Ultimátum a Venezuela
Estados Unidos acaba de lanzar una advertencia a Venezuela, de un tenor y una gravedad que no se escuchaba desde 1989, cuando se produjo la invasión de Panamá y el derrocamiento del dictador panameño Manuel Antonio Noriega. La amenaza surge precisamente porque en América Latina surgen pulsiones dictatoriales que se creían desterradas desde los años 80.
El presidente norteamericano Donald Trump le ha pedido a su colega venezolano, Nicolás Maduro, que se abstenga de instalar una Asamblea Constituyente el próximo 30 de julio, de lo contrario aplicará “rápidas y fuertes sanciones económicas a su país”.
"Estados Unidos no se quedará quieto mientras Venezuela se desmorona. Si el régimen de Maduro impone su Asamblea Constituyente el 30 de julio, Estados Unidos tomará fuertes y rápidas acciones económicas", dijo Trump en un comunicado sin dar detalles acerca de qué implicarían esas medidas. El jefe de la Casa Blanca ha calificado al presidente caribeño como un mal líder porque sueña con convertirse en un dictador, hecho que no va a permitir.
Este duro pronunciamiento llegó un día después del contundente plebiscito simbólico convocado por la oposición en el que cerca de siete millones de venezolanos se pronunciaron en contra de la Constituyente que busca convertir a Venezuela en una autocracia, dándole poderes extraordinarios al presidente. Trump ha dicho que esta ha sido una acción valiente del pueblo que no puede ser ignorada y ha reiterado su llamado a elecciones libres y justas.
Más allá de que si es Trump, Estados Unidos, el imperialismo o cualquiera que haga la advertencia, el Chavismo y todos los populistas que todavía gobiernan en el continente, deben entender que la palanca de la denominada “democracia plebiscitaria” se ha agotado definitivamente y la única alternativa para continuar en el poder es imponer dictaduras de hecho como la que funciona en Nicaragua, como la que pretende instaurar Maduro y como la que se está buscando en Bolivia, trastocando completamente el orden constitucional e ignorando la voluntad popular expresada en el referéndum del 21 de febrero de 2016.
La otra conclusión que se desprende de los últimos acontecimientos es que un proceso dictatorial de base militar como la que está tratando de consolidar Maduro en Venezuela es una involución inaceptable para el continente luego de haber transcurrido más de treinta años de recuperada la democracia, un camino largo y doloroso que no debe ser interrumpido.
Por último, Estados Unidos reacciona no solo por la defensa de la democracia o del pueblo venezolano, algo que puede ser muy discutible. De prosperar una dictadura en el continente, de la mano de cualquiera de los regímenes populistas de la región, necesariamente deberá contar con el respaldo de alguna potencia extranjera, llámese Irán, China o Rusia, que han estado revoloteando muy seguido por el continente en la última década. Aquello sería inaceptable para Washington, de ahí la dura reacción expresada por Donald Trump, que seguramente se replicará en otros círculos internacionales de occidente.
Más allá de que si es Trump, Estados Unidos, el imperialismo o cualquiera que haga la advertencia, el Chavismo y todos los populistas deben entender que la palanca de la denominada 'democracia plebiscitaria' se ha agotado definitivamente.
El presidente norteamericano Donald Trump le ha pedido a su colega venezolano, Nicolás Maduro, que se abstenga de instalar una Asamblea Constituyente el próximo 30 de julio, de lo contrario aplicará “rápidas y fuertes sanciones económicas a su país”.
"Estados Unidos no se quedará quieto mientras Venezuela se desmorona. Si el régimen de Maduro impone su Asamblea Constituyente el 30 de julio, Estados Unidos tomará fuertes y rápidas acciones económicas", dijo Trump en un comunicado sin dar detalles acerca de qué implicarían esas medidas. El jefe de la Casa Blanca ha calificado al presidente caribeño como un mal líder porque sueña con convertirse en un dictador, hecho que no va a permitir.
Este duro pronunciamiento llegó un día después del contundente plebiscito simbólico convocado por la oposición en el que cerca de siete millones de venezolanos se pronunciaron en contra de la Constituyente que busca convertir a Venezuela en una autocracia, dándole poderes extraordinarios al presidente. Trump ha dicho que esta ha sido una acción valiente del pueblo que no puede ser ignorada y ha reiterado su llamado a elecciones libres y justas.
Más allá de que si es Trump, Estados Unidos, el imperialismo o cualquiera que haga la advertencia, el Chavismo y todos los populistas que todavía gobiernan en el continente, deben entender que la palanca de la denominada “democracia plebiscitaria” se ha agotado definitivamente y la única alternativa para continuar en el poder es imponer dictaduras de hecho como la que funciona en Nicaragua, como la que pretende instaurar Maduro y como la que se está buscando en Bolivia, trastocando completamente el orden constitucional e ignorando la voluntad popular expresada en el referéndum del 21 de febrero de 2016.
La otra conclusión que se desprende de los últimos acontecimientos es que un proceso dictatorial de base militar como la que está tratando de consolidar Maduro en Venezuela es una involución inaceptable para el continente luego de haber transcurrido más de treinta años de recuperada la democracia, un camino largo y doloroso que no debe ser interrumpido.
Por último, Estados Unidos reacciona no solo por la defensa de la democracia o del pueblo venezolano, algo que puede ser muy discutible. De prosperar una dictadura en el continente, de la mano de cualquiera de los regímenes populistas de la región, necesariamente deberá contar con el respaldo de alguna potencia extranjera, llámese Irán, China o Rusia, que han estado revoloteando muy seguido por el continente en la última década. Aquello sería inaceptable para Washington, de ahí la dura reacción expresada por Donald Trump, que seguramente se replicará en otros círculos internacionales de occidente.
Más allá de que si es Trump, Estados Unidos, el imperialismo o cualquiera que haga la advertencia, el Chavismo y todos los populistas deben entender que la palanca de la denominada 'democracia plebiscitaria' se ha agotado definitivamente.
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