Triste destino ser conocido en el futuro por robar el corazón de Bolivia, desmembrando de la nación el Tipnis, en favor de unos que más que proteger la hoja verde, tal vez lucran con su derivado blanco
Cavilé que si hay una dimensión agradable del atropello del Gobierno de Evo Morales y sus cocaleros al Territorio Indígena y Parque Nacional “Isiboro-Sécure” (Tipnis), es que parece haber despertado interés en la historia del que llaman oriente boliviano, siendo que también es norteño. Un amigo envió un intrigante artículo de Frank Jacobs en el New York Times: “How Bolivia Lost Its Hat” (3 de abril de 2017). Ramón Daza Rivero me envió “La República del Acre, el efímero país independiente en medio de la Amazonía fundado por un español en 1899” de Jorge Álvarez.
“Cómo Bolivia perdió su sombrero” alude al parecido con una cachucha que tenía el extenso territorio del norte amazónico si es encajado al actual mapa boliviano. Empezó en 1867, cuando Melgarejo cedió a Brasil 400.000 m2 de la heredad patria, dicen que con un generalato brasileño con medalla, penacho de plumas y un caballo de por medio para el dictador tarateño, que entonces era la forma de adulación interesada que tal vez tienen los doctorados honoris causa de hoy. Culminó en 1903 con la venta del territorio que hoy es el Estado brasileño de Acre, en “jeito” similar al mexicano Texas, primero república independiente y un ratito después anexado a EEUU.
En 1904 se había consolidado el despojo del Litoral a Chile, corolario del robo de 1879 en la llamada Guerra del Guano y el Salitre. También había empezado en los tiempos de Melgarejo, cuando adulado con otro generalato chileno y otro caballo, el albo Holofernes, dispuso la cesión de un grado geográfico a Chile y a medias trabajar en otro, abriendo la puerta al voraz vecino. Según la alegoría de Jacobs, la pata marítima desmembrada se completó perdiendo el sombrero amazónico con la Guerra de la Siringa. En 1932, con la imprevisión y soberbia sobre un conflicto avisado desde fines del siglo XIX, en la Guerra del Chaco se perdió la pata platense, no por equino sino por la “quinzasaraña” de la bravata de sacar a chicotazos a los “pilas” del Chaco.
Dijo alguno que la diplomacia es la guerra por otros medios. Bolivia ha perdido en cancha las guerras —de la goma elástica, del guano y el salitre, del agua y el petróleo que yace en lo profundo de los tuscales del Chaco. La victoriosa Campaña de Ñancahuazú se ha perdido en mesa castrista del mandamás de turno; su blablá internacional es motivo de mofa y sus embajadores son premio para los incapaces del régimen. El país tuvo y tiene asuntos pendientes con sus vecinos, y otra vez tropezará con su habitual imprevisión, la soberbia y el deleite de ser adulado de sus gobernantes, y la corrupción e ineptitud de sus políticos y militares.
Hoy, aparte del tira y afloja sobre el mar, con Chile hay pendiente un abuso ya consumado: el desvío del río Lauca; está la cuestión del agua de los manantiales de Silala. Pero si mañana dieran una faja del norte ariqueño para acceso boliviano al mar, seguiría la traba ya que un gran puerto sería de nunca acabar, como el Misicuni de 10 años, o el tren urbano de Cochabamba asignado a firma española insolvente. ¿Se ha invertido algo en el puerto de Ilo?
No corre apuro chileno por lagos multicolores del sur potosino, o agua de manantiales de Silala, que quizá ellos exigirían en “trueque de territorios”. Al cabo, ya los tienen y no los soltarán. Ni siquiera recortan uñas a contrabandistas y a matuteras de fruta del valle de Azapa. ¿Estará Perú de acuerdo, más si los 10 Km de acceso al mar dieran derechos de pesca en la Corriente de Humboldt? 
Con Brasil es delicado depender del canal Tamengo. Hay carretera al Tipnis, pero nada a Puerto Busch, quizá porque “nada” por anegadizo. Una “pachamamada” opuso hidroeléctricas en el río Madera, cuando con esclusas podría Bolivia tener acceso al Atlántico. ¿No es Brasil el mayor mercado de la energía eléctrica de nuestra sobreproducción? ¿No interesa que el estaño aluvional de Rondonia se procese en Vinto viniendo por río en camino al Asia?
Con Paraguay, besos, abrazos y “empates” guerreros dicen los ilusos. Pero así como perdimos el Chaco a generalotes de fusta y botas, y Bahía Negra a andinocéntricos diplomáticos, por lo menos desarrollen el hierro de Mutún en vez de alimentar acerías paraguayas con cascote boliviano. Afiancen escalas en la Hidrovía Paraguay-Paraná, en navegación a Uruguay y el Atlántico.  
Se requiere de algo que Bolivia no ha tenido en su historia llorona de otear al Litoral perdido: mirar a su Norte. Ello va mucho más allá de que Beni compita con Santa Cruz. Significa preservar una envidiable biodiversidad no antagónica con su ganadería ni con sus reservas naturales y gentes diversas. Significa domar el odioso ciclo de sequía y agua al coto con técnicas de lomeríos fértiles y vías de agua que dejó la gran civilización de Enín. Significa desarrollar ríos navegables, a partir de ese Rin beniano que es la Hidrovía Ichilo-Mamoré, sin que ello esté reñido con vías transversales a guisa de costillas que progresen a la gente. Todo esto sin extirpar el corazón de Bolivia que es el Tipnis.
La pena es que ahora le tocó el turno en el poder a uno que quizá con sardonia parodian en la “Inciclopedia” Wikia, que se compara con Melgarejo al decir “es casi igual de bueno que yo”. Tal vez pesa más ser mandamás de cocaleros del Chapare que Presidente de los bolivianos. Triste destino ser conocido en el futuro por robar el corazón de Bolivia, desmembrando de la nación el Tipnis, en favor de unos que más que proteger la hoja verde, tal vez lucran con su derivado blanco.

El autor es antropólogo
win1943@gmail.com