Los indígenas tienen toda la razón de querer construir espacios territoriales a su medida, pero quienes los están aleccionando y manipulando, no les pueden hacer creer que todo el mundo se hará o se adaptará a sus visiones y que además lo tendrán en sus manos sin que otros que no son indígenas puedan gozar también de vivir como ciudadanos destinatarios de los mismos derechos y deberes. Ahí está el gato encerrado, ahí está la manipulación que pretende dejar de manos atadas a todo aquel que no es indígena u originario como se le llama ahora en el léxico de la nueva categoría con la que se está embalando esta nueva lucha de oponentes, de contrarios que no deberían ser tales sino ciudadanos todos de un mundo que no tiene porque allanar las diferencias bajo ningún término que resulte alienante de la otredad, de lo distinto, sino más bien elevarse como la fuente de un verdadero pluralismo ya sea étnico, cultural o de idearios.
Lo que se presenta bajo el lema de la reconstrucción del viejo mundo o nuevo mundo, puesto que no sabemos ya en que término se propone la actual confrontación entre indígenas y mestizos, es un problema que tiene más bien raíces ideológicas y que plantea volver al viejo esquema de la bipolaridad, de un mundo ideológicamente dividido entre rojos y verdes, entre occidente y medio oriente, mientras vemos como el continente sudamericano está sufriendo un acercamiento que no es fortuito sino absolutamente planificado con el Medio Oriente y que por supuesto esto se constituye en una prueba de que el tema de fondo no es una reivindicación racial, no es ni siquiera una reivindicación histórica, y que lo que se quiere acaparar no será para los indígenas que están siendo acicateados para que se muevan por reivindicaciones y demandas, algunas por supuesto muy justas, pero que en el presente esquema desgraciadamente son parte de una estrategia de poder que tiene en la mira la posesión de los recursos naturales, las riquezas de los países, con arreglos hechos debajo de las mesas de negociaciones internacionales y el esquema de poder que se está buscando rearmar a nombre del comunismo internacional, porque este es el sistema que permite manejar sin frenos ni contrapesos el poder total.
Pero para esto, necesitan hacerles creer a los indígenas que son ellos los que van a ser favorecidos con el nuevo esquema, que ellos serán empoderados, situación que no es probable puesto que todos los gabinetes de quienes realizan estas propuestas están conformados por la más rancia burocracia de los poderes que se fueron y los más avezados defensores del poder por el poder y apenas esporádicamente mimetizados o más bien matizados por una que otra pollera o una muestra de abarcas, chulo y poncho.
Es fácil ver la predisposición que existe en las movilizaciones que se están organizando desde los círculos de poderes establecidos en Estados del continente Sudamericano y sus ramificaciones externas. La cumbre que se realizó recientemente reza en un manifiesto: “Reunidos en la Paqarina Mayor de Lago Mama Qota Titikaka, 6500 delegados de las organizaciones representativas de los pueblos indígenas originarios de 22 países del Abya Yala y pueblos hermanos… resolvemos lo siguiente: Proclamar que asistimos a una profunda crisis de la civilización occidental capitalista donde se superponen las crisis ambiental, energética, cultural, de exclusión social, hambrunas, como expresión del fracaso del eurocentrismo y de la modernidad colonialista nacida desde el etnocidio, y que ahora lleva a la humanidad entera al sacrificio”.
Por lo que podemos entender de esto no se trata de una reivindicación para tener derecho a vivir y recrear la cultura de cada pueblo, sino como sigue diciendo el documento para: “Ofrecer una alternativa de vida frente a la civilización de la muerte, recogiendo nuestras raíces para proyectarnos al futuro, con nuestros principios y prácticas de equilibrio entre los hombres, mujeres, Madre Tierra, espiritualidades, culturas y pueblos, que denominamos Buen Vivir / Vivir Bien. Una diversidad de miles de civilizaciones con más de 40 mil años de historia que fueron invadidas y colonizadas por quienes, apenas cinco siglos después, nos están llevando al suicidio planetario”.
Y esto nos deja claro que se trata de suplantar una forma de vida, una concepción de la vida, de la historia de la sociedad por otra distinta. Nadie niega a los pueblos su derecho a defender sus idearios y su cultura, pero de ahí a pensar que estas formas son las únicas dignas de ser reconocidas e implementadas, ya no nos sitúan frente a un derecho, ante una reivindicación, sino ante el espectro de una imposición, de una invasión, de una forma de eliminación del otro considerado ahora inservible, con una cultura fracasada, con una visión que debe ser abolida, borrada de la faz de la tierra y por ende desechada.
¿Qué hay de reivindicación en esta manera de justificar una imposición y eliminación de la otredad?, por supuesto que no hay nada, como tampoco hay rastros de que esto pueda ser llamado revolucionario puesto que exige que los otros distintos no existan.
Esto no tiene otro nombre que no sea el de segregación racial así se presente a nombre de la reconstitución de territorios invadidos, de sistemas que erigirán por lo tanto nuevas invisibilizaciones, marginamientos y por ende injusticias.
Es cierto que se ha hecho del mundo un espacio de explotación de recursos y de seres humanos, pero nada nos garantiza que con la llamada reconstitución de los territorios ancestrales esto no seguirá ocurriendo, pues son más que sugestivas las garras de los poderes que están detrás de todas estas supuestas reivindicaciones a nombre de la identidad, espiritualidad, historia y futuro. Resulta incluso sorprendente que en medio de toda la letanía de ataques al mundo occidental se exija la “despenalización de la hoja de coca”, materia prima de una industria de estupefacientes que no va a volver ni por asomo a la época de consumo del incario, que cada día es más cultivada por su alto valor de comercialización, y que hace que los gobiernos que están detrás de toda esta maraña estén desesperados por tener la exclusividad del manejo de estas factorías a proporciones y escalas industriales.
En este simple ejemplo se nota la mano del poder, la mano de la ambición de acumulación de dinero fácilmente adquirido así este sea a costa de la vida de la gente, haciendo la figura viable a nombre de una ensalada de reivindicaciones como la Minga,
la Madre Naturaleza, el buen vivir, la Mama Quta, pasando por un ideario político en el que se condena el neoliberalismo, los TCL, los asilos políticos (por Dios esto es el colmo), respaldando el cese del bloqueo a Cuba, (sin reparar que si se rechaza todo lo que había, porqué no tendría que desaparecer también Cuba como régimen que está fuera de la Mama Quta), también respaldan la salida de Israel de territorios palestinos, los derechos colectivos de los pueblos Masai, Mohawk, Shoshoni, Sma, Kurdo, Catalán, Vasco, entre otros, y todo a nombre del Qollasuyu / Bolivia.
Por último se propone constituir la Coordinadora de Pueblos y Nacionalidades Indígenas del Abya Yala, “que vigilen a la Organización de Estados Americanos y la Organización de Naciones Unidas, para superar su subordinación al poder imperial y que de no hacerlo se procedería a construir la Organización de Naciones Unidas del Abya Yala y del Mundo”.
¡ La tierra no nos pertenece, nosotros pertenecemos a ella !
¡ El cóndor y el águila vuelan juntos otra vez ¡ dice el manifiesto proveniente de Mama Quta Titikaka, a 31 dias de mayo de 2009.Glosa a un manifiesto originario. Centa Reck)
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