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sábado, 18 de febrero de 2012

Walter Zuleta se refiere a La Vanguardia de Barcelona que cuenta la historia increíble de un Estado que proteje al contrabando de vehículos robados por miles en países vecinos a Bolivia.

EN TORNO A ROBIN HOOD, DIGNIDAD, VESTIMENTA Y OTRAS ZARANDAJAS


Walter Zuleta Roncal y su esposa Beatriz en visita a Washington

Tardío como soy en mis reacciones, después de recuperarme de un tremendo patatús, sólo hoy me atrevo a examinar, aunque ya con ánimo amable, los componentes del impactante reporte periodístico editado el lunes 6 de febrero en el periódico catalán “LA VANGUARDIA”, Sección HISTORIAS DEL MUNDO, que bajo el título LA FRONTERA DE LOS COCHES “CHUTOS” ESTA EN LOS ANDES, daba cuenta de actos insólitos acaecidos en Bolivia en beneficio de los indigentes, como la legalización del contrabando de más de 70.000 coches, de los que, siquiera 8.000 son producto de robo a particulares en países limítrofes, mediante una amnistía legal que dio curso a la regularización masiva de títulos propietarios, que el Presidente Evo Morales Ayma, cual bizarro Robin Hood del siglo XXI, celebró con un discurso pletórico de frases dignas de pasar a la historia.

Confieso que el subtitular del artículo SI ALGUIEN QUIERE COMPRAR UN TODOTERRENO (ROBADO) MUY BARATO CHALLAPATA ES EL LUGAR y el comentario O SI ESPERA LA PROXIMA AMNISTIA TARDE O TEMPRANO CONSEGUIRA LEGALIZAR ESE AUTOMOVIL “CHUTO” me dejaron inicialmente, en absoluto confundido y patidifuso al punto de entremezclar mis pesadillas y pensamientos entre el prosaico ¿y si vuelvo a Bolivia y compro un BMW descapotable por 7.000 Euros? y el análisis realista ¿y cómo pago la gasolina? con la visión de mi querida población de Challapata convertida en el antiguo bosque inglés de Sherwood donde se robaba a los necesitados en beneficio de los ricos o viceversa y finalmente inferir que al parecer todos estamos algo locos y las cosas y su orden ya no guardan el equilibrio habitual al punto de volverse realidad la descripción de un viejo tango argentino de todos conocido “igual que en la vidriera irrespetuosa/ de los cambalaches se ha mezclao la vida/ vivimos en un mundo entreverao / y en el mismo lodo todos manoseaos” por lo que prefiero volver al análisis del artículo en cuestión desde un punto de vista afable.

Los derechos tanto en lo que constituye dación lo mismo que prohibición, tienen aparte de la universalidad otro elemento común en su conceptuación, definido como el reclamo legítimo que los ciudadanos pueden y deben plantear al Estado que está obligado a aceptar, garantizar o promover. Hasta este momento -con el mayor respeto a la natural aspiración de los indigentes- no conozco país alguno, salvo el nuestro, que haya consagrado el “derecho” de poseer un automóvil por razón de pobreza ni que se haya empeñado en dotar de vehículos a la ciudadanía en pleno, salvando desde luego la cooperación indirecta que algunos Estados brindan para adquirir motorizados destinados a herramienta de trabajo. Mas este no es el caso. Se trata de coches que en Bolivia son considerados de lujo, que el Gobierno Plurinacional pretende repartir “ justicieramente” entre la población menesterosa.

Existe la certeza de que el Socialismo, ante su incapacidad de generar riqueza o encaminar procesos productivos, estableció la regla de distribuir o repartir la riqueza o lo que quedaba de ella en cada uno de los países en los que pudo actuar. Hoy queda claro que el Socialismo del siglo XXI ha añadido un nuevo método a su afán repartidor, el producto de la piratería internacional y el contrabando legalizado.



Nos encontramos pues ante la invención de un nuevo “derecho” proclive a transformarse en fundamental y de una novedosa teoría política que en su práctica elude fronteras y altera las características de la propiedad automotriz en beneficio de quienes no tienen.

No otra cosa puede significar el discurso del teórico socialista del siglo XXI y máximo exponente del “cambio” y “refundación” don Evo Morales Ayma que con su histórica frase “TODOS TENEMOS DERECHO A TENER NUESTRO AUTO” ha dado a luz un nuevo derecho y como Jefe del Estado Plurinacional ha consagrado a la piratería como instrumento para repartir vehículos entre los necesitados justificando así la reciente amnistía aduanera que permitió el registro legal de más de 70.000 vehículos introducidos de contrabando, de los que 8.000 (1.489 de Chile) son reclamados por países vecinos por haber sido robados a propietarios particulares, sin que el Estado Plurinacional pueda devolverlos porque cada uno de estos ya tiene nuevo dueño “legítimo”.

Lo malo es que este “derecho” no está todavía generalizado pues los 70.000 vehículos apenas cubren los requerimientos de menos del 0,5% de la población. O sea que sólo se beneficiarán los pobrecitos allegados al régimen a través del M.A.S. o del grupo de presión que ayuda a gobernar. Definitivamente no llegará a “LA GENTE POBRE QUE QUIERE MEJORAR SU ESTATUS”, ya que resulta difícil suponer siquiera que un auténtico indigente pueda con un ingreso mensual no mayor a 100 Euros adquirir un “todoterreno” u otro vehículo al precio de 7.000 Euros. Por lo que la pobrería boliviana deberá surtirse de paciencia mientras se cumpla el proyecto gubernamental ya planificado y anunciado tiempo atrás por don Evo Morales, la fabricación nacional de coches eléctricos impulsados por baterías para aprovechar el litio que produce Uyuni.

Y ¿dónde ha quedado la decantada dignidad nacional esgrimida como el más importante logro del gobierno plurinacional? Preguntarán algunos malintencionados. No se sabe, aunque puede comprenderse que habiendo dejado de constituir elemento primordial de la Ëtica Política ha pasado a ser destacada frase hecha que cubre el prurito de denostar públicamente “de igual a igual” a los representantes del “Imperio Americano” sin tomar en cuenta la indiferencia o falta de respuesta de los aludidos ni parar mientes en los perjuicios que esta actitud pueda ocasionar a los numerosos conciudadanos residentes en USA.

La fotografía a color que ilustra el mencionado texto periodístico de investigación merece especial atención. Un exultante Evo con amplia sonrisa, luciendo poncho rojo de alta calidad textil y un bonito “chulu” como decimos los quechuas o “lluchu” los de parla aymara tejido en lana de color verde. La mano derecha levantada en victorioso saludo deja entrever la bocamanga de una típica chaqueta campesina occidental. Volviendo a mirar la simpática figura puede afirmarse que ésta es la indumentaria más adecuada para convencer a la opinión internacional y nacional que su gobierno es indígena-originario-campesino en reemplazo de la vestimenta que regularmente luce y que nada tiene que ver con la cultura andina ni con nuestra tradición de vida. Ahora ya se conoce que los pantalones y casaca que ostenta en los retratos y actos oficiales son reproducción de la indumentaria blanca del llanero venezolano (¿a tanto llegará el afecto a Hugo Chávez?) confeccionados en paño oscuro apropiado para el clima altiplánico. Las aplicaciones con motivos tiahuanacotas en bolsillos, hombros, cuello y bocamangas son similares a los adornos con temática maya o azteca en trajes de artistas folklóricos mejicanos, por lo que se puede colegir que quienes crearon y proveen de este atuendo al Sr. Presidente tampoco son originales, salvo en sus emolumentos.

Volviendo al asunto de los vehículos “chutos” y dejando a un lado la vergüenza ajena debo decir que los bolivianos no somos lo que muchos piensan. Quienes por nacimiento y decencia guardamos fidelidad a la República de Bolivia, vivimos ajenos a cuanto se dice o hace en el Estado Plurinacional.



Walter H. Zuleta Roncal
Barcelona, febrero 17, 2012

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