un ejército chavista
El presidente Morales propone a Bolivia como sede de una escuela militar bolivariana. La región comienza a reaccionar con desconfianza.
“Fuerzas Armadas Bolivarianas”, “Ejército del Sur”, “Organismo de Defensa Regional”. El nombre es lo de menos, pero lo cierto es que la propuesta ha sido lanzada por el presidente boliviano, Evo Morales, y consiste en formar lo que él denomina una “Escuela de Defensa Regional”, con sede en Cochabamba, con el objetivo de “liberar a los ejércitos del continente de la influencia del Comando Sur de Estados Unidos”. En buen castellano, esto equivale a conformar una suerte de OTAN chavista, un ejército que responda a los intereses del Socialismo del Siglo XXI. "Será una escuela de defensa con nuestra propia doctrina", afirmó el mandatario, quien ha anunciado que este tema será tratado durante la próxima reunión de los países del ALBA en el mes de septiembre. La presidenta chilena Michelle Bachelet ha dicho que ese asunto no se ha discutido en la Unasur.
Con Chávez pagando viajes en helicóptero, giras en avión, entregando cheques desde Argentina hasta Nicaragua y financiando todo lo que se relacione con el ALBA, grita de obvio quién será el dueño de ese futuro ejército. Eso es lo más claro.
Pese a que no es miembro del ALBA, aunque simpatiza con el bloque, el presidente Fernando Lugo ha salido inmediatamente a advertir categóricamente, que nadie cuente con las Fuerzas Armadas de Paraguay para semejante empresa. En el país vecino la susceptibilidad es muy grande con relación a los intentos bolivianos de sumarse a la carrera armamentista que ha iniciado Venezuela desde que Chávez asumió el poder. La ubicación estratégica de Bolivia y el antecedente de una guerra son suficientes motivos para crispar los nervios guaraníes cada vez que se habla de “fierros” en este lado de la frontera. Hace poco Bolivia pudo comprobar que los paraguayos no están dispuestos a otorgar ninguna concesión cuando se trata de resguardar su propia seguridad.
Y si Paraguay ha reaccionado de esa manera, qué se puede esperar de Brasil, cuyo liderazgo en la región no admite discusiones. Suena desfachatado pensar que los brasileños se portarán contemplativos con la presencia de un ejército financiado por Hugo Chávez en el corazón de América del Sur. El mandatario venezolano ya tuvo la oportunidad de calibrar las reacciones de Brasil, a las que se sumó también Chile, cuando en septiembre del año pasado estuvo hablando de desatar un Vietnam en Bolivia y que se relamía por enviar tropas a Pando. Esta amenaza de Chávez ya se había dado en relación al conflicto entre Colombia y Ecuador cuando se produjo el ataque a un campamento de las FARC y recientemente se produjo con la crisis de Honduras, donde también se puso de manifiesto la vocación belicista del chavismo.
La idea es descabellada y equivale a pensar que nadie sabe de los vínculos de la estructura político-militar chavista con las FARC, que también han penetrado al gobierno ecuatoriano. Sin embargo, viniendo del presidente Morales, la propuesta no suena incoherente, pues se trata de buscar cómo legitimar la ya existente y vigorosa presencia militar venezolana en el país, con miras a evitar que las contingencias electorales de diciembre puedan torcer el rumbo autocrático que se ha trazado en Bolivia. Servir de plataforma para incidir sobre Perú es otro de los objetivos, ante el fracaso de las famosas “Casas Alba” que había instalado Chávez en el país vecino.
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