Escribimos ayer en un diario cruceño, algunas reflexiones sobre la naturaleza psicológica de quienes nos gobiernan, que está perfectamente plasmada en una serie de actitudes que vemos producirse, desde hace ocho años, con una reiteración que preocupa y que provoca desconcierto. Finalmente, estamos refiriéndonos a quienes tienen en sus manos la conducción del país, lo que no es poca cosa. De los grandes proyectos espaciales y atómicos, de grandilocuentes anuncios de construcciones faraónicas, se pasa de golpe a la minucia, a las mentiritas, a la chicana pura y simple.
Se ha mentido abiertamente a la población respecto de la re-reelección presidencial. Ha sido un embuste grosero sin siquiera arrugar el ceño. Resulta que nadie del Palacio ni del Parlamento oyó que S.E. dijera el 2008 que sólo gobernaría durante dos gestiones. Peor es todavía que aquello que resultó plasmado en la Constitución masista fuera interpretada por los personajes gubernamentales de manera distinta a lo que había entendido toda la nación. La vergüenza estuvo en que el Tribunal Constitucional doblara la cerviz ante el poder supremo ratificando lo que todo el mundo sabe: que la justicia está subordinada al Ejecutivo. Y para que todo quedara “atado y bien atado”, han obligado a pobre señor Insulza, Secretario General de la OEA, a que venga a decir, sin sangre en la cara, que la re-reelección es correcta, que así lo entiende él. Si el señor Insulza tiene que cobrar un sueldo como burócrata internacional no le queda más que dar gusto a los presidentes, a los madamases, no a los opositores.
Lo otro donde el Gobierno ha mostrado una habilidad embaucadora admirable, aunque sea de baja estofa, ha sido con el bullado tema del Estudio de la Unión Europea (UE) sobre la coca. Esta es una pieza acabada de malabares otrora desconocidos en Bolivia pero que en el Estado Plurinacional se está convirtiendo en pan cotidiano. Es indudable que la nueva clase política tiene una mentalidad que no sabíamos que hubiera por estas latitudes. Tal vez lo mejor del acceso del MAS al poder haya sido descubrir qué existe dentro del cacumen de esta gente. Es algo que se debe estudiar y tomar en cuenta para resguardarnos de que no se repita en el futuro.
Decíamos ayer en ese importante periódico cruceño, que todo es un misterio en Bolivia. Todo está oculto, es secreto, arcano. Pero, además, se ha impuesto el arte del disimulo que es tan cercano a lo oculto. Disfrazar y fingir, enmarañar las cosas es una de las aptitudes naturales que tienen los actuales gobernantes. Lo hacen con maestría. Simulan no entender lo que se les pregunta o responden de forma tan enredada que nada se les comprende. Contestan como si fuera una traducción literal del chino al castellano y por supuesto todo resulta absurdo. No hay que insistir en la misma pregunta porque se corre el riesgo de que se enfurezcan o se ofendan. Lo hemos visto en el propio Palacio de Gobierno. Piensan que el blanquiñoso está tratando de humillarlos, de segregarlos, que es un racista provocador.
El dichoso Estudio sobre la demanda de la coca en Bolivia pagado por el Unión Europea (UE) es algo novelesco. Tres años ha estado escondido en un cajón (o caja fuerte) ante unos personajes con cara de palo que negaban hacerlo público. Los mismos europeos empezaron a exigir que el documento apareciera porque para algo se había gastado tiempo y dinero. Sin embargo, el Gobierno se guardó los secretos que contenía el trabajo y comenzó el disimulo y la jugarreta. Mes a mes se fue postergando la entrega de los resultados, tal como sucedió con el censo.
¿Cuánta coca se debe plantar en Bolivia? ¿Cuántos bolivianos consumen la hoja? ¿Cuánta coca se va al mercado ilegal, es decir al narcotráfico? ¿Son suficientes las 12 mil hectáreas como dice la ley 1008? ¿Son suficientes 20 mil o 30 mil? ¿Qué dice el Estudio por último? Ahí empieza a funcionar el leguaje doble, triple, cuádruple. Empiezan a hablar los maestros del embuste y del enredo. En primer lugar, dicen que el Estudio no es “vinculante”, que no es de aplicación obligatoria por el Estado. Luego que se trata sólo de una “referencia”, casi una vaguedad. Que es “un trabajo técnico” que se podrá mejorar o dejarlo así. Dicen que podría servir “de base” si se redacta una nueva ley de la coca. Y finalmente afirman que el Estudio es “incompleto” y que se debe concluir para “socializarlo”. ¿En qué queda entonces el referido trabajo?
La UE está en la obligación de decirnos cuál es el resultado de su Estudio. Tiene que avisar si no ha sido “maquillado” como fue la Constitución. Si es suficiente la coca cultivada o si hay que cultivar más como desean los cocaleros. Esta es una cuestión moral que no se puede pasar por alto. Están obligados a descifrar al pueblo lo que nuestros palaciegos enredan. Sin eso, el apoyo de la UE habrá sido inútil y el Gobierno les habrá tomado el pelo.
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