Más allá de emborrachadoras cifras, si algo quedó claro luego del informe del Presidente en pasado 22 de enero, fue su personalismo, que, según Fernando Mires, no es otra cosa que una sola persona “concentra en sí los poderes públicos, su presencia cubre todos los ámbitos de la política hasta el punto de que en lugar de representar un proyecto, el proyecto pasa a ser la propia persona del gobernante”. Y apunta que “En sentido carismático clásico, Evo Morales ha edificado su poder apoyado en la leyenda del pueblo indígena, entendiendo cada uno sobre eso lo que quiera”. Agrego yo que es un narcisista político de grave patología. Enamorado de él mismo, ese autoamor lo abonan el séquito de tira-sacos y adulones de diversa procedencia, y estamos en presencia de en un inobjetable culto a su personalidad del líder que se proyecta perpetuo, para lo cual ha ‘modelado’ la historia pasada y presente según las conveniencias de su proyecto de poder personalista y totalitario.
No encuentro mejor título para calificar-resumir el discurso de cinco horas del Presidente Morales, en su séptimo aniversario de toma del poder, el pasado del 22 de enero de 2013.
A. de … , o D. de…’ son abreviaturas utilizadas para marcar cambios de época en el devenir de la historia de la humanidad: antes de nuestra era, después de nuestra era; antes de Cristo, después de Cristo. ¡Me excuso: la última comparación es un desagradable resultado que no guardan relación alguna con los personajes ni con la realidad!
No tuve valor para escucharlo, salvo tres intentos que superaron mi capacidad de tolerancia: demasiada infamia para comparar datos y cifras pasadas y actuales, como si ellas respondieran a realidades económicas internas y externas equivalentes, entre un antes y un después del llamado ‘proceso de cambio’. Lo leí un día más tarde, editado en una voluminosa separata, incorporada a medios de comunicación impresa.
Mi conclusión: “antes de Evo”, según él mismo, en Bolivia reinaba el saqueo de materias primas, el estancamiento socioeconómico, la voracidad de colonizadores y capitalistas pretéritos y actuales, locales y foráneos neoliberales; cero reservas internacionales, esmirriada clase media, salarios sin relación con la inflación y pobreza rampante. ‘Antes de Evo’, cero industrialización de los hidrocarburos y de materias primas como el litio o el hierro del Mutún. Antes de Evo, no se eliminó el analfabetismo, ni hubo mejoras educativas ni de salud pública; ni de servicios básicos, ninguna seguridad jurídica para la inversión extranjera directa y nacional, ni seguridad ciudadana, ni control del crimen y la delincuencia, exclusión social a granel, pobreza, despilfarro. Eran los tiempos neoliberales.
Después de’ Evo, llegó la promesa del ‘socialismo el siglo XXI’ y el proceso de cambio, con el lema ‘Bolivia cambia, Evo Cumple’ gracias al reparto de cheques a municipios para realizar obras, cuyos recursos provenían de préstamos del gobierno de Hugo Chávez. Esos dineros incrementaron la deuda bilateral de $us 47millones a 421, en estos siete años: no eran donaciones. ‘Después de…’ el cambio fue otra de las tantas imposturas de Morales, sus hombres, asesores extranjeros y muchas ONGs: cambiar para que nada cambie. Al mejor estilo gatopardista: "Si queremos que todo siga como está, necesitamos que todo cambie", paradigmática frase de la novela ‘Il Gattopardo’, del italiano Giuseppe Tomasi di Lampedusa.
‘Después de…’ nada cambió pues Morales va por la presidencia perpetua, violando y manipulando la Constitución a su gusto: “le meto nomás” como dijo para que sus abogados “lo arreglen en el camino, para eso han estudiado” (Discurso pronunciado el 28 de agosto 2008 en la Casa de la Libertad, Sucre). No en vano, en el discurso de marras hilvanó una estrategia de gobierno-poder hasta 2025.
Siendo coherente con la historia estudiada y vivida, el discurso y sus diagnósticos tiene algunas medias verdades y olímpicas mentiras. Y sobre todo deshonestidad política e intelectual, porque los datos y comparaciones utilizadas obviaron malintencionadamente los precios de las materias primas exportables antes de 2006. Cifras y más cifras, Morales –y quienes le redactaron el discurso- violaron el principio de estudios comparados en el tiempo, que deben reflejar los contextos históricos y económicos no equivalentes y señalarlos, para no engatusar a los ingenuos y evitar groseros engaños.
Como los precios de las materias primas antes de 2006, ignorados olímpicamente en el informe, hubo otras ausencias en el ‘después de…’: el racismo, la represión y el desprecio hacia los pueblos indígenas del Oriente por su lucha insobornable en defensa del TIPNIS, su hábitat y santuario ecológico, en contra de una carretera para expandir la frontera agrícola de la coca excedentaria. No mencionó la violación a Derechos Humanos de opositores políticos y cívicos, la imposición del pensamiento único oficialista, sin derecho a la libre expresión; la corrupción-extorsión de funcionarios de su gobierno, que apunta a las más altísimas esferas, por eso desvían la atención y achacan a agentes externos. ‘Después de…’ quedó demostrada la impostura ideológica y política que les permitió arroparse en el sistema democrático, como opción de izquierda, defensora de los pueblos indígenas y de la madre tierra, y ya sin tapujos, demostrar lo que son Morales y sus conmilitones: dictadores revestidos de demócratas, como apunta Mires.
Algunas cifras
La estabilidad y la bonanza macroeconómicas, después de 2006, no se debe a que Morales y sus hombres sean unos genios de la economía, candidatos a un Premio Nobel: se debe a que hasta 2005, por millar de cúbicos de gas, Bolivia recibía entre $us 0,90 y luego algo más de un dólar. ‘Después de…’ 2006, el país ha recibido entre $us 8 y 13 por el mismo millar. El barril de petróleo costaba $us 10, y llegó a costar $us. 180, aunque ahora algo menos de $us. 100.
La libra fina de estaño se pagaba ‘antes de…’ a $us 2.30 y no cubría los costos de producción. ‘Después de…’se ha a cotizado hasta $us 11.70, sin que la minería nacionalizada, mineros y cooperativistas hayan introducido mejoras tecnológicas. Siguen sacando el mineral en bruto, sin valor agregado.
Sustantivamente superiores a los que durante los 30 años anteriores manejaron los gobiernos llamados neoliberales, esos ingresos no son méritos de Morales: responden a las demandas de la economía globalizada y sus tendencias expansivas, como la de China, entre otros países. De ahí la estabilidad macroeconómica, el crecimiento de las reservas y del PIB. Según el Informe de la Fundación Mileno sobre la economía, Bolivia: 2012, “el período de bonanza que el país experimenta, se debe al mayor valor de las exportaciones, debido al incremento de los precios de las materias primas. Ello genera mayores ingresos públicos y privados (rentas), que al gastarse expanden la demanda. Esto incentiva la producción interna, pero también da un impulso a las importaciones, que resultan además más baratas por la apreciación real de nuestra moneda.” ‘Después de…’ el gobierno ha dispuesto y dispone de dinero de diversas fuentes: de las formales por la exportación de materias primas no renovables y sin valor agregado, de las remesas de los exiliados económicos, y de fuentes ilegales: la única industrialización que va viento en popa es la producción de cocaína, gracias al cultivo de más de 30 mil Has. de hoja de coca, cuando lo permitido son 12 mil. Es decir, existen al menos, 18 mil Has. de coca excedentarias, materia prima de la cocaína. Ahí hay millonario valor agregado que entra en la esfera de la circulación y aparenta bonanza, como la ilegalidad de haber ‘nacionalizado’ autos -unos robados en otros países- y todos ingresados de contrabando, para recaudar millones de dólares.
Sin embargo, la microeconomía va de mal en peor. Del bullado incremento de la clase media, habrá que decir que no toda se irá al paraíso, para frasear a la película de nombre similar por el peso que resiste de pagar tributos e impuestos para mantener a gobiernos ineptos. Quizás mucha de ella en Bolivia se vaya al infierno, si existiera alguno en el otro mundo, pues la mayoría no tributa: no tiene trabajo estable ni salario fijo. Malvive en la precariedad laboral y en mísera informalidad, como estrategia de sobrevivencia, y no pocos cruzan la delgada línea roja que los introduce en la ilegalidad, el contrabando, vía el cultivo de coca excedentaria, el narcotráfico y el crimen organizado, la corrupción y otros afines.
¿Por eso compra un avión presidencial para su uso personal en más de 40 millones de dólares, construye un carísimo museo en Orinoca, su aldea natal perdida en el Altiplano, dedicado a su vida y sus regalos presidenciales; decreta feriado nacional el día de su posesión como primer presidente indígena, fachada impostora, según comprobaron los indígenas del Oriente boliviano, entre otros dislates, y un largo etcétera de dispendios a costa de que muchos sigan malviviendo en la pobreza, como ‘antes de…’ según apuntó en su discurso el pasado 22 de enero.
‘Después de…’ la figura del Estado, institución permanente en el tiempo como representación de la múltiples determinaciones que componen la nación, se ha eclipsado en un gobierno centralista que no reconoce la transitoriedad democrática de todo gobierno, en virtud a la sana alternancia política. Tampoco industrializó los hidrocarburos, ni el hierro, ni el litio. ‘Después de…’ tampoco creó empresas productivas ni generó empleos también productivos, ni acabó con el analfabetismo, ni mejoró la educación, ni la salud. Pero sí subvenciona la gasolina, el diesel y gas licuado, pues es un hueso muy duro de roer imponerle costos reales a la población, a la gran producción agrícola y sus miles de pequeños productores medianos y chicos, responsables como a la industria de alimentos y la seguridad alimentaria y otras. Hacerlo, sería traicionar su cultura política demagogo-populista, si el gobierno se vanagloria de millones y millones de dólares, sin que lleguen al bolsillo de la gente común.
En criterio de varios autores, responsables del estudio “La crisis mundial vista desde Bolivia 2008-2011”, “El relativo aislamiento económico de Bolivia le permite una cierta resistencia a las crisis internacionales, pero también, de una manera negativa, la desconecta de las grandes olas de crecimiento y de las principales corrientes del pensamiento mundial. Tal es la razón “objetiva” por la que se conoce y discute tan poco de asuntos internacionales en nuestro país. Siempre estamos centrados en nosotros mismos, lo que no tiene pocas implicaciones en nuestra mentalidad y en la forma en que hacemos las cosas, esto es, como si cada vez tuviéramos que reinventar la pólvora y comenzar la historia nacional (y universal) de cero”.
Ese es el resultado del ‘después de…’ No valen sus cifras, Presidente: ¿dónde ha ido a parar tanta cantidad de dinero, como nunca antes tuvieron las arcas de Bolivia? La microeconomía, la economía formal, la salud, la educación, la infraestructura, están hoy peor o igual que antes de usted. La decencia, la ética y el decoro personal de funcionarios públicos, incluido usted, están infinitamente peor que ‘antes de usted’. La democracia como construcción de acuerdos entre diferentes, la separación de poderes sin subordinación del órgano judicial al poder político; el respeto a los ‘libre pensadores’ que no concuerden con su personalismo ni su gobierno y, por lo tanto, son sometidos a ‘guillotinas judiciales, chantajes, extorsiones, cárceles y exilios, el respeto a la pluralidad política, entre otras, malviven con usted, hoy, peor que ‘antes de usted’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario