José Gramunt de Moragas • S.J. - El jefe del MAS y presidente del Estado Plurinacional, Evo Morales, ordenó a sus conmilitones votar según la consigna dictada por él mismo y, consiguientemente les prohibió el voto cruzado, es decir, votar por el candidato A del partido X y, al mismo tiempo, votar por el candidato B, del partido Y. Es un retorno al simplicísimo voto staliniano: “sí o sí” a favor de lo que dicta el jefe. Don Evo tal vez olvidó que el voto es universal, libre y secreto. Nadie está facultado para restringir el derecho al voto a un determinado sector, ni a obligar ni a fisgonear el sufragio de ningún ciudadano. Y digo fisgonear porque ésta es una forma ilegal, ruin, abyecta de controlar el sufragio del ciudadano o del grupo de militantes de un determinado partido.
Esta mala práctica no es nueva. Se ha repetido en elecciones desde mucho tiempo atrás, lo cual no justifica su repetición. Si pues las condiciones indicadas más arriba no se cumplen, se acabó la opción personal, soberana, autónoma e independiente, exenta de cualquier imposición. Se acabó la democracia.
La orden del Sr. Presidente es un paso más hacia la abolición sistemática de las instituciones del Estado Democrático de Derecho. Más poder. Más soberbia. Menos equilibrio de las fuerzas políticas. En efecto, con el reciente nombramiento de los magistrados directamente por la personal e incuestionable voluntad de Don Evo, ya se anuló la independencia del Órgano Judicial. Los tres poderes tradicionales del Estado de Derecho, se concentran en una sola mano. Por si esto fuera poco, ahora toca borrar del mapa político el sistema electoral democrático, cuya esencia es el voto universal, libre y secreto del ciudadano. Entonces, dígame el amable lector, qué le queda a este Gobierno de demócrata. El hecho que comento no ayuda a garantizar una campaña electoral respetable y creíble. Más bien contribuye a desconfiar del Gobierno que la preside con tanta soberbia y malas artes pero con el derroche ilimitado de los recursos del Estado.
Pero al gobierno que, según las varias encuestas goza de pronósticos optimistas para las elecciones del 4 de abril, no le acompaña la buena suerte. Justo en plena campaña electoral, por cierto suficientemente enrarecida, se producen el asesinato de dos dirigentes campesinos en la población de Warnes, militantes del Movimiento de los Sin Techo (MST), afín al MAS. Uno de ellos, precandidato de disidentes del partido de Gobierno, para alcalde. Los primeros informes policiales no dan mucha información sobre los autores ni sobre las causas del crimen. Sólo hablan de sicarios, lo cual no está fuera de lo verosímil, dada la multiplicación de las bandas delictivas en Santa Cruz, entre las cuales no es difícil reclutar “profesionales” del crimen a los que se encarguen de la “faena”. Teniendo en cuenta la crispación de los ánimos que va creciendo a medida en que se acerca la fecha de las elecciones, hechos lamentables como el citado, podría ser utilizado para ahondar los odios y las revanchas. Ojalá que me equivoque.
No hay comentarios:
Publicar un comentario