Del “homo videns” al “homo cretinus”
Susana Seleme Antelo
“La política caliente, intensa, combativa, apasionada, ideológica, excluye la política tranquila, la política que pacifica los conflictos y somete la fuerza al derecho.” Giovanni Sartori. Elementos de teoría política.
Esa política pendenciera de palabra y obras, de confrontación y combate permanentes, represiva y violenta, como la que practica el régimen de Evo Morales en Bolivia, Nicolás Maduro en Venezuela y otros cercanos o más lejanos, poco tiene que ver con el homo sapiens como ser racional.
En criterio del italiano Giovanni Sartori, fallecido el pasado 4 de abril 2017, tampoco con el zoom politikón con el que Aristóteles definió la concepción griega de la vida, que hacía de la polis la unidad constitutiva y la dimensión completa de su existencia. Sartori fue un intelectual que estudió y teorizó sobre la democracia, la sociedad abierta, el equilibrio de los poderes del Estado, la institucionalidad política, la opinión pública, la comunicación y la información.
Su obra, de imprescindible lectura sobre la democracia, fue desechada por el Vicepresidente boliviano, pues “sus textos no aportan a la comprensión de lo que pasa en Latinoamérica”. (Brigada cultural Ciudad de México. Octubre 2015). En palabras del propio Sartori, me asiste el derecho a pensar al ‘Vice’ como una “Lumpenintelligencia”, sobreexpuesta a los medios, que ha encontrado en la revolución mediática el terreno para que se desarrolle un “pensamiento insípido, en un clima de confusión mental y crecientes ejércitos de nulos mentales,” con justicia secuestrada por el poder abusivo, autoritario y populista. En opinión de Sartori, ello ha sucedido merced a la administración de los medios de comunicación “por la subcultura, como un instrumento de autopromoción que comunican obsesivamente y sin descanso qué tenemos que comunicar”, como Televisión Boliviana y otros canales.
Con su libro Homo Videns. La sociedad teledirigida (1998. Taurus, Buenos Aires), Sartori reflexiona sobre el poder de la televisión en las sociedades modernas, y sobre los peligros de su exposición exhaustiva. La radio, los libros, los periódicos y el teléfono eliminaron distancias antes que la televisla de visa culturaly el pensaminro abstracro, pero no menoscabaron la comunicación lingüística del homo sapiens y sus elementos simbólicos: lengua, arte, cultura, mito y religión. Sin embargo, la supremacía de la imagen de lo visible sobre la inteligencia y el pensamiento abstracto, empobrece su aparato cognitivo y lo convierte en un animal solo vidente. En Homo videns, Sartori afirma que el hombre que solo entiende aquello que ve, es incapaz de manejar conceptos abstractos, y ha evolucionado hasta convertirse en “homo cretinus”.
En una entrevista (La Nación, Buenos Aires, junio 2016) señaló que hubiera preferido titular su libro “Del homo videns al homo cretinus.” Así, para Sartori, la capacidad de abstracción de una idea se “interrumpe”, por lo visual, pues “produce imágenes que anula los conceptos y atrofia toda nuestra capacidad de entender”, pues la televisión entretiene, divierte y relaja. Es decir, cultiva el ‘homo ludens’, el lúdico. De él surge el homo videns “que sólo entiende lo que ve con sus ojos; si algo no se puede ver, para él no existe. El homo videns es un hombre que ve encuentros deportivos, que ve pornografía, que ve los mensajitos que le mandan... así, todo el pensamiento liberal-democrático no es visible con los ojos, pues se trata de una construcción abstracta.”
De ahí, la superficialidad de casi todos los programas de televisión, incluidos los de información de noticias, el condicionamiento de los procesos electorales, la elección de candidatos, las batallas electorales, los sondeos y encuestas, y “la forma de ayudar a vencer al vencedor”. En suma, la formación de la opinión pública. Así aparecen los discursos vacíos, la vídeo-política, la tele-democracia, el vídeo-poder y los populismos que obstaculizan “a la buena política”.
Este análisis condujo a Sartori a sentenciar que la televisión “se exhibe como portavoz de la opinión pública, que en realidad es el ‘eco de regreso de la propia voz… se puede estar informadísimo de muchas cuestiones, y a pesar de ello no comprenderlas.” Se trata, escribió, de procesos que conllevan tanto a la subinformación, que empobrece la notica o la reduce en exceso, como a la desinformación que es la noticia falseada, distorsionada, que induce al engaño, pues ignora el principio de toda convivencia cívica: “oír a la otra parte”.
El exabrupto del Vice cuando dijo que ya no se debe leer a Sartori, se produce porque el intelectual italiano desnudó su lumpenintelligencia, como haber dicho que “el sol se esconderá y la luna se escapara” si no votamos por Morales. Y también porque el régimen no podrá explicar los Bs. 300 MM –más de $us 40 millones- que gastaron desde 2011 solo en transmisiones de partidos de futbol y entrega de obras de Evo Morales, en escandaloso culto a su persona. (Página Siete, 4.IV.2017).
La buena noticia, que quizás sí supo Sartori, es que no toda la sociedad boliviana es cretina. Por eso no acepta ‘la mala política’ del régimen que ataca a la democracia, mantiene presos y exiliados políticos, conculca la libertada de prensa, y ha hecho de la corrupción su ‘modus operandi-vivendi’. Por eso Bolivia dijo NO en 2016, y sigue diciendo NO al impulso continuista de re-re-reelección inconstitucional de Morales en 2019.
No hay comentarios:
Publicar un comentario