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miércoles, 21 de abril de 2010

cuánta razón le asiste al articulista cuando afirma que los socialistas del S.XXI pretenden desconocer la historia. la caída del muro y toda realidad

Socialismo y medio ambiente

Editorial de El Día

Cuando se escucha hablar a los exponentes del denominado Socialismo del Siglo XXI, se percibe una gran confusión. Ellos creen que el Muro de Berlín cayó hacia este lado y no hacia el otro, es decir hacia el lado de los regímenes que terminaron aplastados, entre otras cosas, por su propia ineficacia para resolver los problemas básicos de la sociedad. Y cuando estos socialistas hablan de ecología, también creen que Chernobyl, el mayor desastre ambiental de la historia, ocurrió en este lado del mundo.
El presidente Morales debería ser el primero en entender bien este detalle, así no se esfuerza tanto en abrirle las puertas al Gobierno ruso, porque después de la caída del Muro, Rusia se volvió capitalista… y de los salvajes, aunque en algunos aspectos sigue siendo tan comunista como antes, como en el irrespeto a las normas ambientales que han avanzado tanto en el mundo occidental. China es otro caso parecido, producen como capitalistas, pero contaminan como siempre, porque la ausencia de democracia impide a la sociedad buscar cómo protegerse de las estrategias políticas y económicas que diseña el régimen.
En Cuba es fácil hablar de ecología porque cada vez se produce menos, los campos de cultivo se llenan de maleza y la gente languidece esperando que sus familiares les manden remesas desde Miami o el Gobierno reparta los alimentos que consigue importados desde Estados Unidos y otros países capitalistas.
No hay duda que en Cochabamba se han dado cita muchas personalidades con buenas intenciones, idealistas, científicos, filósofos y portadores de muchas verdades, pero lamentablemente casi todos incapaces de ver el problema del medio ambiente y la ecología liberados del condicionante ideológico que los hace ver sólo una parte muy reducida de los desafíos que enfrenta el Planeta Tierra.
Eso ha convertido a esta reunión en un inmenso mitin político, un gigantesco monólogo lleno de consignas y arengas cargadas de simbolismos, pero carentes de la dimensión realista y mucho más de un espíritu autocrítico, que se materializó en el bloqueo a una mesa de diálogo en la que dirigentes campesinos e indígenas pretendían discutir problemas reales que se están dando en la Bolivia socialista de Evo Morales.
Decir que el socialismo es más respetuoso del medio ambiente que el capitalismo es desconocer la historia no sólo de los regímenes que se derrumbaron con el Muro de Berlín, sino ignorar lo que está sucediendo en aquellos países –entre ellos Bolivia-, en los que se pretenden, a los tumbos y sin mucha consistencia ideológica, imponer ideas trasnochadas y esquemas de producción que no tienen nada de innovadores en cuanto al respeto a la Pachamama. ¿Acaso ha podido en 11 años Hugo Chávez liberarse en Venezuela del modelo extractivista o por lo menos avanzar hacia procedimientos más amigables con el medio ambiente? Que diga YPFB si ha superado o por lo menos mantenido las rigurosas normas con las que trabajaban las petroleras transnacionales en el país, desde que Estado pasó a comandar la industria. ¿Qué pasa en las minas? ¿En el Chapare con la coca? ¿En el oriente con la destrucción de bosques? Que hablen de esto los socialistas.

Se habla del socialismo como la panacea del respeto al medio ambiente. En la utopía todo es posible, pero hay que ver la realidad.

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