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viernes, 21 de mayo de 2010

Guillermo Capobianco explica la exclusión de Cuba, Venezuela y Nicaragua de la Cumbre de Madrid. la actitud de Lula, el ridículo de Evo

Guillermo Capobianco Ribera
memocapobianco@gmail.com

El “carisma” esencial de Luis Ignacio “Lula” Da Silva se llama Brasil. Por el tamaño de su economía, por su estabilidad política, por la filosofía y doctrina de su modelo económico y por la dimensión planetaria de su Proyecto Nacional.

Las potencias de occidente congregadas estos días en la cumbre de la Unión Europea con América Latina y Centro América en Madrid, esperaron inquietos las gestiones y mediación del Presidente “Lula” ante la República Islámica de Irán a propósito de su Plan Nuclear.

La mediación fue un éxito.

El Presidente Brasileño “metió un gol de media cancha” dijeron analistas de todas partes y la tensión ante la inminencia de medidas de “castigo” en Naciones Unidas contra la potencia islámica tranquilizó de momento hasta a Barack Obama en la Casa Blanca.

Lula Da Silva fue y sigue siendo la estrella.

En esto nadie puede negar su “carisma” personal como extraordinario “negociador” y “constructor de acuerdos.

Pero, como ya se dijo antes, los liderazgos surgen en determinadas coyunturas, cuando la sociedad los necesita, en momentos de incertidumbre y de peligro de disgregación social.

La historia del “milagro brasileño” comenzó cuando los generales golpistas del año 1964 obedeciendo a los dictámenes de la ultraderecha en Estados Unidos, golpearon al presidente izquierdista Joao “Yango” Goulart semanas después de que éste impuso una condecoración en Brasilia al mítico comandante Ernesto “che” Guevara.

“Nunca más una nueva Cuba”.

Fue el origen de la llamada “Doctrina de la Seguridad Nacional” bajo cuya vigencia de 20 años de militarismo asesinó y torturó al menos a 50.000 jóvenes, la mayoría universitarios y de clase media intelectual y urbana, a lo largo y ancho de América Latina.

Las empresas transnacionales se “instalaron” en Brasil con todas las “comodidades” que el capitalismo puede brindar a quienes consideran “sus amigos”.

La virtud esencial de los lideres brasileños es haber “mantendido” y “sostenido” su Proyecto Nacional con políticas de estado a prueba de coyunturas.

El liderazgo de Brasil seria incomprensible sin tener en cuenta “el bloque de poder” que le sustenta constituido por la base social de trabajadores del campo y la ciudad; por el Gobierno Federal y el poderoso estamento empresarial carioca – paulista cuya expresión política junto a Lula y el gobierno es el Vicepresidente José de Alencar.

La fografia de Madrid es concluyente: autoexclusión de Venezuela, Cuba y Nicaragua.

Al parecer Madrid marca el ocaso irreversible y tal vez definitivo del proyecto hegemónico continental del Presidente Hugo Chávez Frías y de sus aliados más cercanos entre los que se encuentra Evo Morales de Bolivia.

El MAS, al contrario de lo que aconteció con el PT de Brasil, no tiene una identidad política clara sino que es un Movimiento en donde coexisten radicales de todo origen, tipo y filosofías.

Su “fobia” contra regiones, movimientos sociales y empresarios nacionales y extranjeros además de un error político equivalente a un “crimen” es “históricamente suicida”.

Si esa es la “tendencia”, lo demás probablemente sea una cuestión de lucha y de tiempo.

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