bolivia es una nación libre, independiente que jamás ha tolerado la dictadura. los intentos de establecerse de tiranos como melgarejo, bánzer, garcía meza terminaron en la derrota total de tal modo que el nuevo intento de colocar una dictadura revestida de populismo y "democracia" está también condenado a la derrota.
Vistas de página en total
lunes, 29 de marzo de 2010
Reuter la agencia oficial de Gran Bretaña acaba de publicar la estadística de las personalidades entre líderes cívicos y políticos y empresarios que han huído del régimen MASISTA
domingo, 28 de marzo de 2010
con su artículo "Reflexiones sobre el Poder" Carlos Mesa ahonda la actitud de Evo Morales que se ha lanzado a la innoble tarea de juzgar y condenar a tres ex-presidente en un acto de baja pasión revanchista y vengativa
Los acontecimientos de los últimos días en los que tres ex presidentes y un ex vicepresidente nos hemos visto como protagonistas, ante la evidencia de un manejo inadecuado del Poder Judicial por parte tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo, han dado lugar a una andanada de agravios, injurias y acusaciones del presidente Morales en contra nuestra que al calificarnos de “delincuentes confesos” ha establecido ya una línea personal, que puede ser interpretada como un mandato para la Asamblea y para los jueces que ha designado de modo inconstitucional el reciente mes de febrero.
Esta carga de adrenalina presidencial me ha llamado a la reflexión sobre mi propia subjetividad. La política suele tener como mecanismo habitual el de la confrontación y el de la batalla inmisericorde entre rivales, sobre todo en tiempos electorales o en momentos de tensión entre gobierno y oposición, pero suele decirse que es parte de su propia lógica, que “no hay nada personal”. La verdad, sin embargo, es bastante distinta. Nuestra historia política tiene tal cantidad de ejemplos de inquinas, resentimientos e incluso odios personales tan profundos, que no es necesario hacer demasiadas consideraciones para constatarlo. Brechas humanas de tal profundidad que han afectado e influido, la mayor parte de las veces negativamente, en el destino del país, porque más allá de cualquier consideración sociológica, las acciones de los hombres que tienen el poder no están sólo conducidas por objetivos mayores, ideas y objetivos políticos, económicos y sociales, se mueven también impulsadas por situaciones personales, con carga emocional, referidas a estados de ánimo y a las buenas o malas relaciones con quienes hacen parte del escenario político en que se mueven.
¿En qué medida un juicio de valor sobre el Presidente o su gobierno no está cargado de aquellas cosas que forjaron nuestra relación política del pasado? Quizás en mayor medida de la que uno mismo es capaz de asumir conscientemente.
Esta ola de apasionamiento y de adjetivos públicos que nos ha dedicado, y esta evidente judicialización de la política y persecución personalizada, me ha hecho pensar mucho en mi propia actitud, en cómo encaro este proceso político, cómo valoro la administración de Morales y la realidad o impostura de los cambios que dice protagonizar.
¿Es posible el desapasionamiento?, probablemente no, quizás incluso no es deseable, porque la pasión es un ingrediente esencial de la vida humana. Pero me doy cuenta de que es un imperativo, sobre todo cuando tienes oportunidad de ser leído o escuchado, que la pasión, los afectos y los desafectos no te nublen el entendimiento, no limiten tu capacidad de distanciarte si quieres contribuir a una reflexión útil sobre el momento tan trascendente y a la vez terrible que estamos viviendo.
Son muy pocas las cosas que cambiaría de lo que he pensado, dicho y escrito en los cuatro años del gobierno del presidente Morales, pero su reacción personal, tan fuertemente cargada de resentimiento y revancha, ha hecho que de algún modo mire un espejo. No es el espejo que me gustaría ver de mí mismo.
Quizás, sobre todo en lo íntimo, estoy obligado a guardar una mayor distancia emocional, a ser capaz, porque de lo contrario la búsqueda de coherencia e integridad no existiría. Quizás haya que modificar el tono, desentrañar aquello que explica la actitud mayoritaria de los ciudadanos, sin moverse un milímetro —eso sí— de la defensa intransigente de los derechos humanos, lo que incluye la defensa abierta de cosas tan básicas como la existencia de jueces imparciales, la no retroactividad de delitos y penas agravadas, el derecho a la apelación de sentencia y el derecho a ser oído en un juicio. Asuntos que no son sino parte del respeto a la Carta Fundamental de DDHH de la ONU y de todos los tratados sobre derechos humanos y garantías ciudadanas suscritos por Bolivia.
Descubrir la política desde dentro es un ejercicio duro, pero sobre todo es una prueba crucial sobre la relación del ser humano con el poder y a través de ésta, sobre lo que realmente es un ser humano cuando tiene a su disposición los instrumentos que le permiten decidir sobre el destino de los otros para bien o para mal. Mucho se ha dicho sobre la ética en la política y mucho sobre que la política no es el arte de la ética. Mucho se ha dicho sobre el imperativo de la razón de Estado, especialmente cuando ese imperativo tiene la épica y la grandeza del cambio de la transformación de una sociedad como soporte.
Mucho se ha escrito también sobre las estrategias políticas de destrucción del adversario que en este caso es, más que eso, visto por el poderoso como enemigo. Distraer la atención del tema principal con otros que suenan espectaculares, enlodar a quien propone un debate de argumentos y defiende principios. Abrir, en suma, el escenario de una guerra en la que los más poderosos se impondrán sobre los más débiles a fuerza de controlar todo el poder.
En trances como éste es que la lucidez y el buen sentido deben primar sobre la pasión y el enceguecimiento.
Quizás la lógica más importante sea medir la dimensión exacta de las cosas y aprender que el precio que se paga por el servicio público “viene” con el cargo que se ha ocupado, es parte de un mecanismo triturador en el que nada importa.
Algo tiene que importar, a pesar de eso, ese algo debe nacer del espíritu y de su base fundamental, los valores en los que se cree y la idea de que el servidor público cree que es su obligación dar lo mejor de sí en favor de la nación por la que tiene el máximo sentido la vida pública.
Carlos D. Mesa Gisbert es ex presidente de Bolivia,
periodista, historiador y político.
viernes, 19 de marzo de 2010
el razonamiento de La Nación "ganar la calle perder la República" le cae al dedo al evismo dispuesto siempre a instalarse fuera de Ley y del respeto
El Gobierno efectuó días atrás, en el estadio de Ferro Carril Oeste, una demostración de su capacidad de convocatoria pública, en un acto organizado por agrupaciones de piqueteros que manifestaron su intención de "ganar la calle". La concentración, igual que el propósito que se confiesa a través de ella, entraña una concepción autoritaria de la política, una estrategia retrógrada de desarrollo social y una manipulación de los recursos del Estado para satisfacer objetivos de facción.
Aunque no ha sido exclusiva del kirchnerismo a lo largo de nuestra historia, la movilización de personas para expresar su adhesión a una administración es un rasgo inconfundible de todos los autoritarismos. El ritual supone un vínculo plebiscitario entre el jefe de un grupo político y sus seguidores, es decir, una comunicación que prescinde de mediaciones institucionales o partidarias. Esa escenografía está destinada a exaltar la voluntad del que manda, sin otro límite ni procedimiento que la interpretación intuitiva de la voluntad popular. En sus mejores tiempos, esta configuración se expresaba en una terminología precisa y reveladora: el líder era "el conductor"; el pueblo, "la masa".
Esa liturgia impugnó con frecuencia la organización republicana, que se caracteriza por la limitación y la despersonalización del poder. La Presidenta y su esposo han decidido reclamar manifestaciones colectivas de afecto en un momento en el que las encuestas consignan sus altísimos niveles de imagen negativa. El propio Néstor Kirchner se encarga de exhibir esta paradoja: a quienes acuden a su llamado les termina insinuando que él y su esposa deberán dejar la posta electoral en manos de otro integrante del grupo, dado el escaso atractivo de la pareja.
Tampoco consigue el Gobierno convertir sus concentraciones en una celebración de la participación popular. La aglomeración se logra aplicando caudalosos recursos del Estado, sobre todo los que se vuelcan en las denominadas "organizaciones sociales". No en vano la que se encargó del encuentro de Ferro Carril Oeste, el Movimiento Evita, es la red de militantes kirchneristas a la que más programas de asistencia social se le han asignado, en una perniciosa privatización de la atención a los más desamparados.
Este tipo de manifestaciones constituye, entonces, un simulacro. Para que esa característica quede al descubierto alcanza con compararlas con encuentros multitudinarios y espontáneos, como el organizado por la Red Solidaria para auxiliar a las víctimas de terremotos en Chile.
Prácticas como las del estadio de Ferro exhiben un costado moral sombrío. Los fondos que se desvían y se destinan a la baja politiquería deberían estar aplicados, con la mayor transparencia, a atender las necesidades insatisfechas de un porcentaje cada vez más amplio de la población. Esta exhibición obscena de clientelismo es todo lo contrario de una gestión social regida por el principio de la igualdad. El aprovechamiento de las necesidades materiales de la ciudadanía para sacar una tajada de poder, es una defección ética de primera magnitud.
La realización de actos como los que han comenzado a programarse desde el Gobierno debería obligar a un examen muy severo de la administración del Ministerio de Acción Social. La asignación de subsidios y pensiones reclama una fiscalización urgente, del mismo modo que es imprescindible una evaluación periódica de los resultados de esas prestaciones.
Es todavía más grave que la administración que incurre en esta desviación sea la misma que, por su negligencia frente a la escalada inflacionaria, se ha convertido en una máquina de crear pobres. La Argentina va camino de superar para este año el 25 por ciento de inflación y cuenta ya con alrededor del 35 por ciento de pobres.
El kirchnerismo se ha aprovechado de la existencia de los piqueteros para crear una red de activistas que presionen a los partidos políticos y la estructura del Estado. Es sabido que esas "organizaciones sociales" son utilizadas como un factor de disciplina para gobernadores e intendentes del propio peronismo. Esta estrategia se corresponde con una interpretación que ve el espacio político como un entramado de corporaciones.
La consigna de "ganar la calle" es también el reflejo inquietante de un gobierno que está en retirada. La exhibición de fuerza de las organizaciones paraestatales de reparto de subsidios no apunta a facilitarle al oficialismo la victoria electoral de 2011, sino a amedrentar, con el copamiento del espacio público, a cualquier administración que ocupe el poder a partir de esa fecha. Durante la Fiesta de la Vendimia se fletaron transportes cargados de piqueteros, movilizados como fuerza de choque desde la Capital Federal hasta Mendoza, para hostigar al vicepresidente de la Nación.
La manipulación de las necesidades de los más débiles terminaría facilitando un crudo movimiento extorsivo y violento. En tal caso, la democracia en la Argentina estará protagonizando una nueva y dolorosa involución.
miércoles, 17 de marzo de 2010
nuevo emblema que quieren introducir en las FFAA y la Policía. hay resistencia.
Las Fuerzas Armadas (FFAA) y la Policía lucirán la bandera indígena conocida como whipala como emblema en su uniforme, informaron hoy fuentes oficiales.
El vicepresidente Álvaro García Linera aseguró que el nuevo emblema del Ejército llevará la multicolor whipala que "recoge la diversidad de pueblos, de culturas y de regiones" de Bolivia.
Asimismo, la nueva insignia contendrá un hacha incaica, el arco y flecha guaraní y las flores de la kantuta y el patujú que, a juicio del vicepresidente, "representan la unidad en la diversidad geográfica y clasista" del país.
El viceministro de Régimen Interior, Gustavo Torrico, aseguró por su parte que también la Policía deberá llevar la whipala en su uniforme porque ésta es un "símbolo patrio".
"Si uno ha leído el artículo 6 de la Constitución, la wiphala es un símbolo patrio como la bandera tricolor rojo, amarillo y verde; el himno boliviano, el escudo de armas, la escarapela, la flor de la kantuta y la flor de patujú", afirmó, según recoge la agencia estatal ABI.
Torrico manifestó que tanto las Fuerzas Armadas como la Policía deberán llevar en el brazo derecho de su uniforme al lado de la bandera boliviana la whipala.
El anuncio de que el Ejército y la Policía deberán lucir la bandera indígena se produce después de la polémica surgida en Bolivia por el nuevo lema de "Patria o muerte, venceremos" que deberán gritar las Fuerzas Armadas.
El propio presidente propuso recientemente que los militares usen esta fórmula, que es la que el líder cubano Fidel Castro suele emplear al finalizar sus discursos públicos.
Ese lema ha sido criticado por algunos sectores, ya que consideran que supone una politización de la institución castrense. (texto y fotografía de Los Tiempos. Digital)
sábado, 13 de marzo de 2010
aduciendo razones humanitarias y el más mínimo respeto a los DDHH Mario Vargas Llosa se estrella contra los Castro y Lula "transvestista político"
Mi capacidad de indignación política se embota algo los meses del año que paso en Europa. La razón, supongo, es que vivo allá en países democráticos en los que, no importa los problemas que padezcan, hay un amplio margen de libertad para la crítica, y los medios, los partidos, las instituciones y los individuos suelen protestar con entereza y ruido cuando se suscita un hecho afrentoso y despreciable, sobre todo en el campo político.
En América latina, en cambio, donde paso tres o cuatro meses al año, aquella capacidad de indignación retorna siempre, con la furia de mi juventud, y me hace vivir en el quién vive, desasosegado y alerta, esperando (y preguntándome de dónde vendrá esta vez) el hecho execrable que, generalmente, pasará inadvertido para el gran número, o merecerá el beneplácito o la indiferencia generales.
Estos días he vivido una vez más esa sensación de asco e ira viendo al risueño presidente Lula, de Brasil, abrazando cariñosamente a Fidel y Raúl Castro, en los mismos momentos en que los esbirros de la dictadura cubana correteaban a los disidentes y los sepultaban en los calabozos para impedirles asistir al entierro de Orlando Zapata Tamayo, el albañil opositor y pacifista de 42 años, del Grupo de los 75, al que la satrapía castrista dejó morir -luego de someterlo en vida a confinamiento y torturas y de condenarlo con pretextos a más de treinta años de prisión- tras 85 días de huelga de hambre.
Cualquier persona que no haya perdido la decencia y tenga un mínimo de información sobre lo que ocurre en Cuba espera del régimen castrista que actúe como lo ha hecho. Hay una absoluta coherencia entre la condición de dictadura totalitaria de Cuba y una política terrorista de persecución a toda forma de disidencia y de crítica, la violación sistemática de los más elementales derechos humanos, procesos amañados para sepultar a los opositores en cárceles inmundas y someterlos allí a vejaciones hasta enloquecerlos, matarlos o empujarlos al suicidio.
Los hermanos Castro llevan 51 años practicando esa política, y sólo los idiotas podrían esperar de ellos un comportamiento distinto.
Pero de Luiz Inacio Lula da Silva, gobernante elegido en comicios legítimos, presidente constitucional de un país democrático, como Brasil, uno esperaría, por lo menos, una actitud algo más digna y coherente con la cultura democrática que en teoría representa, y no la desvergüenza impúdica de lucirse, risueño y cómplice, con los asesinos virtuales de un disidente democrático, legitimando con su presencia y proceder la cacería de opositores desencadenada por el régimen en los mismos momentos en que él se fotografiaba abrazando a los verdugos de Orlando Zapata Tamayo.
El presidente Lula sabía perfectamente lo que hacía. Antes de viajar a Cuba, cincuenta disidentes cubanos le habían pedido una audiencia durante su estancia en La Habana y que intercediera ante las autoridades de la isla por la liberación de los presos políticos martirizados, como Zapata, en los calabozos cubanos.
El se negó a ambas cosas. Tampoco los recibió ni abogó por ellos en sus dos anteriores visitas a la isla, cuyo régimen liberticida siempre elogió sin el menor eufemismo. Por lo demás, esta manera de proceder del mandatario brasileño ha caracterizado todo su mandato. Hace años que, en su política exterior, desmiente de manera sistemática su política interna, en la que respeta las reglas del Estado de Derecho, y, en economía, en vez de las recetas marxistas que proponía cuando era sindicalista y candidato -dirigismo económico, nacionalizaciones, rechazo a la inversión extranjera, etcétera-, promueve una economía de mercado y de libre empresa, como cualquier estadista socialdemócrata europeo.
Pero cuando se trata del exterior el presidente Lula se desviste de los atuendos democráticos y se abraza con el comandante Chávez, con Evo Morales, con el comandante Ortega, es decir, con la hez de América latina, y no tiene el menor escrúpulo en abrir las puertas diplomáticas y económicas de Brasil a la satrapía teocrática integrista de Irán.
¿Qué significa esta duplicidad? ¿Que el presidente Lula nunca cambió de verdad? ¿Que es un simple travestido, capaz de todos los volteretazos ideológicos, un politicastro sin espina dorsal cívica y moral? Según algunos, los designios geopolíticos para Brasil del presidente Lula están por encima de pequeñeces como que Cuba sea, con Corea del Norte, una de las dictaduras donde se cometen los peores atropellos a los derechos humanos y donde hay más presos políticos.
Lo importante para él serían cosas más trascendentes, como el puerto de Mariel, que Brasil está financiando con 300 millones de dólares, así como la próxima construcción, por Petrobras, de una fábrica de lubricantes en La Habana. Ante realizaciones de este calado, ¿qué puede importarle al "estadista" brasileño que un albañil cubano del montón, y encima negro y pobre, muera de hambre clamando por nimiedades como la libertad?
En verdad, todo esto significa, ay, que Lula es un típico mandatario "democrático" latinoamericano. Casi todos ellos están cortados por la misma tijera y casi todos, unos más, otros menos, aunque -cuando no tienen más remedio- practican la democracia en el seno de sus propios países, en el exterior no tienen reparo alguno, como Lula, en cortejar a dictadores y demagogos tipo Chávez o Castro, porque creen, los pobres, que de este modo aquellos manoseos les otorgarán una credencial de "progresistas" que los libre de huelgas, revoluciones, acoso periodístico y de campañas internacionales acusándolos de violar los derechos humanos.
Como recuerda el analista peruano Fernando Rospigliosi, en un admirable artículo: "Mientras Zapata moría lentamente, los presidentes de América latina -incluido el sátrapa cubano- se reunían en México para formar una organización -¡otra más!- regional. Ni una palabra salió de allí para demandar la libertad o un mejor trato para los más de 200 presos políticos cubanos". El único que se atrevió a protestar -un justo entre los fariseos- fue el nuevo presidente de Chile, Sebastián Piñera.
De manera que la cara de cualquiera de estos jefes de Estado hubiera podido reemplazar a la de Luiz Inacio Lula da Silva, abrazando a los hermanos Castro, en la foto que me retorció las tripas al leer la prensa una mañana.
Esas caras no representan la libertad, la limpieza moral, el civismo, la legalidad y la coherencia en América latina. Estos valores se encarnan en personas como Orlando Zapata Tamayo, las Damas de Blanco, Oswaldo Payá, Elizardo Sánchez, la bloguera Yoani Sánchez y demás cubanos y cubanas que, sin dejarse intimidar por el acoso, las agresiones y vejaciones cotidianas de que son víctimas, se siguen enfrentando a la tiranía castrista. Y se encarnan, asimismo, en principalísimo lugar, en los centenares de prisioneros políticos y, sobre todo, en el periodista independiente Guillermo Fariñas, que, cuando escribo este artículo, lleva varios días de huelga de hambre en Cuba para protestar por la muerte de Zapata y exigir la liberación de los presos políticos.
Curiosa y terrible paradoja: que sea en el seno de uno de los más inhumanos y crueles regímenes que haya conocido el continente donde se hallen hoy los más dignos y respetables políticos de América latina.
miércoles, 10 de marzo de 2010
Evo mandó evitar el voto cruzado menospreciando que el voto es libre, universal y secreto. amenazó con castigo "nos vamos a informar quién vota..."
Esta mala práctica no es nueva. Se ha repetido en elecciones desde mucho tiempo atrás, lo cual no justifica su repetición. Si pues las condiciones indicadas más arriba no se cumplen, se acabó la opción personal, soberana, autónoma e independiente, exenta de cualquier imposición. Se acabó la democracia.
La orden del Sr. Presidente es un paso más hacia la abolición sistemática de las instituciones del Estado Democrático de Derecho. Más poder. Más soberbia. Menos equilibrio de las fuerzas políticas. En efecto, con el reciente nombramiento de los magistrados directamente por la personal e incuestionable voluntad de Don Evo, ya se anuló la independencia del Órgano Judicial. Los tres poderes tradicionales del Estado de Derecho, se concentran en una sola mano. Por si esto fuera poco, ahora toca borrar del mapa político el sistema electoral democrático, cuya esencia es el voto universal, libre y secreto del ciudadano. Entonces, dígame el amable lector, qué le queda a este Gobierno de demócrata. El hecho que comento no ayuda a garantizar una campaña electoral respetable y creíble. Más bien contribuye a desconfiar del Gobierno que la preside con tanta soberbia y malas artes pero con el derroche ilimitado de los recursos del Estado.
Pero al gobierno que, según las varias encuestas goza de pronósticos optimistas para las elecciones del 4 de abril, no le acompaña la buena suerte. Justo en plena campaña electoral, por cierto suficientemente enrarecida, se producen el asesinato de dos dirigentes campesinos en la población de Warnes, militantes del Movimiento de los Sin Techo (MST), afín al MAS. Uno de ellos, precandidato de disidentes del partido de Gobierno, para alcalde. Los primeros informes policiales no dan mucha información sobre los autores ni sobre las causas del crimen. Sólo hablan de sicarios, lo cual no está fuera de lo verosímil, dada la multiplicación de las bandas delictivas en Santa Cruz, entre las cuales no es difícil reclutar “profesionales” del crimen a los que se encarguen de la “faena”. Teniendo en cuenta la crispación de los ánimos que va creciendo a medida en que se acerca la fecha de las elecciones, hechos lamentables como el citado, podría ser utilizado para ahondar los odios y las revanchas. Ojalá que me equivoque.
martes, 9 de marzo de 2010
socialistas, conservadores, populares y reformistas de la UE han pactado un documento en contra de Cuba. también Evo tiene presos políticos
El Parlamento Europeo va a condenar este jueves la muerte del disidente cubano Orlando Zapata tras unahuelga de hambre de 85 días.
Será mediante una resolución (ver .pdf) que han pactado socialistas, populares, conservadores y reformistas europeos, y el grupo de Europa de la Libertad y la Democracia, en la que se "condena por la evitable y cruel" muerte de Zapata, y expresan su solidaridad y simpatía con la familia.
Respeto a los derechos humanos
Un texto en el que se lamenta la "detención preventiva de activistas" y los intentos del gobierno de Raúl Castro de "obstaculizar" a la familia su asistencia a los funerales, y llama "la atención" sobre lasituación de Guillermo Fariñas. El psicólogo y periodista que se encuentra en una huelga de hambre que "puede concuir con un fatal desenlace".
Deplora también la ausencia de "todo gesto significativo" de las autoridades cubanas a los llamamientos internacionales para que respetelas "libertades y derechos fundamentales" y llama a la "inmediata e incondicional liberación de los presos políticos y de conciencia".
Para conseguirla, los eurodiputados llaman al "Consejo y la Comisión para que intensifiquen todas las medidas que sean pertinentes" y que se preste "apoyo incondicional y sin reservas al inicio de un proceso pacífico de transición política hacia una democracia pluripartidista" en Cuba.
Sin mención a España
Una postura que es más exigente que la recogida hasta ahora en la llamada "posición común" que no se menciona en el texto por acuerdo de las partes, al igual que se ha retirado una crítica el ejecutivo españolque pretendía incluir el Partido Popular.
Además se insta a la Alta Representante, Catherine Ashton, y al Comisario de Desarrollo para que entablen"un diálogo estructurado con la sociedad civil cubana y aquellos sectores que apoyen una transición pacífica" de acuerdo con las conclusiones aprobadas históricamente por el Consejo de la Unión Europea.
El texto tendrá que ser debatido antes de su aprobación en la cámara. Será este miércoles en una sesión en la que el secretario de Estado de la Unión Europea, Diego López Garrido, será el encargado de fijar la posición del Consejo de la Unión Europea, y también del Ejecutivo español.
El futuro de las relaciones
Un texto que se centra básicamente en la situación de los derechos humanos, y quedeja a un lado el diálogo político con Cuba. Así lo ha explicado a RTVE.es la eurodiputada socialista, María Muñiz, que pese a todo considera necesario "revisar" la "posición común".
A su juicio no se ajusta con lo que la Unión Europa "quiere ser como actor global" en lo que se refiere a dialogar con todos los Estados, en especial en aquellos donde se quiere "potenciar el respeto a los derechos humanos".
Además, dice, en "13 años de posición común no ha habido ningún resultado", por lo que cree que ha llegado el momento de un cambio. Una postura similar a la la presidencia española de la UE, que ya ha promovido una "reflexión" entre los 27 sobre este asunto.
Los populares europeos se oponen radicalmente a ese cambio hasta que "no haya señales inequívocas" de que se respetan en Cuba los derechos humanosy se "hayan liberado a todos los presos políticos.
Así lo ha dicho a RTVE.es su secretario general, Antonio López Isturiz, quien cree que esta resolución va en la "buena señal" con lo que históricamente se ha pedido a Cuba. Un asunto, por cierto, que tratarán los Primeros Ministros del PP Europeo en la reunión previa que mantendrán a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del 25 y 26 de marzo.
jueves, 4 de marzo de 2010
La oposición controla el Senado. se le cierra a Cristina la llave del "poder extenso" que imitando a su par Evo quizo ejercitar. L.N. de baires dice:
Al lograr quórum propio e imponerse como mayoría en todas las comisiones del Senado, el amplio arco de la oposición política al kirchnerismo cuenta, desde ayer, con una valiosa herramienta para intentar poner coto al desbordado y arbitrario ejercicio del poder de que hace gala un gobierno que ha avasallado al Congreso y a la Justicia, al tiempo que ha ignorado en forma sistemática a la oposición.
Pero al mismo tiempo esta nueva conformación en las comisiones de la Cámara alta comporta, de cara a la sociedad, una fuerte y a la vez delicada responsabilidad por parte de la oposición. La derrota que sufrió el oficialismo al perder el control del Senado se suma a la que padeció, en diciembre, en la Cámara de Diputados, donde sólo retuvo el control de 20 de las 45 comisiones.
En la Cámara alta, con el voto de 37 senadores de distinta procedencia política, unidos momentáneamente por un común rechazo al autoritarismo con el que gobierna el kirchnerismo, la oposición plasmó un nuevo esquema político para los próximos dos años al obtener la presidencia de 13 de las 25 comisiones permanentes, que, a su vez, estarán integradas en su totalidad con mayoría de ocho miembros, sobre un total de 15, por legisladores del espectro no kirchnerista. Significa que la oposición controlará la mitad más uno de las presidencias de las comisiones y tendrá mayoría en todos los casos.
Una señal alentadora del ejercicio de este nuevo poder se vio ayer mismo, cuando la oposición logró que comenzaran a trabajar varias comisiones clave, como las de Acuerdos, Presupuesto y Hacienda, Economía y Coparticipación.
De esta manera, el arco no kirchnerista está en condiciones de lograr que la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, pierda su puesto y de neutralizar el decreto con el que el Gobierno se apropió entre gallos y medianoche de una porción de las reservas del Banco Central con la aquiescencia o la complicidad de Marcó del Pont.
Al consolidarse de esta manera la merma del poder kirchnerista, habrá que ver cómo reacciona el Gobierno ante un fenómeno que nada tiene de extraordinario en el libre juego de las instituciones democráticas. En cualquier otro país esto sólo obligaría al oficialismo a un mayor juego negociador y a un afán de conciliación.
Por desgracia, el matrimonio presidencial siempre ha concebido la negociación como claudicación y, al mismo tiempo, se ha negado a todo tipo de diálogo serio con quienes no comulgan con su peculiar visión de la realidad y de las necesidades de un país al que han gobernado con el mismo espíritu feudal con el que lo hizo Néstor Kirchner cuando gobernó Santa Cruz. Por lo tanto, es una incógnita cuál será su reacción ante el nuevo panorama.
En la vereda de enfrente, la oposición tiene ahora muchas más responsabilidades y obligaciones. Su mayoría es escasa, y eso entraña el peligro, como ha ocurrido en otras circunstancias, de que el oficialismo recurra a la captación circunstancial de algunos de sus representantes.
También es cierto que la oposición no constituye un bloque homogéneo y que allí han recalado personalidades políticas tan disímiles como lo son sus orígenes, sus ideas y sus apetencias. Sólo los une un afán de ponerle límite al autoritarismo kirchnerista.
Por eso es que a partir de ahora también la oposición está obligada a un mayor ejercicio del diálogo y a una permanente búsqueda de consensos y de puntos en común entre sus heterogéneos componentes. Ese ejercicio, al que siempre se negó el oficialismo, será también, para la oposición, una forma de ir plasmando qué tipo de país es el que anhela y cómo pretende construirlo.