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viernes, 31 de enero de 2014

el jesuíta José Gramunt a quién conocí hace 55 años, cuando en Rio de Janeiro tuvo lugar el Primer Congreso Católico de Radio y Televisión, al que concurrí junto al sacerdote Santiago Gélinas de Radio Pio XII. joven fogoso, buen orador y cronista brilló como delegado de Radio Fides. Reaparece con su pluma desde Cochabamba, a pesar de estar jubilado.

Después de casi medio año de receso, creo que debo retornar a la palestra del comentario periodístico que practiqué por más de medio siglo.  Esta nueva etapa seguirá  encabezada con el título de ¿Es o no es verdad?
Dicho esto, no vendría mal recomenzar con la mención del poeta y místico Fran Luis de León, quien,  después de haber pasado un tiempo en la cárcel de la inquisición por haber cometido la travesura de traducir sin permiso, y al "lenguaje  vulgar”  (léase espléndido castellano del siglo de oro español), el bíblico Cantar de los Cantares, reinició sus lecciones en la Universidad de Salamanca con este simplicísimo proemio: "Decíamos ayer…”.
Pues bien, hoy como ayer, el centro de atención de la prensa nacional sigue siendo el fundador y presidente del "Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías”, tal como lo define el barroco preámbulo de la actual Constitución Política de Bolivia, promulgada en la "Ciudad de El Alto, a los siete días del mes de febrero de dos mil nueve años” (la numeración literal de los días, mes y año conserva la nomenclatura propia de los documentos coloniales).
En sus ocho años de gobierno, Don Evo ha resultado un hábil -inesperadamente hábil- jugador de póquer. Pone cara de antiimperialista (expulsa al embajador norteamericano, etcétera) y echa sobre el tapete verde unos naipes capitalistas a favor de grandes empresas multinacionales con las que se asocia. ¿Con seguridad jurídica o sólo dudosa?  
El rostro impávido de Don Evo no deja claro si el nuevo régimen es o no es un nuevo capitalismo de Estado indigenista o un "tardopopulismo”, con jefe único, partido único, Legislativo, Ejecutivo y Judicial monopólicos. 
No importa ser o no ser demócrata, con tal de que el acelerado extractivismo y los buenos precios de las materias primas sigan amamantando al Estado Plurinacional, Socialista, etcétera, y a sus fieles.
Es de conocimiento público y notorio que Don Evo ganó legítimamente dos elecciones consecutivas y viene preparándose, desde siempre, para la tercera del próximo mes de octubre y las que vengan.
La desconcertante personalidad de Don Evo, su aguda intuición, su sagacidad de caudillo nato y su insaciable voluntad de poder, así como la desarticulación de cualquier otra alternativa política actualmente practicable,  hacen pensar que nadie le va a impedir que candidatee a la presidencia del Estado plurinacional en sucesivas elecciones.
En la preparación de los próximos comicios nacionales -decíamos ayer…- se repite el derroche de energías personales de Don Evo -que son muchas- a las que se añade la manirrota utilización de los fondos públicos -que también son muchos, como nunca,  en la historia de Bolivia- pero que pertenecen a todos y a cada uno de los ciudadanos bolivianos.
Por su parte, el vicepresidente García Linera trenza y destrenza teorías envolventes que  ni el florentino Maquiavelo pudo imaginar. En su discurso a la Asamblea Legislativa Plurinacional, Don Álvaro anunció: "Hemos superado la democracia representativa del voto”.
¿Entonces, qué modelo político es el actual?  Responde: "Una democracia comunitaria y de movilización”.  Entonces, si ya cuenta con la movilización comunitaria, ¿para qué convocar a unas elecciones libres ya  "superadas”?
José Gramunt de Moragas es
sacerdote jesuita.

viernes, 24 de enero de 2014

El Dia pronostica "estamos cerca de una nueva dictadura" en lugar de mirar al frente y convocar a la unión de todos los bolivianos en la plena vigencia de sus derechos, EMA, el MAS, su Régimen enfalin sus pasos como en Cuba, como en Venezuela...

Las comparaciones son odiosas. Siempre lo son y mucho más cuando se repiten constantemente y con fines muy engañosos. El Gobierno del MAS dedica demasiado tiempo a comparar los últimos ocho años con el denominado “periodo neoliberal”. No hay discurso, mensaje o cualquier intervención de algún funcionario en el que no se invoque el proceso que transcurrió entre 1985 y 2005. El discurso presidencial del miércoles pasado se extendió por casi cinco horas y seguramente más de la mitad fue invertido, con cuadros, cifras y muchos conceptos, a machacar sobre el “paraíso plurinacional socialista” versus “el infierno neoliberal”.

Antes de pasar al análisis hay que recalcar, como dato innegable, que el MAS ha cumplido ya ocho años en el poder, casi la mitad de las dos décadas “neoliberales” y ese periodo sus ingresos han sido siete veces más que los 30 años anteriores al 2005. Las preguntas del millón son ¿qué hizo para ganarse la lotería? ¿quién compró el billete?, ¿en qué está invirtiendo semejante fortuna?

Siempre es bueno mirar la historia y si de comparaciones se trata, deberíamos mirar mejor a la dictadura en lugar del periodo neoliberal, porque es ahí donde se originó todo, incluso el proceso político que hoy estamos viviendo.

Durante el periodo dictatorial, el país vivió un periodo de bonanza similar al que estamos experimentando,  producto de los mismos fenómenos actuales, es decir, una lluvia de ingresos por la venta de materias primas que nadie ha sembrado y cuyos precios han estado batiendo récords. Los militares del pasado se dedicaron a derrochar, a proyectar obras faraónicas muy representativas del estilo populista y autocrático y también invirtieron mucho en pagar lealtades y se olvidaron de la educación, de la salud, de la productividad, en fin, de promover un país sostenible y competitivo.

Es muy raro que un Gobierno que mira tanto al pasado, no analice lo que ocurrió con la tristemente célebre UDP, que formó una coalición de izquierda y tomó el poder justo cuando los precios de las materias primas habían caído y Bolivia, como muchos otros países, enfrentaba un nuevo ciclo de “vacas flacas”, con millones de bocas que alimentar en este Estado que sigue apuntalando el rentismo como modelo que nos condena a repetir los errores.

La UDP fue culpa de la dictadura, fue una consecuencia natural, como lo es la resaca después de una borrachera. Y por supuesto, cuando el organismo está enfermo, no queda más opción que aplicarle una purga, una indeseable medicina, desagradable para quien la administra y mucho más para quien la recibe.

No hace falta decir a estas alturas que el “periodo neoliberal” también fue resultado de todo el proceso anterior, pero a pesar de todo lo que señalan en el Gobierno como si fueran actos de ensañamiento contra los cuales hay que tomar venganza, esos gobiernos no solo fueron capaces de mantener tanto la estabilidad política como la económica en tiempos de escasez, sino que mantuvieron en condiciones aceptables el sistema democrático a tal punto que le permitieron a un dirigente como Evo Morales crecer y surgir hasta convertirse en el primer mandatario.

Gracias a la relativa “soberanía” que le brinda hoy la chorrera de dólares que provienen del capitalismo mundial, el Gobierno actual tiene la oportunidad de decidir por sí mismo si quiere repetir nuevamente el ciclo y situarse, por ejemplo, en el contexto de la UDP como lo hacen Venezuela o Argentina o, lo que es peor, si quiere instaurar en Bolivia una nueva dictadura. Parece que estamos más cerca de esta última opción y lamentablemente nadie podrá salvarnos de las consecuencias posteriores.
Siempre es bueno mirar la historia y si de comparaciones se trata, deberíamos mirar mejor a la dictadura en lugar del periodo neoliberal, porque es ahí donde se originó todo, incluso el proceso político que hoy estamos viviendo.

domingo, 19 de enero de 2014

queda a pelo, la frase de aquel bolero òdiame..."sin medida ni clemencia" cuando Susana se refiere a la parafernalia, el monstruoso aparato propagandístico de Evo, similar al de los nazis..."la mentira muchas veces repetida suena a verdad" refiéndose a la Cumbre 77

Santa Cruz ha sido elegida por el Gobierno como sede de la cumbre del G-77. ¿Cómo interpreta esta decisión después de ocho años de proscripción de la capital para este tipo de eventos?
Elegir a Santa Cruz como sede de esta cumbre es un guiño que le hace Evo Morales a sus autoridades, a los empresarios hoteleros, a la gente cruceña afín al MAS y a la mayoría que mirará de palco la parafernalia montada como parte de su millonaria campaña electoral. Aunque Morales se ampare en los movimientos sociales, que dicen que son quienes lo proclaman, su campaña ya está en marcha, a contrapelo de la ley y las normas. Una vez más cobra vida su sentencia: “le meto nomás…” aunque su candidatura es inconstitucional, y de hecho ilegal. En tanto, los opositores no tienen posibilidad alguna de competir democráticamente porque el Tribunal Electoral, cooptado por el régimen, se hace de la vista gorda a favor del candidato oficialista, que pretende el partido único y de suyo le molesta la libertad de pensamiento y la libertad de prensa.
Todo vale en esta campaña, desde el lanzamiento del satélite Tupac Katari, el teleférico en La Paz, la competencia deportiva del Dakar, que pasó sin pena ni gloria por varias regiones de las más pobres del país; una reunión de sindicatos petroleros, cocaleros u otros y alguna inauguración sin trascendencia. Morales y los del MAS se juegan la vida en la campaña 2014, y se juega también la vida democrática de Bolivia: o será democrática o seguirá siendo una impostura democrática.
Esta cumbre del G-77 ¿también forma parte de la actual campaña?
En esta faraónica campaña con dineros del erario nacional se inscribe también la cumbre de los 77+China, como si fuéramos a tocar el cielo con las manos. Es parte de la propaganda política sin medida ni clemencia: somos ricos, afirman, y por eso vamos a tirar la casa por la ventana, aunque la pobreza extrema y la pobreza vulnerable en Bolivia tengan rotunda carta de ciudadanía. Por otro lado, no creo que haya otra ciudad que no sea Santa Cruz capaz de albergar al grupo de los 77+China, tanto por infraestructura, frente a Cochabamba, por ejemplo, como a La Paz por la altura, donde el régimen no ha realizado ninguna cumbre, precisamente por eso. ¿Vale la pena tanta algarabía, si la mayoría de la sociedad no sabe qué es el grupo del 77, cómo nació, por qué y para qué?
A raíz de esta cumbre, Reimy Ferreira dio el paso y se alinea al MAS. ¿Es el comienzo de nuevas adhesiones de este tipo al oficialismo?
En este caso, ningún asombro porque con cargo oficial o sin él, el exrector de la Universidad Autónoma Gabriel Rene Moreno, Reimy Ferreira, fue siempre un hombre del MAS.
¿Arrastrará otras adhesiones? Me acojo al derecho de la duda porque no sé cuál podría ser su caudal real de liderazgo. Ferreira nunca mezquinó su adhesión a una ideología de izquierda y socialista, a la que se adscribe él mismo y que de hecho otorga al régimen. Lo hizo con bajo perfil, cierto, pero lo dejó muy claro en sus artículos y sus entrevistas en cualquier medio. Seguramente, tanto él como Morales, esperaban una ocasión para dejar sentada públicamente dicha adhesión. Sin embargo, la práctica del régimen de Morales ya es catalogada por la mayoría de estudios políticos, como un gobierno reformista, más que revolucionario. ¿En eso se ha convertido Ferreira?
¿Puede explicar la diferencia?
A vuelo de pájaro, si bien hay una reforma sociopolítica, con visibilización de algunos pueblos indígenas, mientras excluye a otros, la ex República hoy se llama Estado Plurinacional unitario autonómico, pero es letra muerta sobre el papel. No ha cambiado las raíces económicas tanto mercantilistas, capitalistas y neoliberales de sus predecesores, empezando por la política sobre hidrocarburos y minería, aún sin industrialización y sin creación de empleos productivos. O en otro extremo, por el Bono Sol, hoy llamado Dignidad, y otros de nueva creación, como forma de redistribución de riqueza, gracias el extraordinario incremento de precios del gas, minerales, soya y otras materias primas, siempre sin corolario en industrias productivas y rentables.
Vía centralismo secante, el régimen de Morales desterró la institucionalidad democrática, y tomó como norte la intervención estatal, sobre todo en infraestructura e industrias fracasadas, mientras la economía boliviana vive un capitalismo de Estado, como después de la revolución de 1952, o hasta mediados de los años 80. Lo dramático es que se mantiene el mismo patrón primario exportador, es decir, extractivista de materias primas sin valor agregado. De socialista, para estar acorde con otros gobiernos que se autodefinen como tales, se ha convertido en una democracia electoralista, restringida sólo al voto, y ha eliminado la independencia de poderes, con desprecio a la pluralidad, amén de haber judicializado la política, vía ‘guillotinas judiciales’ contra sus oponentes para sacarlos del ruedo o forzarlos al exilio.
Como antes, no hay transparencia en el gasto público, y Morales y su gobierno derrochan dinero como si fuese de su propio bolsillo. Paralelamente, la corrupción ronda ribetes de “riesgo extremo”, por “la carencia de leyes anti-corrupción, los vacíos legales de estas normas y todo aquello que da cabida a la existencia de corrupción y que esta quede impune”, según estudios de Global Risk Analytics, de la consultora Maplecroft. A la postre, no hay revolución y poca reforma.

domingo, 12 de enero de 2014

OPINION publica el texto de un cronista que acompañó al parecer varios viajes de EMA. frenético, impulsivo, de temperamento nervioso no deja de accionar, habla, habla y da órdenes, manifiesta enojo, "cambia de rostro" cuando se enfrenta conflictos que la "amargan la vida". la pregunta: serán necesarios tantos viajes, tantos vuelos de dudosa efectividad?

Los viajes que realiza el presidente Evo Morales en el interior del país incluyen correteos y charlas amenas.

Al partir, pasadas las 15:30 horas se ven decenas de personas, fuera de la cancha de fútbol de donde parte el helicóptero presidencial, la gente saluda, o más bien despide al presidente Evo Morales Ayma.
a bordo de uno de sus aviones con la hija del Che Guevara q´vive en Cuba

Es jueves, 2 de enero de 2014, y la aeronave está lista para partir de la localidad de Apillapampa, en Capinota. Para llegar a la cancha deportiva el Primer Mandatario subió presuroso a un vehículo blindado. Da breves declaraciones a los medios masivos, sube al carro, se cierra la puerta y el vehículo toma velocidad abriendo campo entre la gente tocando bocina. Los niños, jóvenes y hasta gente mayor corren velozmente al lado. Varios ya esperan, a unas cuadras, en el campo deportivo tras el alambrado.

El equipo de seguridad se encarga de escoltar al Mandatario y garantiza que ingresen sus acompañantes. Los agentes de seguridad retornarán por tierra mientras otro grupo aguarda en la Brigada Aérea de Cochabamba.

Por la puerta solo pasan quienes van a viajar con el Presidente, ese día el gobernador de Cochabamba, Edmundo Novillo, el artista Elmer Hermosa, de Los Kjarkas, y su hijo Jonathan Hermosa de Ch’ila Jatun. Este día los artistas acompañan a Morales porque el acto se desarrolló en Capinota, lugar de origen de los integrantes del grupo musical y Morales los invitó.

En el helicóptero se sonríen entre ellos.

La autoridad casi siempre lleva su celular en la mano. Al despegar hace una o más llamadas.

La hélice comienza a girar y los motores son ruidosos. Se eleva la aeronave levantando polvo y el Presidente instruye sonriendo que “saluden” y todos mueven las manos para que a través de la ventana la gente vea el saludo recíproco a su despedida a Evo.

Sus acompañantes hablan poco.

La autoridad lleva puesto un poncho tejido a mano que le regalaron en Apillapampa, tiene colores vivos -ciclan y verde principalmente- y lleva en letras negras “Evo Morales Ayma”.

“Me gusta este poncho, tiene mi nombre”, comenta entre risas y no se lo quita hasta llegar a Cochabamba.

Morales casi siempre comenta sobre la zona que está sobrevolando, señala los caminos, expone en las áreas pobladas, las obras del programa de Gobierno “Bolivia Cambia, Evo Cumple”, entre ellas coliseos y canchas deportivas con césped sintético. Y si se da, concede entrevistas a algún medio masivo de comunicación que va con él.

El Mandatario es bromista y suele repetir “usted está bien alimentado” si alguien tiene unos kilitos demás o “usted es obra fina”, cuando la persona es delgada.

Incluso recuerda algunos aros chaqueños y se refiere a su partido político Movimiento Al Socialismo (MAS) diciendo que “las mujeres son del MAS, porque siempre piden más” y siempre aclara que es una broma y pide que “no se ofenda” nadie.

Con el celular en la mano está pendiente de la coordinación de sus actividades diarias, entre reuniones, encuentros y entrega de obras.

Continúa el vuelo y no deja de observar los paisajes rurales y urbanos.

“No sé cómo vamos a hacer para que llegue agua potable aquí”, expresa y señala barrios nuevos de la ciudad.

“Así tenemos que cuidar las zonas agrícolas”, manifiesta mostrando un campo extenso y verde.

En medio del zumbido de los motores y la hélice del helicóptero eleva un poco la voz, y mientras analiza las áreas agrícolas expresa que se tiene que invertir en programas productivos como lo repitió al día siguiente en la reunión de gabinete ampliado con ministros y otras autoridades en Villa Tunari.

“Lo vamos a hacer”, afirma y recuerda que horas antes estuvo en Pocona, donde se inauguró la Planta Eólica, y probó las manzanas que ahí se producen, “dulces, jugosas” y mejores que las que se importan de países vecinos, según el Presidente.

Para el descenso del helicóptero ya está listo el otro equipo de seguridad esperando en la pista de la Base Aérea.

A la llegada, los comandantes militares saludan al Presidente y le dan los informes respectivos, “sin novedad”.

Se quita el poncho y se lo recomienda a su ayudante que sacude la mixtura que tenía el tejido, lo dobla y lo guarda en el vehículo.

En la sala VIP, Morales planifica el siguiente viaje que es para participar de la reunión de gabinete ampliado en Villa Tunari, en el trópico, al día siguiente. Coordina con los militares que comienzan a hacer llamadas para consultar sobre la nubosidad. El viaje será en más o menos una hora o la madrugada del 3 de enero.


Conflictos le cambian el rostro

No siempre hay buen humor o conversaciones que incluyan bromas. En momentos de conflicto el Mandatario tiene otro rostro. Mientras viaja, el celular sigue en sus manos, hace y recibe llamadas.

Es 4 de octubre de 2012, Morales va de Sicaya a la ciudad de Cochabamba, luego de inaugurar obras.

En la comunicación vía teléfono celular pregunta sobre la situación en el occidente del país. Está serio.

La mina Mallku Khota, con resguardo policial y militar, registraba jornadas con enfrentamientos entre comunarios y cooperativistas que hasta dejaron muertos, todo luego de que las concesiones pasaran a manos de la Comibol.

El suceso se da días antes a la conmemoración de los 30 años de la democracia en Bolivia (10 de octubre). Viajan junto al Presidente el gobernador Edmundo Novillo, el comandante de la Séptima División de entonces y un diputado.

La conversación es reducida, aprovecha algunos momentos para preguntar y recomendar y hacer seguimiento de las obras al Gobernador.

Pero, también accede a hablar sobre la democracia en una entrevista en pleno vuelo. Asegura que la democracia “está consolidada” en Bolivia y que solo intereses externos podrían convertirse en una amenaza.

El vuelo no es largo. En la Base Aérea está listo lo que se acostumbra, la recepción de los militares y los preparativos para los siguientes vuelos.

Está listo otro viaje a La Paz minutos después, una reunión en horas de la noche y otra en la madrugada.