Este nuestro país anda de cabeza porque sus gobernantes así lo quieren. No hay día en que alguno de los ministros o los más altos dignatarios del Estado no digan algo inapropiado cuyo destino es confundir a la opinión pública. Tienen una facilidad para meter la pata que asombra. Si antes se contaban sabrosas aunque malignas anécdotas de mandatarios de facto, ajenos a la función pública, hoy son personalidades como S.E. y el Vicepresidente quienes se lucen con sendos despropósitos verbales. Y eso que dicen, quienes le adulan, que S.E. es el mejor presidente que ha tenido Bolivia en toda su historia.
Según informa ANF – confirmado porque nosotros lo hemos visto estupefactos en la televisión – S.E. ha invocado a las Fuerzas Armadas de Bolivia, el jueves pasado en Cochabamba, a que dejen de ser “apolíticas” por motivos que sólo él sabrá justificar en su momento y que responderán a sus intereses, sin duda. Ha dicho que las FF.AA. deben ser anti todo (anti-colonialistas, anti-capitalistas, anti-imperialistas). Es decir que S.E., por una insensatez o porque habla más rápidamente de lo que piensa, se ha pasado por el forro la letra de la Constitución Política del Estado.
Seguramente que todos los mandatarios habrán deseado unas FF.AA. complacientes con su administración. Nadie pone en duda que no ha existido un gobierno ajeno a adular a la milicia, sobre todo en épocas en que la institución resultaba ser si no una amenaza, por lo menos incómoda al poder de turno. Ni qué decir durante los regímenes militares, cuando, por ejemplo, la doctrina de seguridad nacional, con todas sus drásticas y ahora repudiadas connotaciones, era la razón de ser del Ejército.
Pero de ahí a que un presidente constitucional llame a las FF.AA. a definirse políticamente, existe un mar de diferencia. Que un presidente, burlándose e ignorando la Carta Magna, convoque a los militares a hacer lo mismo (transgredir la Constitución) porque de lo contrario se estarán “autocastrando”, es algo que, además de insultante, se pasa de la medida. No recordamos que tenga parangón. ¿Para qué entonces los mismos gobernantes actuales acusaron, criminalizaron y desprestigiaron al Ejército afirmando que debería desaparecer justamente porque se inmiscuía en la política interna del país? ¿Quién entiende que ahora S.E. llame a los soldados a que militen políticamente?
Cuidado que S.E. se haya disparado un tiro en el pie. Eso no se lo ha dicho a un sordo, como repite el argot callejero. Que no crea S.E. que porque el Alto Mando, desde hace mucho, responde sumisamente a los dictados del MAS y porque muchos que fueron sus máximos jefes están en funciones de embajadores, todos los militares son masistas. Que no crea S.E. que en todas las guarniciones del país gusta oír y gritar el “patria o muerte, venceremos” o desfilar entre wipalas, cohetazos, huayñitos y turbamulta. A unas FF.AA. que están silenciosas, tranquilas, que evitan enfrentamientos, que respetan la Constitución, ¿para qué invitarlas a que se alineen ideológicamente con el masismo, el socialismo, el castrismo, y se enemisten con el “imperio”? Peor aún, más que invitarlas, ¿para qué exigir sin motivo a los militares bajo el vulgar término de no “autocastrarse” a que se politicen?
La Carta Magna es muy clara, el artículo 245 no deja la menor duda interpretativa, y durante toda la última etapa democrática esto se ha repetido un millón de veces y lo escribimos una vez más: “La organización de las Fuerzas Armadas descansa en su jerarquía y disciplina. Es esencialmente obediente, no delibera y está sujeta a las leyes y a los reglamentos militares. Como organismo institucional no realiza acción política…”. Si la Constitución vigente costó hasta sangre inocente, no se alcanza a comprender cómo se haya producido un vuelco tan grande en la mentalidad del MAS. ¿O es sólo de S.E.? ¿O creen los del gobierno que tienen a sus pies unas FF.AA. que bailarán en todo bajo su batuta?
Que S.E. censure y ataque en el mismo acto de Cochabamba a algunos dirigentes trabajadores que dizque dicen tener “independencia sindical” es algo distinto, aunque tampoco coincidimos en que todos esos dirigentes tengan que bailar, como se pretende con los militares, a son de la música masista. No se puede meter en el mismo saco a los militares y a los dirigentes sindicales porque, según las leyes y sus funciones, son diferentes. Los primeros están para velar por la soberanía, la estabilidad política y el honor nacional; los otros para salvaguardar los intereses de los trabajadores, es decir para hacer política. A los dirigentes sindicales S.E. les puede ordenar lo que quiera y ellos sabrán si le hacen caso o no. Pero el Ejército no es un sindicato o por lo menos habrá que rogar porque no lo sea pese a todas las presiones que vienen desde el poder.
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