestra en la legitimidad del ejercicio de gobierno que ese voto le dio?

No puede hablarse de democracia si cualquiera de nuestros derechos fundamentales está amenazado, hipotecado o simplemente suspendido.

Por eso, no es ocioso, no lo será nunca decir una, diez, cien, mil o cien mil veces: los rasgos de autoritarismo no son simples reflejos formales, son hechos inherentes a la personalidad de los gobernantes y su régimen. No hay democracia que funcione separada de valores que no se practican. Sería como suponer que alguien que va por la calle ejerciendo el matonaje puede presumir de pacifismo.

Ahora nos tiene a mal traer la ley contra el racismo y la discriminación. Una vez más, la coartada, el celofán, el adorno que disfraza la arbitrariedad y la discrecionalidad es una buena causa. ¿Quién puede oponerse a una ley que defienda a los ciudadanos de ser discriminados, excluidos o simplemente insultados por razones vinculadas a su origen, su color, su lengua, su sexo, su opción sexual, sus creencias políticas o religiosas? ¿Quién podría oponerse a ello además en un país con una lamentable tradición de racismo y discriminación, y ante la evidencia de que aún portamos el reflejo racista por una larga historia mal encarada durante siglos? ¿Quién puede dudar hoy que, contra lo que podría presumirse, estos cuatro años y medio gobernados por un presidente indígena, en buena medida por su propia decisión, no han hecho otra cosa que exacerbar diferencias, aumentar enconos, promover el revanchismo y no entender el verdadero “nosotros” que es un “nosotros, todos”?

Tras el celofán, tras la declaración retórica o real por la igualdad, viene empaquetado un atentado inaceptable contra la libertad, contra la esencia de esa idea, es decir contra el principio por el que teóricamente se promulgó la ley.

Para ello es indispensable responder algunas preguntas: ¿Es la libertad de expresión un valor en sí mismo? ¿Es uno de los valores más importantes entre los principales derechos humanos? ¿Puede concebirse el desarrollo de la plenitud humana sin libertad de expresión? ¿Son todas estas preguntas un conjunto de obviedades? Si lo fueran, no estaríamos enzarzados en este debate.

A pesar de ello, convengamos en que las respuestas sucesivas a todas estas preguntas son un rotundo sí que, sin embargo, hasta ahora ha resuelto muy poco. Como se ha resuelto poco cuando en Bolivia una mayoría de sus habitantes acepta que la democracia es un valor esencial e inexcusable para vivir en este siglo. La razón de esa insuficiencia es la gran confusión que vivimos a la hora de definir esos valores teóricamente universales y compartidos por todos.

¿Qué es libertad de expresión? ¿Cuáles son sus alcances y cuáles sus límites? ¿Cómo compatibilizamos la libertad de expresión como forma individual, como forma colectiva y como forma intermediada?

Es, para apelar al manual, el derecho a la libre expresión de las ideas. Debiéramos sumar también el criterio de que es el derecho a la expresión de un pensamiento libre y de una conciencia libre.

Es contra estos conceptos que atenta el presidente Morales y su Gobierno. Es además una acción que se ejecuta con el estilo ya conocido: el de la amenaza, la espada de Damocles sobre la cabeza de los “enemigos” potenciales o reales del gobernante, en este caso los medios, pero los medios no como abstracción, sino en concreto: sus propietarios, sus directores y ejecutivos, sus periodistas. La espada no puede estar más afilada. Entre las heridas que de ella pueden salir está la cárcel.

Es sobre la idea de que no hay posibilidad alguna de diálogo, de debate abierto de ideas, de una discusión que enriquezca y que contraste, que se construye la afirmación de quien gobierna: “Lo hago porque soy el poder y lo detento sin límites, no escucho a nadie, no rectifico ni corrijo ni modero nada”.

¿Se puede aceptar que un Gobierno actúe así? Por supuesto que no, no se puede ni se debe. Es indispensable dejar constancia de que éste es un atentado más contra la democracia, no contra una palabra ni contra un concepto etéreo, sino contra un derecho esencial. El Gobierno no tiene la potestad, no puede ni debe tenerla nunca, de definir qué es racismo y qué es discriminación. Esa lectura subjetiva da lugar al ejercicio atrabiliario del poder. Y, una vez más, el Gobierno controla el Poder Judicial y el Ministerio Público. Pero aun suponiendo que no los controlara, un poder independiente no debiera tener en sus manos un mecanismo tan amplio como el que la ley le da.

Es indispensable entender que los delitos que se cometan desde los medios en éste y otros ámbitos deben ser juzgados en el marco de los códigos y las leyes que se aplican a cualquier ciudadano y en los estrados que la justicia aplica a cualquiera de los bolivianos. Ninguna ley que tenga como objetivo específico amenazar a un sector puede considerarse equilibrada y justa, mucho menos una que se estrella directamente contra uno de los derechos más importantes de una persona y una comunidad: el de expresarse libremente.

¿Qué otra prueba adicional necesitamos para afirmar que vamos camino al autoritarismo? ¿Cuándo ejercerá el Gobierno la democracia plena y el pluralismo para probar que su legitimidad de voto se demuestra en la legitimidad del ejercicio de gobierno que ese voto le dio? El autor es ex Presidente de Bolivia

sábado, 16 de octubre de 2010

Marcelo Ostria se ocupa de "las dinastías" de Fidel y Raúl, de Kim Jong-I y Kom Jong Un, de los Somoza, de los Kirchner. Assad padre y Assad hijo ...

Las monarquías tienen «una serie de príncipes (reyes o emperadores) soberanos, pertenecientes a una familia» (RAE), que constituyen dinastías. Estas las hubo en el mundo del absolutismo y ahora sólo quedan como tradición. La fórmula prevaleciente en las actuales monarquías la acuñó el político francés Adolphe Thiers: «El Rey reina pero no gobierna». Es más, las funciones del monarca y, por tanto, de sus sucesores «no son específicamente políticas; no solamente no puede ser un hombre de partido, sino que tampoco es en sentido estricto un ‘gobernante’» (Julián Marías).

Sin embargo, se ha intentado, y aún se intenta, fundar dinastías dictatoriales, no monárquicas. El tirano, sabedor de su poder despótico, designa a su sucesor entre sus parientes cercanos, seguramente con la idea de perpetuar a su familia en el poder, ya que pretendidamente estaría predestinada para gobernar y, por supuesto, para sojuzgar.

Hay varios ejemplos.

En 1936, el nicaragüense Anastasio Somoza García, derrocó al presidente Juan Bautista Sacasa Sacasa, y se proclamó en 1936 presidente de la Nación, luego de irregulares elecciones. Fue el comienzo de una dinastía terrible. Somoza García (Tacho), encomendó luego el poder a su hijo Luis Somoza Debayle que murió en 1967, sucediéndole su hermano menor Anastasio Somoza Debayle (Tachito) quien gobernó el país hasta su derrocamiento en 1979.

Los intentos conocidos de Rafael Trujillo de fundar una dinastía ya se manifestaron en 1962, cuando hizo nombrar presidente de la República Dominicana a su hermano Héctor Bienvenido Trujillo. Pero luego de reasumir la presidencia, sus intentos en favor de su hijo, no prosperaron; antes murió asesinado. Ramkfis Trujillo, procuró entonces hacerse del poder, pero tuvo que abandonar el país.

En la misma isla La Española, en Haití, François Duvalier (Papá Doc), dictador entre 1957 y 1971, dejó el poder en favor de su hijo Jean-Claude Duvalier (Nene Doc), derrocado en 1986, dándose fin a una pretendida dinastía caribeña.

El argentino Juan Domingo Perón, que no pudo hacer de su esposa Eva Duarte, ya gravemente enferma, su vicepresidenta para su segundo período presidencial en 1956, años después impuso como su vicepresidenta a su nueva esposa, Estela Martínez, que heredó la presidencia argentina a la muerte del caudillo argentino.

Esto se repite en la Argentina: Cristina Fernández de Kirchner, heredó la presidencia de su esposo Néstor Carlos Kirchner Ostoic, luego de que éste ejerciera el mando de la Nación entre 2003 y 2007. Ernesto ya es, nuevamente, candidato para reasumir el poder el próximo año, procurando extender una dinastía de hecho, por más una década.

Hay otros ejemplos de autócratas que dejaron el poder a miembros de su familia: «Desde 1970 el presidente de Siria ha pertenecido a la Familia Assad; en la actualidad el Presidente es Bashar al-Assad, hijo de Hafez al-Assad, quien rigió los destinos del país hasta su muerte en el año 2000».

Hace unos días, el líder norcoreano Kim Jong-Il, que recibió el poder de su padre Kim Il Sung en 1991, ahora ha otorgado a su hijo menor, Kim Jong Un, el rango de general de cuatro estrellas del ejército de su país. Luego vino el anuncio: se trata del heredero de 26 años de edad para encabezar la dictadura comunista norcoreana.

Por la misma vía, en Cuba, Fidel Castro dejó la presidencia de su país por enfermedad en favor de su hermano Raúl, claro que, como en los otros casos, sin elecciones; sólo por la vía de la arbitrariedad.

Son los penosos avatares de los pueblos…

martes, 12 de octubre de 2010

no se rinde la protesta contra una Ley Trampa. titulada contra el racismo y que precisamente enfatiza en la discrimación. título tramposo como todo ..

Todo el alboroto que se armó al provocar al periodismo habría sido diseñado para que el Gobierno recupere terreno entre algunos bolivianos…

Un estudio hecho recientemente estableció que Bolivia sufre de un grave caso de sobredosis de leyes. En los últimos días, el Gobierno logró aprobar, contra viento y marea, indisponiendo a todo el país, una ley que, a juzgar por su nombre, tendría que acabar con lo que quede de racismo y de discriminación en el pensamiento y el comportamiento de los bolivianos.

Si las leyes pudieran resolver los problemas de las sociedades, hace tiempo que Bolivia estaría libre del flagelo del narcotráfico, los cocaleros no estarían destruyendo los bosques del país, el dinero del narcotráfico no circularía libremente, la corrupción sería un recuerdo lejano, el contrabando no existiría, no habría violencia doméstica contra las mujeres, los niños no trabajarían, las carreteras estarían bien construidas, las Fuerzas Armadas no serían centros de tortura, la Policía sería un ejemplo de comportamiento ciudadano… Esta enumeración no puede seguir porque sería muy larga: Bolivia tiene más de 15.000 leyes, de las que, como es notorio, casi ninguna se cumple.

A estas alturas, por lo tanto, proponer la aprobación de nuevas leyes debería ser motivo de mucha meditación. Quizá haya que proponer al Parlamento, como lo han hecho los expertos que hicieron el inventario legal mencionado, que haga el esfuerzo por reducir la cantidad de leyes, anulando algunas, agrupando otras y haciendo todo lo necesario para liberar al país de leyes innecesarias que sólo congestionan los códigos.

Pero lo que habría que descartar de manera firme es que se aprueben leyes que tengan como verdadero propósito afectar o reducir los alcances de otras leyes, como es el caso de la ley aprobada en los últimos días.

La oposición que expresaron los medios de comunicación y los trabajadores de esos medios, de manera unánime, por primera vez en Bolivia, como ya se ha mencionado en estas páginas, fue la demostración más elocuente de que la ley en cuestión es un atentado contra la libertad de expresión.

Una ley antirracista que termina siendo un atentado contra la Ley de Imprenta es algo que sólo se podía dar en un país donde no se tiene cuidado con hacer leyes para todo y para nada.

Estaríamos ante el hecho de que se elaboró una ley disfrazada, con antifaz, para reducir los alcances de la Ley de Imprenta, que rige desde 1925 la libertad de expresión y de prensa en el país.

Otra interpretación que se hizo de esta extraña ley, que el Gobierno impulsó como si estuviera ante un plazo impostergable, es que haya sido concebida para recuperar la decreciente popularidad del Gobierno. Un dirigente sindical del magisterio propuso esta explicación.

Es decir que todo el alboroto que se armó al provocar al periodismo habría sido diseñado para lograr que el Gobierno recupere terreno entre algunos bolivianos que se supone son sus naturales seguidores. A juzgar por los pocos bolivianos que llegaron a la plaza Murillo de La Paz para, supuestamente, cercar el Congreso y forzarlo a aprobar la mencionada ley, los estrategas erraron el objetivo.

El Gobierno y sus legisladores tendrían que encarar con seriedad esto de hacer nuevas leyes. Podrían comenzar por pensar en el bien del país.

jueves, 7 de octubre de 2010

para evitar el final que tuvieron dos dictadores Leónidas Trujillo y Manuel Estrada de Dominicana y Guatemala recomendamos lecturas

Sobre La Fiesta del Chivo y El Señor Presidente

Mauricio Aira

Había escogido el título de este artículo y escrito las ideas matrices horas antes al anuncio por la Academia Sueca de la elección de Mario Vargas Llosa como Nobel 2010 de Literatura,que caía como anillo al dedo para referirme a su mastodóntica novela leída tiempo ha que cobra actualidad por el refinamiento con que está actuando la embrionaria dictadura en Bolivia. Retrata el libro el asesinato del caudillo R.Leónidas Trujillo por sus antiguos colaboradores y un grupo de seminaristas que toman parte en la planificación y ejecución del asesinato como una forma “patriótica y heroica de librar a la Nación de su más feroz opresor”.

El libro es un deleite y aunque el autor testimonia que no hace historia sino literatura deja escapar valiosos detalles que ha venido complementando con varios de sus artículos referidos a los personajes reales que fueron parte del aparato opresor en la República Dominicana donde tiene lugar el apogeo de la dictadura por los años 50. El poder dictatorial está reflejado con lujo de detalle, los efectos psicológicos en los ciudadanos de un régimen de poder y corrupción, su relación con el machismo y la perversión sexual, con el ejemplo vívido de Urania Cabral que siendo virgen fue sacrificada por su padre para conservar las dádivas del oficialismo y ofreció a su hija al caudillo como regalo de cumpleaños. Consumada la desvirginación la niña-joven sale del país y regresa tiempo después para formar parte de la conspiración que asesinará a Trujillo cuya última jornada es descrita por Mario Vargas hora tras hora, en una armadura literaria sutil y filigranada.

Llama la atención el cuidado y la pasión mística que ponen los seminaristas en consumar el crimen convencidos de librar a República Dominica del más cruel, pérfido, refinado, demagogo dictador que lo sacrificaba todo con tal de mantenerse en el poder con apoyo de gobiernos poderosos a los que mantenía cegados por su propaganda y falsía. Es la obra un intento de mantener viva la memoria sobre las atrocidades de la dictadura, para que nadie olvide. (El Nobel le ha sido conferido a Vargas Llosa por su novela La Ciudad y los Perros, reconociéndole su manera de las estructuras del poder)

Otro Nobel de Literatura Miguel Ángel Asturias había escrito El Señor Presidente, narración acerca de la denigrante dictadura del sanguinario Presidente guatemalteco Manuel Estrada Cabrera con personajes de ficción sobre hechos reales de la política centroamericana y el drama vivido por sus personajes Pelele, Cara de Ángel y el General Eusebio Canales opuesto al dictador y a quién se atribuye la muerte de un pordiosero con tal de meterlo en la cárcel, a sabiendas que el asesinato había sido cometido por la policía, aunque el dictador y sus secuaces utilizaron toda la maquinaria legal para deshacerse del opositor, “ya que Estrada Cabrera no estaba interesado en imponer justicia, sino tan sólo en mantenerse en el poder a como dé lugar”. La novela del gran literato centroamericano se lee pronto, descubriéndose la trama de una tragedia humana colosal en medio de las intrigas del poder, del ejercicio judicial y policías de Estrada Cabrera para liquidar a todos aquellos que podían ser sus rivales en la búsqueda del poder político.

Ambas novelas de autores galardonados en Suecia, en época muy próxima la una de la otra de regímenes autoritarios acusados de torturar, asesinar a la clase media y campesina y que retuvieron el poder alrededor de dos decenios, tienen por ámbito la isla y la nación caribeña. Sus protagonistas son católicos romanos aunque antagónicos a la jerarquía eclesial.

En ambas producciones relucen la venganza contra los enemigos políticos, la injusticia por las tiranías como temas principales y especialmente la retención del poder político y real, con personajes que encarnan al amor, la muerte, el odio, la corrupción y el miedo especialmente éste último insuflado por el aparato represivo y los medios de comunicación que controlan a su arbitrio.!Cuánto parecido con la realidad actual que sufre el pueblo de Bolivia!