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martes, 29 de mayo de 2012

nuevo elefante blanco de Evo. 13 millones de dólares al tacho, corrupción, incapacidad, inexperiencia y demagogia se mezclan en Papelbol (Mario Rueda)


Bolivia no produce papel y las importaciones de este producto desde Argentina, Brasil, Chile, Perú, Suecia, Alemania, Canadá, los Países Bajos, Colombia, Ecuador y Perú ascienden a un volumen anual de 90 toneladas, por un valor de 80 millones de dólares.

El actual Gobierno, mediante el Decreto Supremo 29255 del 5 de septiembre de 2007, creó la empresa estatal Papelbol para que Bolivia se autoabastezca con tan importante insumo, ahorrándose el drenaje –leve, pero drenaje al fin– que hasta hoy le significa comprarlo en el extranjero.


Se escogió un terreno de 30 hectáreas, en Villa Tunari, a las riberas del río Chapare (zona de influencia económica y política de los productores de coca) y muy próximo al puente Alfonso Gumucio Reyes, para la infraestructura que requería la instalación de los respectivos equipos y maquinaria.

La previsión gubernamental era de que en un plazo de 14 meses, a partir de septiembre de 2007, el estruendo de las máquinas trituradoras de troncos y restos forestales estarían allí marcando el inicio del proceso de obtención de esa celulosa que, bajo cocción a elevadas temperaturas y una mezcla con sustancias químicas, pasara a convertirse en la cruda o lignina que se utiliza en la elaboración de una variedad de tipos de papel.

Se encaró el emprendimiento sin los estudios previos de factibilidad e impacto ecológico-ambiental (son altamente contaminantes de las aguas de un río los desechos químicos de las fábricas de papel). Se hizo de forma directa y ‘excepcional’ (sin la respectiva convocatoria a propuestas), a favor de la empresa brasileña D Andrea Agrimport, la provisión y la instalación de las respectivas máquinas para cuyo montaje el Estado corría a cargo de la infraestructura, así como de la provisión de los servicios básicos.

A varios años del acuerdo, Papelbol sigue en el papel. La empresa estatal no construyó en el sitio elegido infraestructura alguna ni instaló los servicios básicos comprometidos (agua y energía eléctrica). La maquinaria y los equipos traídos por la empresa brasileña pasaron a ser allí símbolos patéticos de un proyecto totalmente paralizado, para cuyo financiamiento el Tesoro General de la Nación debía destinar nada menos que 162 millones de bolivianos.

El Estado, en todas partes del mundo, fue y seguirá siendo, por causas que todos conocemos, un deficiente gestor empresarial. Y en no pocos casos, todo un fracasado en tan crucial campo. Entre 1952 y 1964 se crearon en Bolivia empresas estatales en sectores de la producción y hasta del comercio. Fueron un fiasco total. Se hundieron en la ineficiencia y la corrupción.
¿Está Papelbol en camino de agregarse a la ya larga nómina de tan deplorables naufragios? Ojalá que no…
* Abogado y periodista

sábado, 19 de mayo de 2012

con gran olfato periodístico y quizá por su cercanía con Argentina, Humberto advierte de la exportación de gas, coca y cocaína que llega a límites dramáticos.


Los países vecinos que compran el gas natural boliviano son también los que reciben la mayor cantidad de cocaína boliviana. El negocio ilegal, que en el caso de Argentina comprende también el contrabando de hoja de coca, está pasando por su mejor momento, incluso cuando las economías formales de esos dos países tienen dificultades.
En el caso de la crisis argentina los síntomas son muy notorios. Un fuerte estremecimiento sacude al sur de Bolivia por las señales de derrumbe del peso argentino. Es un país que, de tanto en tanto, entra en liquidación total por la devaluación de su moneda.
Las reacciones de las ciudades bolivianas fronterizas son reveladoras de sus diferentes vocaciones económicas, como se puede observar en las primeras horas de esta crisis.
Villazón se está revelando como un puerto importador, mientras que Yacuiba y Bermejo reaccionan como puertos exportadores. Los comerciantes de la altiplánica Villazón están felices con la caída del peso, pero los del chaco tarijeño están preocupados. Los primeros están comprando a manos llenas y los segundos ven que a los compradores argentinos no les alcanza el dinero (para las compras del sector legal).
Pero todos los comerciantes saben que cuando Argentina entra en crisis, la moneda termina devaluándose y llega la gran liquidación.
En 1975, en 1989 y en 2001 fue así. Si hay un patrón en estas crisis argentinas habría que buscarlo en los cambios de gobierno que obedecen a la alternancia de diferentes tendencias peronistas. Esta vez, la señora Cristina Fernández está inaugurando una época peronista diferente a la de su marido y a la primera parte de su propio mandato.
Son como purgas que de tanto en tanto se toma el cuerpo de la economía argentina. Y que tienen enormes efectos en la economía boliviana.
Lo que no varía ni siquiera en estos momentos de crisis de Argentina son las corrientes de tráfico ilegal de coca y sus derivados. Hay un pecado que comparten los dos países, pecado venial, que es el comercio de la coca, que comprende más de 5.000 toneladas por año. Es la coca yungueña que consumen millones de argentinos. La otra exportación boliviana que pasa a Argentina, la de la droga, no tiene estadísticas, ni siquiera de aproximación. Pero es más millonaria que la otra. No le afecta la debilidad de las monedas locales porque se hace en dólares.
El otro comprador de gas y droga es Brasil. No es cosa sencilla tener de país vecino a uno de los BRIC, sobre todo si tus gobernantes ni siquiera saben lo que es eso.
Un país que, según The Economist, sufre las consecuencias de haber concentrado sus esfuerzos en exportar materias primas. Y en inflar su moneda hasta presiones peligrosas. Brasil se ha hecho muy caro para todo el mundo.
Los volúmenes de exportación de gas a Argentina y Brasil se mantienen según lo previsto. En el caso de la droga, Bolivia exporta sus excedentes, pero en el caso del gas está exportando volúmenes que hacen falta al mercado interno.
Pero eso no le interesa a nadie.

lunes, 14 de mayo de 2012

Manfred Kempff nos recuerda otra vez: Siles, Goni, Mesa se marcharon acortando el periodo...no le irá a pasar lo mismo a Evo?

Hace dos semanas nos preguntábamos desde esta misma columna: “¿Habrá elecciones el 2014?”. Si de dos semanas a esta parte nos encontramos ante una peor incertidumbre, ciertamente que el espectro político nacional se ha deteriorado más todavía y nos tememos que, en breve, podamos estar sometidos a un estado de sitio con todo su rigor y consecuencias, como antaño, única alternativa del Estado Plurinacional para no derrumbarse.

S.E. es ducho para zafarse de situación peliagudas – lo es ahora y lo fue en la oposición – pero la destreza personal, la picardía del matrero, no es suficiente remedio cuando se está cada día más solo luego  de seis años de una gestión lamentable. Cuando transcurre un sexenio y la gente se siente pobre y sin esperanzas, cuando la ira popular va en ascenso, cuando se oyen voces que exigen cuentas al mal gobierno y han cesado los aplausos, quiere decir que llegó la hora de pensar. De sentarse en el abandonado despacho presidencial a pensar por única vez, olvidándose de los helicópteros, de la repartija de cheques, y de los partidos de fulbito. Así lo han hecho todos sus antecesores, con gorra o sin ella.

¿Cómo no se va a dar cuenta S.E. que a este paso su gobierno no va a concluir? ¿Cómo cree entonces que va a ser candidato el 2014? ¿Y no se estarán engañando también algunos opositores que sólo miran hacia esa lejana fecha? Claro, comprendo, estamos en democracia, pero repito: ¿y el Dr. Siles, Goni y Mesa? ¿Acaso acabaron sus períodos? No me canso de recordar que en este proceso democrático los tres presidentes se han ido antes de término obligados por circunstancias inesperadas. Y que Carlos Mesa, además, se cepilló como si nada, a dos ciudadanos que estaban en la línea de sucesión constitucional, para imponer al presidente de la Suprema Corte de Justicia, hombre probo, menos mal. ¿Hemos olvidado que en Bolivia nos encanta la democracia como ideal pero que no la respetamos nunca?

Es evidente que habría que tener un candidato de oposición fuerte y único, para, si por ventura, se llegara a las elecciones del 2014. Es indispensable buscarlo ya. Pero cuidado que como van las cosas S.E. se alarme, porque entonces vendrían las trampas. Con una Asamblea Legislativa a entera disposición del MAS, la Constitución se la puede interpretar del modo que le guste a esa mayoría y así una elección se posterga, se la adelanta o se la manda al diablo, de acuerdo a lo que digan las encuestas. Es cosa de levantar la mano. No estamos exagerando demasiado, porque no se olvide que ya el MAS, interpretando ese confuso librito que llaman Ley de Leyes,  nos ha enchufado la re-reelección de S.E. y al final parece que no nos ha quedado otra que menearnos nomás. Seguiremos chillando contra el abuso, pero sin mayor efecto que el de los chanchitos que entran al brete sabiendo que los van a achurar.

S.E. ha perdido muchísimo apoyo, evidentemente. Hoy blasfeman contra él y contra su Vice gran parte de los movimientos sociales y muchos de los caraduras que lo votaron y ahora no saben cómo esconder la mano. Pero por desgracia existe un 30 por ciento del electorado que nació y vivió en la miseria, que no espera nada más de lo que tiene, y que por tanto no se da cuenta ni sabe que existe la posibilidad de vivir mejor. A esa gente le basta con un quintal de azúcar o una arroba de arroz, banda, chicha, y ver al candidato del cambio contando chistes.

Pero a los maestros, obreros y fabriles – ni hablar de los médicos y salubristas – ya será imposible convencerlos de que el cambio para sus bolsillos vendrá recién a partir del 2014. Y por supuesto que, de ninguna manera, a los indígenas de las tierras bajas, a esos indios bravos del TIPNIS que marchan hacia La Paz, a pata pelada, sin pensar siquiera en el 2014 porque saben que para entonces no existirán.

S.E. tiene gente en el Chapare y otra en el altiplano y Yungas a la que va reciclando, que la conoce muy bien y la cambia de un lugar a otro o la archiva definitivamente. Su Vice, con un hálito helado “draculiano”, como lo ha definido una columnista paceña, tiene otro campo de acción aunque alejado del verdadero populacho, que marcha, pega y vota o hace votar a golpes. S.E. maneja a todos los que conocemos pero por ahí también al lado del nombre de la mítica Leonilda Zurita, aparece hoy de portavoz, seguramente para volverse figura, Crispín Manteca, nombre que García Márquez habría tomado al vuelo para dárselo a algún cartagenero changador, borracho, y fornicador. Queremos decir que como Crispín Manteca aparecerán todavía muchos dirigentes masistas, pero fundamentalmente del Chapare, su único reducto fiel por simple conveniencia.

S.E. está en problemas y lo sabe. Va a tener que sentarse a pensar en cambios de verdad, inteligentes. Y también la oposición está en un problema mayúsculo en este momento, porque si el período de gobierno se acorta abruptamente la situación quedará en manos de nadie o lo que puede ser peor, en manos de todos. ¿O alguien piensa que habría una sucesión constitucional?

sábado, 12 de mayo de 2012

El costo de los conflictos resulta insensato porque no se los desactiva, no se impone la cordura y se desata la anarquía. Razona El Dia de SC


Los conflictos sociales en un país, por su propia naturaleza, deben ser oportunamente abordados por las autoridades gubernamentales para encontrar la solución que los desactives y de esa manera permitir que retorne la normalidad. Si por razones políticas o por una inadecuada lectura de los problemas se permite su prolongación en el tiempo, las consecuencias se muestran evidentemente nocivas para el conjunto de la población que sufre molestias y carencias de todo tipo que aumentan la tensión hasta extremos peligrosos. De igual manera, las secuelas inmediatas de los conflictos prolongados no solo desgastan aún más la imagen del Gobierno, sino que menoscaban su credibilidad.
 
Las recientes noticias de prensa han recogido evidencias abrumadoras sobre la creciente espiral de violencia en el país, que ha encontrado su mejor caldo de cultivo en los prolongados conflictos sociales que no ha podido, o no ha querido, resolver el Gobierno. Si se considera que la mayor parte de estos conflictos ha tenido su origen en decisiones gubernamentales consideradas desatinadas, tanto en la oportunidad como en el enfoque, resulta sensato esperar que los problemas se resuelvan por la lógica de la política: retroceder para avanzar. Porque conviene recordar que los conflictos largos alientan la introducción de elementos ajenos a los mismos, que solo empeoran las cosas.
 
En un país como Bolivia, con escasa vertebración caminera, el bloqueo de las vías nacionales constituye un enorme perjuicio tanto para los sectores productivos como para el conjunto de la población. En los hechos, el sector exportador ha informado la pérdida de hasta 1, 3 millones de dólares por día por causa de los bloqueos. Estas son pérdidas intolerables para un país pobre y atrasado que lucha penosamente por conservar los escasos mercados de la región, porque además del perjuicio económico se le plantea la dura perspectiva de perderlos. Por otra parte, la interrupción de la libre circulación caminera impide que muchos productos alimenticios lleguen a los centros de expendio.
 
Resulta evidente que esta creciente situación de tensión social global repercute entre la población, que indefensa ante el repentino alza de precios de los productos de la canasta familiar, ve impotente cómo cunde el agio y la especulación en los centros de consumo. Esta situación se agrava cuando las autoridades locales y nacionales han perdido el poder para imponer el principio de autoridad en un clima beligerante. Por donde se vea, si no se actúa con prontitud, el círculo vicioso de los conflictos sin resolver puede agudizar el malestar social general y acumular manifestaciones de creciente violencia que deriven en la auténtica eclosión social que provoca la desestabilización del sistema.
 
Hace falta evitar esos extremos. La democracia boliviana ha costado mucho al pueblo boliviano como para que se la arroje por el abismo de la anarquía. Por ello, resulta más sensato desactivar los conflictos a través de la flexibilidad, la prudencia y la cordura, porque los costos son muy altos. Mientras más pronto se evite la injerencia de intereses políticos más rápido se resolverán los conflictos. El de salud amerita con urgencia volver a fojas cero para encarar soluciones duraderas. El conflicto del Tipnis requiere mucho tacto, paciencia y tolerancia. El asunto salarial exige más diálogo y sentido común ante la amenaza inflacionaria. No parece sensato volver a los tiempos de la UDP.
La creciente espiral de violencia en el país ha encontrado su mejor caldo de cultivo en los prolongados conflictos sociales que no ha podido, o no ha querido, resolver el Gobierno.

martes, 8 de mayo de 2012

llegar a la dramática conclusión que "no hay gas para Jindal" y por tanto posponer la producción del hierro del Mutún, es otro gran fracaso del MAS. Humberto Vacaflor



Cinco años después de haber traído a la Jindal Steel & Power a Bolivia, el gobierno no sabe cómo deshacerse de este testigo incómodo que ha venido a poner en evidencia que no hay gas natural para el desarrollo de Bolivia.

En las últimas horas parece haber descubierto la fórmula para eliminar al testigo: la ruptura del contrato “por incumplimiento” de parte de la Jindal.

Lo que le pasó a esta empresa podría servir como escarmiento para todas las empresas que quisieran venir a invertir en Bolivia.

Tres años demoró el gobierno en cumplir, sólo en una mínima parte, su compromiso de entregar los terrenos donde la empresa debía operar para ejecutar el proyecto siderúrgico.

Llegó un momento en que un funcionario de Jindal preguntó al gobierno si quería que la planta siderurgia la instale en la punta del cerro, o en el aire.

Resuelto, en parte, ese detalle (en el camino quedaron dos ministros de minería cambiados y un gerente de la empresa estatal acusado de corrupto por el propio gobierno), la empresa comenzó a construir las instalaciones y traer los equipos.

Fue cuando el gobierno descubrió el peligro: la empresa iba a necesitar gas natural, un combustible que está destinado sólo a la exportación.

Había que ahuyentar a este testigo. Se ejecutó una boleta de garantía con el argumento de que era la empresa la que estaba incumpliendo. La idea era que decidiera hacer maletas e irse.

Desde entonces el forcejeo se ha hecho intenso. Ministros van, ministros vienen y todos ellos dicen que la Jindal tendría que irse.

¡No hay gas, señores!

La semana pasada la empresa dio una explicación clara: para el cronograma de avance que está incluido en el contrato, necesitaría en el año 2014 por lo menos 4,5 millones m3/d de gas, y que en 2015 requeriría 5 millones.

En vista de que YPFB le hizo decir que en 2014 sólo podía asegurarle (¿?) 2,5 millones, la empresa dijo que, entonces, sería preciso modificar el plan de avance del proyecto, limitándolo a las menores disponibilidades de gas. Ahora está a punto de romperse el contrato.

La solución sería que la empresa use carbón vegetal, como el que Bolivia sigue exportando en volúmenes que nadie controla, hacia Chile, Perú y Brasil

A falta de gas, buenos son los bosques del país.

viernes, 4 de mayo de 2012

fuerte olor a quemado. el himno nacional se utiliza para todo "como presagio de más quemazones", comprometiendo a las FFAA. Manfredo Kempff


El olor a pólvora es el de la guerra, el de los tiros, los morterazos y las bombas; eso no se huele todavía en Bolivia. Se huele a quemado, a desmoronamiento, a destrucción. Es el olor de la nación incendiada, que arde por los cuatro costados, donde sus pobres habitantes esperan un milagro, ni siquiera que los lleve a tiempos más prósperos, pero, aunque sea, a la República, donde se pasaba mal pero donde también los gobernantes eran juzgados duramente por el pueblo, a tal extremo que algunos, con razón o sin ella, se tuvieron que ir antes de cumplir con su mandato constitucional. Por supuesto que ninguno de ellos se atrevió a mencionar ni en broma la palabra “reelección” ante el peligro de ser colgados.
Ahora todo huele a quemado pero la sonrisa de S.E. no cambia, esa sonrisa no está advertida de lo que sucede, es la misma mueca festiva de hace más de seis años o más de veinte, una sonrisa pétrea, de autómata, que vale para las festividades folklóricas, como para la promulgación de leyes insensatas o la que luce para firmar las nacionalizaciones mentirosas. Parece que S.E. no tuviera el olfato suficiente que lo obligara a cambiar de sonrisa en estos tiempos; da la impresión que no advirtiera de que todo huele a quemado, que todo huele, además, muy mal. ¿No se da cuenta que él mismo va a arder en esta hoguera que no deja de atizar?
Con la misma sonrisa con la que cantaba coplas atrevidas en el Carnaval, sonríe en una Cumbre presidencial donde se encuentra perdido entre la gente, o sonríe firmando la nacionalización de la Transportadora de Electricidad española (TDE), o ríe, horas más tarde, cuando visita Margarita y con otros españoles espantados, los de REPSOL, se encuentra a sus anchas anunciando un futuro de grandeza para el país y de seguridad jurídica para las inversiones extranjeras. Claro, los de REPSOL qué van a hacer, callarse nomás, aunque saben que el próximo 1º de mayo estarán anotados en la lista de prioridades de S.E. para ser nacionalizados, es decir, para ser expoliados, desplumados. ¿La explicación? La de siempre: defensa de los recursos naturales ante la voracidad de las empresas trasnacionales.
Hay que echarse a temblar cada 1º de mayo porque la casi totalidad de las nacionalizaciones (estatizaciones, reversiones) no son de provecho para la nación. Por el contrario son más leña para esa humareda que envuelve a la patria y que, unida al humo de los gases lacrimógenos y los cohetes de los marchistas, que en estos momentos están estallando, provoca esa impresión de que Bolivia está ardiendo, de que el aire ya se ha tornado irrespirable, de que ya no se puede aguantar más. Santa Cruz humea en Pailas y tiene obstruida su comunicación con el Beni y Chiquitos como homenaje de la cultura nacional al festival de música barroca; y humea esporádicamente en La Guardia, donde el MAS ha tumbado, mediante tramoyas, a otro alcalde elegido democráticamente, y eso amenaza el tráfico de la carretera nueva a Cochabamba. Estamos entrampados.
Lo decíamos hace mucho en la prensa: cada vez que se entona el himno nacional en la Asamblea Legislativa es señal de que alguna catástrofe ha sucedido, que se cierne alguna humareda. En cuanto se ve a los señores de sombrero con el puño izquierdo en alto y a las señoras de pollera en la misma actitud cantando voz en cuello, quiere decir que otra calamidad le ha sucedido a Bolivia, que se ha aprobado algún disparate descomunal, que se está quemando algo más de su propia esencia. El himno nacional se ha convertido en el broche de oro con que se cierra toda acción descabellada, todo aquello que viene sucediendo desde hace más de seis años y que pretende prorrogarse por otros muchos.
Si se trata de hacer homenajes a los trabajadores para el 1º de mayo mediante nacionalizaciones, se debe tener en cuenta que, a la larga, se está atentando contra las fuentes de trabajo; es decir que se está crean desocupación. El gobierno garantiza la inamovilidad de los obreros ciertamente, pero nada garantiza que las empresas continúen rentables o cuando menos en producción. Entonces la promesa es falsa.
Y dentro de esta humareda nacional el otro tema peliagudo en las nacionalizaciones es que se comprometa a las Fuerzas Armadas. Desde el día en que los militares irrumpieron armados hasta los dientes y con las caras pintadas en las instalaciones de Petrobras en son de conquista, no han dejado de estar presentes en cuanta nacionalización se ha hecho, lo que, visto con alguna sutileza, significa que el MAS está haciendo cómplice de las nacionalizaciones al Ejército de Bolivia. Que el Alto Mando sea incondicional de S.E., que siempre sonríe feliz, no es suficiente argumento para que la Institución entera tenga que aparecer como garante de los desatinos palaciegos. Además, no sabemos si los mandos medios del Ejército están tan convencidos como sus comandantes sobre las bondades de la política de tierra quemada.