En criterio de S.E. pareciera que las últimas elecciones norteamericanas que llevaron a la reelección constitucional del presidente Barack Obama para un nuevo período, no hubieran significado nada importante. Aunque el orbe entero haya estado pendiente de sus resultados. Seguramente que, si hubiera triunfado el republicano Romney, tampoco su reacción habría sido distinta; es decir que todo se hubiera quedado en algunas vaguedades – como la deuda de Obama con el voto de los latinos residentes en USA que nadie niega su importancia – y dos temas de fondo: el bloqueo a Cuba y la extradición de Sánchez de Lozada.
En la mayoría de las naciones latinoamericanas existe conciencia y convencimiento de que los gringos no deberían ajustarle más las clavijas al régimen castrista que ha dado, aunque sea, unas mínimas pruebas de apertura. Dicen algunos mandatarios que luego de medio siglo de aislamiento los norteamericanos podrían ceder y permitirles que comercien libremente con el mundo. Es probable que el propio Obama piense igual. Pero nuestra preocupación es otra: ¿por qué S.E. en su primera declaración, luego de conocido el triunfo de los demócratas, tiene que preocuparse de sus relaciones con Cuba en vez de interesarse por una mejor relación con Bolivia? Tal vez sus correligionarios masistas crean que S.E. ha hecho bien, que Cuba es lo más importante, pero lo que pasa es que Bolivia es más grande que el cerebro de los masistas, y, entonces, que el Jefe del Estado Plurinacional se preocupe del destino de Cuba antes que el de Bolivia, no cabe en la cabeza de dos tercios de los bolivianos, por lo menos.
Y la segunda preocupación de S.E. ya no tiene calificativo. Declara que ahora sí espera que Gonzalo Sánchez de Lozada sea extraditado a Bolivia para pagar por las víctimas de octubre del 2003. Eso sí que es ser terco. Va a transcurrir una década, en breve, que se empezaron a acopiar pruebas para extraditar a Sánchez de Lozada y a algunos de sus colaboradores. Y desde que el MAS asumió el poder, S.E. no deja de pedir a las autoridades políticas estadounidenses, que le entreguen al ex mandatario residente en Washington. Y desde hace siete años que los gringos le responden que en su país la justicia no se aplica desde el Poder Ejecutivo, sino desde el Judicial, que existe división de poderes como en toda democracia, y que el presidente norteamericano, sea Fulano o Perengano, no puede, graciosamente, entregar en bandeja, para un festín del populacho, la cabeza de Goni.
Nadie me puede decir – lo he repetido varias veces – que yo tenga simpatías por el MNR o que haya participado, ni de portero, en alguno de sus gobiernos. Menos que haya tenido intereses o que, como algunos que sabemos, le deba favores en metálico a Sánchez de Lozada. Todo lo contrario, fui un tenaz opositor a él desde la prensa por su actitud innoble con el general Banzer, y también su adversario, sin concesiones, desde el Ministerio de Informaciones. Eso para que no haya equívocos.
Lo incomprensible, porque aquí asoma alguna avería en el caletre de alguien, es pensar que la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, ratificada por el Congreso y no elegida por analfabetos callejeros, vaya a ceder ni a las exigencias de S.E. ni tampoco a los ruegos de Obama, si los hubiere, como la Corte no lo hizo con ninguno de sus antecesores ni lo hará con sus sucesores. Entonces, Excelencia, convénzase que pierde su tiempo pidiendo que le entreguen a Sánchez de Lozada para echarlo a la fosa de los leones en El Alto o en Achacachi. No sucederá, mientras la justicia norteamericana no esté convencida de que existirá el debido proceso y no un sainete vengativo.
S.E. debería interesarse en apoyar a su Canciller que teje todos los días su gran bordado para normalizar las relaciones con EEUU y cuando se anuncia el próximo canje de embajadores, el propio Jefe de Estado, obedeciendo no sabemos a quién, lo desbarata todo con declaraciones que ya corresponden a otras épocas. Si EEUU sigue comprando productos nacionales a niveles importantes, pese al fracaso con la ATPDEA; y si Bolivia transita por las calles de Wall Street con sus cotizados bonos, ¿no es mejor dejar de sembrar tanta coca y dedicarse a ganar dinero limpio para el país? ¿No puede S.E. poner freno al comercio de la coca chapareña que se convierte en cocaína e integrase en una relación comercial decente con el mundo? ¿No debería apartarse de sus malas amistades del ALBA que no le reportan nada bueno?
¡Caramba! ¡Pero si S.E. ya no es ningún novato! Ya lleva, por si no se acuerda, siete años gobernando. O para decirlo con mayor propiedad lleva siete años en el gobierno, que es bien distinto. Porque una cosa es gobernar y otra estar en el gobierno. Si en siete años sigue pensando en que Cuba, Goni y sus socios del ALBA son lo más importante en nuestras relaciones con EEUU, entonces, ¿para qué diablos quiere perdurar en el mando de la nación? Si en siete años no aprendió, en el campo internacional, más de lo que sabía en octubre del 2003, ¿qué vamos a hacer con él?CUBA
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