UN ATROPELLO INFAME
Walter H.
Zuleta R.
El vergonzoso proceso promovido en el
Departamento del Beni por el totalitarismo gubernamental de Evo Morales Ayma,
que determinó la destitución del Gobernador Ernesto Suárez, uno de los últimos
paladines de oposición al Gobierno Nacional y la designación de su reemplazante
Haisen Ribera, supuesto miembro del
M.N.R. con ayuda de representantes del M.A.S., ha provocado en todos los
sectores de la población activo rechazo y justa protesta, a los que me sumo,
porque junto a la gente de bien repruebo el empleo de métodos escabrosos en los
actos de gobierno, lo mismo que la inclusión del Poder Judicial y Ministerio
Público como sicarios del régimen imperante, pues considero que es vandalismo
alterar todo orden institucional y cobardía avasallar al opositor con recursos
del poder político.
Pienso por tanto que la protesta, hasta ahora
improvisada, no debería concluir de modo desaprensivo y superficial, con el
recurso simple de endilgar –como se viene haciendo- calificativos denigrantes
sólo a los actores del pacto antidemocrático, miembros del M.A.S. y
movimientistas de último momento de afiliación dudosa, sino reforzarse con la
participación razonada y planificada de todos los sectores.
Los sucesos en el Beni, lo mismo que los
similares en otros Departamentos de Bolivia deben ser objeto de serio análisis
respecto a sus motivaciones, protagonistas, antecedentes y consecuencias, porque no constituyen fenómenos recientes y
aislados ya que sus orígenes tienen vinculación con un período pasado
caracterizado por la aparición de numerosas agrupaciones humanas impropiamente
denominadas PARTIDOS POLITICOS, que se crearon para practicar politiqueo y
satisfacer aspiraciones o intereses económicos de algunas personas o grupos y
que se dio con fuerza en las tres últimas tres décadas del pasado siglo,
llegando a constituir entre otras causas, la determinante para el descrédito en
que se sumieron los Partidos Políticos ante la opinión pública, desprestigio
que el gobierno de Evo Morales Ayma supo capitalizar para implantar su
peregrino sistema unipartidario basado en la anulación caprichosa y abusiva de
cualquier intento de oposición, y en la elevación de un grupo de presión al
gobierno supremo, encubiertamente previsto en los Arts. 209 y 210 de la C.P.E.
masista del 2009
La inexistencia de una oposición
institucionalizada posiblemente proviene de la ineptitud del país para adoptar
seriamente uno de los cuatro “ sistemas de Partidos “ que se aplica en el
mundo, o
tal vez de la insuficiencia de la Ley de Partidos Políticos aprobada
tardíamente en la década de los 90. O acaso en la consolidación de una autodenominada “clase política” ajena a la teoría y praxis que en tal condición debió aplicar de consuno con la aspiración nacional en vez de
apoyar requerimientos personales de
índole económica o pretensiones individuales concernientes al poder . Es probable también que la condición de mayor
–sino único- generador de empleo que tiene el Estado sea otra causa que deba
tomarse en cuenta.
El oprobioso acto cometido contra el Gobernador
del Beni en el que se implica a movimientistas que no lo son en esencia,
seguramente no se habría llegado a producir de haber estado en escena hombres y
mujeres que hicieron del M.N.R. escuela de civismo y que en el pasado quemaron
pestañas y ofrendaron sus vidas para crear una teoría política nacional y hacer
de Bolivia una nación mejor con una democracia verdadera apoyada en el Voto
Universal. Ellos, aun aislados y sin instrucciones de su dirección nacional, habrían evitado cualquier pacto
circunstancial, por tener la suficiente formación política y la intuición
orientada a discernir entre quienes sirven o perjudican a Bolivia.
Por hoy resta transformar el reclamo justo en
acción colectiva, racional y ordenada que castigue el atropello
totalitario, como prueba de solidaridad
con el Gobernador Beniano ultrajado por la arbitrariedad iletrada.
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