UNA JUSTICIA SIN VENDA
SIN BALANZA,
SÓLO CON LA ESPADA?
Gastón Cornejo invocando al teólogo Leonardo Boff
compone un texto imperdible sobre José María Bakovic
Leonardo Boff - Teólogo y Filósofo universal
- no conoció al boliviano José María Bakovic, como él varón superior y cristiano
comprometido de alma impoluta. Si hubiera tenido alguna información del Vía
Crucis sufrido durante los ocho años últimos impelido por funcionarios serviles
que amañaron una persecución increíble incoando 76 procesos de linchamiento judicial,
con seguridad lo habría incluido en el precioso escrito recientemente sobre la
Justicia.
El insigne Boff afirma que: “A la justicia tradicionalmente se la representa como
una estatua que tiene los ojos vendados para simbolizar la imparcialidad y la
objetividad; con una balanza para simbolizar el equilibrio y ponderación, y con
una espada, la fuerza y la coerción para imponer el veredicto”
Asegura que Justicia,
como institución histórica fue establecida exactamente para evitar que se
hiciera ajusticiamiento por la propia mano (el linchamiento vandálico que
muchos consideran ajeno a la justicia comunitaria que según sus defensores goza
de principios humanitarios como fundamento equilibrado de justicia tradicional)
y se condenase a personas inocentes, teniendo siempre en cuenta los dos
principios fundamentales: “Todo proceso judicial debe cumplir con dos reglas
básicas del derecho: presunción de la inocencia y, en caso de duda, ésta debe
favorecer al acusado”; es decir, nadie puede ser condenado sin evidencia
material consistente, no puede serlo por indicios y deducciones y mientras
hay duda, se beneficia al acusado para evitar condenas erróneas”
Leonardo Boff trata el tema gracias al escándalo que
suscitó el juicio titulado “Causa Penal 470”, en Brasil, contra 40 personas, por
el delito de conspiración. Cuestiona la corrección del juicio porque existe una
falta absoluta de parcialidad, con una sentencia que tiene carácter político y
gran montaje mediático. Su crítica está dirigida contra el Magistrado Barbosa y
la Corte Suprema de su país. Se afirma sobre el criterio de dos reconocidos
jurisconsultos a quienes consulta. Uno de ellos reconoce que sin existir prueba
alguna se emitió sentencia condenatoria basada en indicios y deducciones, se utilizó una categoría
jurídica del tiempo del nazismo llamada “Teoría del dominio del hecho”,
excluyendo las pruebas materiales y
negando la regla básica de la presunción de inocencia. El consultado concluyó diplomáticamente
con un juicio de valor atenuado: fue una “liviandad
ética-jurídica”.
El otro jurista más definido afirmó: “Ese juicio estuvo viciado de principio a fin. Las condenas fueron
políticas. Se hicieron porque así lo determinaron los medios de comunicación.
En realidad, el Supremo funcionó como la longa
manus de los medios”. Escandalosa y autocrática porque además
encarcelaron y llevaron en avión militar en forma ostentosa, encadenados e incomunicados a los prisioneros uno de ellos enfermo y a quien se le había
desaconsejado volar, podría haber visto su vida puesta en peligro”) (Con
Bakovic se diagnosticó oportunamente y
se expuso profesionalmente la certificación médica del riesgo de muerte)
Boff continúa valiente en su denuncia: “Con el Magistrado Barbosa la Justicia quedó
sin venda porque no fue imparcial, abolió la balanza porque no fue equilibrado.
Sólo usó la espada para castigar, incluso contra los principios del derecho. No
honra su cargo y empequeñece la más alta instancia jurídica de la Nación. Pero no aceptamos las arbitrariedades de este
magistrado, culto pero enrabietado. Barbosa, como dice san Pablo a los romanos:
“aprisionó la verdad en la injusticia” (1,18).
El teólogo se revela caritativo al agregar:”La frase completa del Apóstol la considero
demasiado dura para aplicársela al magistrado”. Yo la encontré en la Biblia,
San Pablo a los Romanos(1-18); la parte que Boff no quiere aplicar es patética:
“Porque manifiesta es la ira de Dios
del cielo contra toda injusticia
de los hombres que aprisionan la verdad en la injusticia”
Con Bakovic se violaron todas las normas básicas poniendo
en riesgo mortal su delicado estado de salud ya comprometida por la angustia
psicológica y la desesperación moral que incidió en una cardiopatía somática.
Los multiplicados juicios dieron fin a su existencia,
hiriendo su sagrada dignidad; empero los jueces y toda la parafernalia armada
en su contra, todos ellos quedaron frustrados en las sentencias condenatorias
pensadas de antemano por intereses políticos mezquinos pues la víctima heroica con
su muerte burló la inhumana persecución, no dio oportunidad a los magistrados que
prolongaron su agonía y postergaron los procesos por carencia de pruebas. Todos
aquellos que lo persiguieron enrabietados y que llevan en su conciencia el
pecado de la innoble persecución a un inocente sufrirán la frase completa de la
epístola del Apóstol san Pablo que Boff recoge acertadamente contra aquellos
burladores de la fe que los hombres ponen en la justicia.
En la historia de la humanidad existen muchos ejemplos de la injusticia
impartida por jueces carentes de los principios morales que debe regir la
existencia humana. Evoco algunos casos como el de Sócrates, Dreyfus, Sacco y
Vancetti entre otros. Y en nuestro país la muerte injusta contra uno de los
tres hermanos Jáuregui dictada por un juez venal en el proceso seguido por la
muerte del Gral. José Manuel Pando Solares (25 octubre 1899) al término de un
proceso que duró diez años se aplicó mediante sorteo una condena lapidaria sin
prueba fehaciente, al que sacara el bolo negro, le tocó al menor que en el óbito
del famoso militar tenía 16 años. Antes de enfrentar la muerte el joven
inocente ejecutado en un poyo de adobe, lanzó el siguiente anatema al verdugo que
le quita la vida, sangre con sangre ¡La ira de Dios caerá en sus descendientes!
La maldición se cumplió en la persona del hijo del juez que condenó
injustamente el 21 de julio de 1946 en la plaza Murillo.
Importa mucho que en la Patria, la majestad de la Justicia
se la represente con los auténticos
valores que el filósofo la concibió; que recobre la venda para recuperar la
imparcialidad en sus ojos, rescate la balanza para que la corrección sea la
tónica de su actuar, y mientras no se logre liberar el honor de la autonomía y
la dignidad de su función suprema oculte el sable hiriente de la injusticia.
Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba,
Diciembre 2013
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