Por supuesto que a escasas horas del 12, son pocos los temas que no giren alrededor de las elecciones más esquizofrénicas de la historia. Un nuevo ingrediente como es la segunda vuelta en el Brasil, viene a sazonar las especulaciones. La magra votación de Dilma Rousseff, la más cercana a Evo Morales -pese a las enfriadas relaciones-, ha sido un golpe bajo para la cúpula masista.
En esta era de acceso a información vía satélite -de otros porque el nuestro es catatónico- los bolivianos están mirando con atención la debacle de Venezuela, la tambaleante Argentina y esto, está rondando su subconsciente. Ojalá derive en un voto consciente y reflexivo.
La campaña electoral ha sido de ostentación babilónica para el oficialismo mientras las otras cuatro fuerzas, han hecho un admirable esfuerzo de mantenerse con vida pese a los embates mediáticos y las diferencias pecaminosas que ha hecho el Tribunal Electoral. La grosería de los gastos del binomio oficialista, tendrá como corolario el cierre de campaña del MAS en Santa Cruz, con un conjunto mexicano de renombre, que estremece -en asociación de ideas- por la música que ha hecho tan famosos los narcocorridos.
Los festines repartidos por igual entre empresarios y la COB, ha renovado el célebre cruce del "río de sangre" que ha borrado los discursos de ambos extremos sobre la superación de temores por la pérdida de libertades y autonomía. Para redimirse sonrientes, le otorgan a Evo Morales dotes de estadista que no fue, no es, ni será.
Todo se ha desdibujado por la impresión de que la actual administración, es autora de un modelo de desarrollo de crecimiento y bonanza, pero que son atribuibles a los vientos de cola que impulsan los precios chinos para las materias primas, ahora bajando. No hay que perder de vista que el narcotráfico, boyante en Bolivia más que nunca antes, es un negocio en el mundo de seis mil billones de dólares anuales. El mejor modelo, es este que favorece a los amigos del poder y la permanencia del MAS, garantiza la impunidad. Todas las amenazas de represalias a quienes no voten por consigna, no oculta el temor de que en muchos casos, la cárcel es un destino cercano. La permanencia en el control del Estado, se ha convertido en inocultable instinto de sobrevivencia.
Los superpoderes que el MAS ostenta, se traducen en innumerables decretos de necesidad y urgencia, que le ha permitido disponer por nueve años, no solo de ingentes cantidades de dinero, sino de absoluta falta de fiscalización. Bajo esa óptica, no es extraño que muchos de los empresarios -pragmáticos como son- se hayan puesto gafas con el color con que se le pintan rápidos negocios sin licitaciones y sin control.
La re-reelección de Morales-García más que como binomio es, en los hechos, también su re-reelección en todos los poderes e instituciones del Estado. Como experimentados ventrílocuos, son los que manipulan a venales personajes en la justicia, fiscalías, empresas del Estado, en los medios para y estatales, en la Asamblea y como se ve, hasta en la corrupta federación de fútbol. Con toda la experiencia adquirida en estos largos nueve años, la soltura y descaro de sus maniobras será proporcional al porcentaje que se les deje alcanzar.
Ya que la idea de Doria Medina de lograr una candidatura única de oposición no prosperó, convengamos que no es tan grave. Lo que los ha impulsado a lastimarse entre ellos, ha sido por lógica errada. El enemigo es el binomio oficialista y su obvio propósito de forzar una nueva reforma constitucional para perpetuarse en el poder en la eventualidad de lograr los 2/3 de la Asamblea. Si la solvencia y consistencia de Doria Medina colisiona con el estilo de Jorge Quiroga, no es malo que el votante tenga dónde elegir en ese espectro. Juan del Granado, está pagando el pecado de haber sido un aliado firme del MAS no hace mucho tiempo atrás y el rechazo que genera, es un indicador alentador para los otros candidatos de oposición. Vargas del Tipnis, hubiera sido contundente corriendo para Senador o Diputado uninominal por el Beni.
Pese a que los masistas creen que García Linera es el non plus ultra de la inteligencia y la intelectualidad, ha cansado a propios y extraños con la repetición casi textual de Sun Tzu y su Arte de la Guerra y una que otra finta maquiavélica. Encandiló a los incautos, pero sus maniobras e histriónicas poses de comandante de campo, ya han hartado a más gente de la que se animan a calcular. Olvida que somos pocos... y nos conocemos mucho.
Llega el día D en el que los bolivianos debemos asumir la culpa de haber sido meros espectadores de cómo se han degradado las costumbres civilizadas, de la demolición de nuestras instituciones, del centenar de muertos por represión y otros cientos por la rampante inseguridad. De una justicia envilecida y de haber empoderado en toda la línea, a siniestros personajes.
Este puede ser el último chance de vivir en democracia en los años por venir, evitar que todo explote por los aires y empezar a exigir rendición de cuentas del prolongado presterío.
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