“Le pusimos cinco años el hombro a este Gobierno: lo apoyamos en todo (incluso nos aguantamos la subida del pan) pero que luego de 5 años de estar en Palacio nos quiera dar 5% de aumento salarial para comprar aviones, misiles, satélites y concursos de misses o del clima, es una burla” declaraba un ciudadano a una emisora local.
Si bien es cierto que entre marzo y mayo, era norma que las demandas sociales asfixien a los gobiernos de turno, no es menos cierto que entre el 2006 y el 2009 la presión que recibían los gobiernos neoliberales no la tuvo el MAS. Otros eran los conflictos que dominan la agenda nacional: dos tercios, asamblea constituyente, capitalidad, autonomías, referendums, terrorismo. Conflictos en torno a los cuales el gobierno supo alinear a las fuerzas sociales en bien de su apoyo. Las peticiones de los sectores fueron atendidas con bonos y aumentos salariales como el del año pasado que llegó al 14%.
Sin embargo, pareciera que el idilio del MAS con las fuerzas sociales, después del A-4 ha empezado a resquebrajarse y éstas han decidido retomar su independencia y autonomía de acción alejada de los mandatos gubernamentales. Los cuestionamientos a la dirigencia cobista, tan sumisa a las políticas gubernamentales, va increcendo desde los sindicatos. El fracaso del XIII Congreso campesino es otra muestra de por dónde van los tiros: la CSUTCB quiere recuperar su autonomía en contra del pongueaje político. Las demandas de los pueblos indígenas de tierras bajas para que su cumpla lo estipulado en la CPE sobre la consulta obligatoria de las empresas también los está distanciando del Gobierno. Ni qué decir de las fracturas cada vez más notorias entre cocaleros del chapare cochabambino y de los yungas de La Paz. Los sin tierra, los sin techo, los sin trabajo, los sin gas, los sin distritos... creen que también ha llegado su momento y se aprestan a tomar tierras, avasallar propiedades urbanas y exigir que la torta llegue a todos sin importar el mañana.
Por otro lado el Gobierno, ante esta escalada, está perdiendo la iniciativa y la capacidad de reacción. Lo que pasa es que desde el 2006 hasta el 2009 el Régimen supo colocar en la agenda miedos y temores que a todos los bolivianos nos unen: hay grupos separatistas que se quieren independizar, que son vende patrias. Hoy esos miedos están superados por la misma realidad al extremo de volverse en un boomerang para el Gobierno. El miedo al separatismo no es más una consigna que una. O es que se va acusar a los obreros que piden aumento salarial de separatistas? A los campesinos y obreros que piden democracia en sus organizaciones matrices se los va acusar de traidores vende patrias? Los ocupantes del Palacio Quemado que demostraron gran capacidad para atacar a sus opositores neoliberales, están ahora entrampados porque a los que tiene al frente son otros: movimientos sociales a los que usó y endiosó para copar todos los espacios del poder.
Cuatro años de confrontación han desgastado a la oposición, pero también al gobierno porque si bien lo ha preparado para los sueños del poder absoluto, por otro lado, los ha desnudado en sus propias contradicciones que hoy afloran y amenazan con corroerlos como el “turiro” (termita) a las maderas dulces. De esta manera el año 2010 marca un antes y un después del masismo en el poder. Nuestro Presidente, con ese olfato político que lo caracteriza, huele que la cosa quema, por ello, se fue raudo a Caracas ( este mes ha estado en cuatro oportunidades allá) en busca de refuerzo ideológico que le permita encarar los desafíos que se vienen.
* Ciudadano de la Republica de Bolivia
Miembro de columnistas.net
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