Parece que, finalmente, la diplomacia del nuevo Estado Plurinacional va a entrar en razón una vez que ya se vislumbra una normalización de las relaciones con Estados Unidos, luego de un largo tiempo de postergaciones producto de caprichosas e incomprensibles actitudes del gobierno del MAS. Fue tal en ensañamiento contra la Unión, que S.E. llegó a expulsar al embajador norteamericano Philip Goldberg, acusándolo de conspirar con la oposición para derrocarlo, afirmando, además, que tenía pruebas al respecto. En vista de que Goldberg no había conspirado con nadie ni contra nadie, las pruebas no aparecieron jamás, como ocurre siempre que S.E. promete pruebas para justificar muchas de sus incontinencias verbales..
La iracundia contra el embajador Goldberg, contra USAID, la DEA y todo lo que oliera a “imperialismo”, le costó al país una buena millonada de dólares. Todas estas piruetas diplomáticas siempre resultan caras, nada más que para unas horas o pocos días de placer y de gloria por haber ofendido al poderoso y haberse hecho aplaudir por los pobretones. Bolivia perdió el ATPDEA fundiendo a muchas industrias textiles, perdió una buena parte de la cooperación estadounidense, pero S.E. se ganó abrazos y aplausos de sus socios del ALBA, de quienes posiblemente no conseguirá ni siquiera un respaldo unánime en la próxima reunión de la OEA en Cochabamba.
Está visto que el águila norteamericana parte en dos de un picotazo a cualquier insecto que lo fastidie. Y si no quiere hacer daño al osado bicho, basta con batir sus poderosas alas para enviarlo lejos. El ALBA quiere incomodar al águila gringa, pero esa actitud tendrá corta vida, la de los mandatarios que ahora componen el organismo. Ahora están todos en aquello del socialismo del Siglo XXI pero mañana serán otros los que presidan dichas naciones y la Alianza Boliviariana pasará a la historia como una pérdida de tiempo y de dinero.
Cuba ha sido la nación que con mayor decisión se ha enfrentado a EEUU y hay que ver lo mal que le fue. Lo que pasa es que Fidel se eternizó en el poder y subyugó a su pueblo, adormeciéndolo o aterrorizándolo, para no contaminarse con el capitalismo. A la hora de la verdad, Cuba, país culto, creativo, valiente, privilegiado en Latinoamérica, ha tenido que reconocer que su enemistad con EEUU le hizo mal; que el águila la encerró en un mar poblado de tiburones y que, en vez de ser cabeza de la América hispana y del Caribe, quedó postergada, desfasada, destinada a vivir de la cooperación soviética primero y luego de la generosidad de Chávez que tira el petróleo venezolano como su fuera su propio orín.
Está bien, por tanto, que el Estado Plurinacional se deje de buscar “pelos en la leche” con los EEUU y que recupere su pequeño mercado manufacturero y textil, amplíe su comercio en lo posible, y, sobre todo, que demuestre fehacientemente que está dispuesto a luchar contra el narcotráfico. Que venga nomás otro embajador gringo, que entremos dentro de los planes de cooperación que ofrece Washington a las naciones pobres, y que nos dejemos de majaderías antiimperialistas que son totalmente inconducentes.
Lo de la lucha contra el narcotráfico es vital y así lo debe entender S.E. y, con coraje, hacérselo saber a los cocaleros. No se debe aumentar las áreas de cultivo de coca y los catos tienen que moderarse. Pretender pasar de 12 mil a 20 mil hectáreas de coca legal en Bolivia no se justifica porque sabemos que su destino no será la boca de nadie sino sus fosas nasales. Ir a Viena para que se legalice el acullico es de una intrepidez boba, suicida. Si los diplomáticos masistas ya se están dando cuenta de que Bolivia no es una potencia mundial, que le sugieran a S.E. que no vaya a meterse en las fauces del lobo. Hay que recordarle que Viena no es Shinahota y que la Jife sabe muy bien de qué trata el asunto.
Bien que nuestra nación empiece a lamerse sus heridas y que trate de recomponer su errática diplomacia, porque si se quiere ver otro ejemplo de tozudez y bravuconería, hoy está a la vista Corea del Norte. Después de décadas de prepotencia y hostilidad hacia los EEUU y sus vecinos, nada menos que de amenazas nucleares, a dos meses de la muerte de su líder el dictador Kim Jong-il, su hijo y sucesor ha entrado en cintura. Corea del Norte ha aceptado suspender sus ensayos atómicos, no a cambio de mercados, ni de tecnología, ni de inversiones, sino a cambio de comida. 240 mil toneladas de alimentos ofrecidos por la Unión han sido suficientes para calmar los ímpetus belicosos de una camarilla gobernante que, tras años de comunismo, era miope a una realidad lacerante: su pueblo tiene hambre.
“Dejen de amenazar con fabricar armas atómicas y nos vamos a entender”, ha sido el mensaje de los norteamericanos a Corea del Norte. “Mastiquen la coca que quieran pero dejen de producir cocaína”, es el claro mensaje de EEUU a Bolivia.