La mamadera de gallo de Raúl Castro
Les remitimos el Simón Boccanegra (seudónimo de Teodoro Petkoff) que publica en el diario caraqueño TalCual, donde se da cuenta de algo que pasó como por debajo de la mesa, que fue el ‘ataque de sinceridad mediática’, nada común por cierto que le dio a Raúl Castro frente a los medios de comunicación en Managua, cuando inexplicablemente estaba, junto a los otros líderes de esa entelequia de tiramealgo, denominada eufemísticamente "ALBA", defendían denodadamente la democracia en Honduras (independientemente que cada uno de ellos, haga lo imposible por acabar con el régimen de libertades en sus propios países).
En el citado ataque de sinceridad, dijo que ni él mismo se calaba las interminables y aburridísimas peroratas de Chávez, y que tampoco ‘papá Fidel’, lo hace, pero lo que quizá es más importante, es que se puso de bulto, el carácter maniqueo del discurso de Chávez de defensa de la democracia, y ataque a ese flagelo que son los golpes militares latinoamericanos contra las autoridades legítimamente electas por el pueblo, cuando él mismo es un golpista convicto y confeso, que ahora celebra como fiesta nacional, su propio y sangriento ataque en contra de las instituciones que juró defender.
– (Recibido de J.I.)
La mamadera de gallo de Raúl Castro
Simón Boccanegra
Tal Cual – 6-7-09
No me explico como es que los medios en este país, incluyendo a TalCual, no registramos el fenomenal diálogo de Raúl Castro con los periodistas en Managua, cuando terminó la reunión. Este minicronista quiere echar el cuento, advirtiendo, como Guillermo Cabrera Infante, en "Tres Tristes Tigres", a propósito de los diálogos de su novela, que las frases de Raúl hay que leerlas en voz alta, con el cantaito cubano, para que no se pierda el sabor. La escena en TV muestra a Raúl caminando junto a Chacumbele, diciéndole: "Bueno, Hugo, yo me voy, porque yo no tengo paciencia para oír esos discursos tuyos tan largos".
Bromeando, agregó: "Bueno, mi hemano tampoco. Él pone la radio bajita cuando tú estas hablando ysigue trabajando".
Siguió en la misma tónica: "La vedá es que yo tampoco tenía mucha paciencia para los de mi hemano. Al día siguiente me pasaban un resumen y así yo sabía qué había dicho". En ese momento, un periodista dirige una pregunta a Raúl sobre el golpe en Honduras. Raúl, ríe y señalando a Chávez dice: "Aquí el que sabe de golpes es Chávez". Apuntándole con el dedo le añade: "Tú diste uno, Hugo" e inmediatamente completó, risueñamente, "Bueno, a ti también te dieron uno". Debo decir que yo siempre tuve la impresión de que Raúl, en la reunión, tenía una cara como de pena. No me extrañaría, porque Raúl es un hombre serio y debía estarse preguntando que hacía él (designado como heredero por un tipo que hace cincuenta años preguntó "¿Elecciones para qué?" y se quedó con el coroto para siempre), en un convite donde un par de fariseos como Chacumbele y Ortega declamaban, con rostros de circunstancias, endechas de amor a la democracia.
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