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viernes, 21 de enero de 2011

es que son éstos incorruptibles? o el mito de una honestidad que no aparece. Manfredo Kempp


Ahora que Brasil y Paraguay han otorgado refugio a cuatro perseguidos políticos, el Gobierno y sus peones del MAS no deberían protestar contra esas naciones amigas, ni enviar intrusos a tratar de reclamar contra quienes huyen, ni estigmatizar países como fue con EEUU y Perú, sino, por el contrario, alegrarse, aplaudir, porque en un mes, medio año, o un año más, pueden ser ellos los máximos beneficiarios del refugio o del asilo.

Convengamos con que en Bolivia nada es eternamente duradero, aunque quienes están en el poder siempre piensan que nadie los va a echar. Sin embargo, ya lo hemos visto, no hacen falta ni botas ni tanques para que, en plena democracia a la usanza nuestra, saquen de la oreja a mandatarios constitucionales y no pase nada. En este proceso democrático de casi tres décadas, han sido derrocados u obligados a renunciar tres presidentes: Siles Suazo, Sánchez de Lozada y Mesa. Se los echó nomás. Y dos – Vaca Díez y Cossío – no asumieron la presidencia porque no le dio la gana al mandatario que se iba, Mesa. ¿Esa democracia es la que festejamos con algarabía cada 10 de octubre?

¿Qué le garantiza a S.E. que pueda perdurar en el Palacio el tiempo que quiera? Claro que deber ser bellísimo quedarse para siempre en el mando, viajando en el Falcon y con perspectivas de tripular el satélite chino. ¿Pero quién lo avala? ¿Las Fuerzas Armadas? ¿Los movimientos sociales? ¡Las pinzas! Las Fuerzas Armadas y los movimientos sociales apoyarán al próximo presidente con el mismo fervor y devoción conque apoyaron a S.E. hace algún tiempo atrás.

Entonces, que los masistas no se indignen por el refugio que están dando a los opositores las naciones vecinas o de más allá. Sean un poco más inteligentes y piensen en su propio pellejo. Porque hasta que un próximo gobierno desbarate todos los disparates jurídico-constitucionales que ha creado el Estado Plurinacional pasará un tiempo, y, entre tanto, los masistas serán juzgados por sus propias leyes. Es decir que se freirán en su propio aceite. Ya veremos a los incorruptibles huir como conejos ante sendas acusaciones de corrupción, porque, ¡vaya que hay pillos en este Gobierno andino-centrista!

Los masistas, vivos como ardillas, encontraron la fórmula para aniquilar a sus adversarios sin mostrar hacia el exterior su cara fea. Le dejaron la parte más vil de la represión a la Justicia. Entonces, todo enemigo, todo contestatario, no tiene por qué ser detenido por los organismos policiacos, sino que se los acusa de antiguas irregularidades, de presuntas malversaciones en el pasado, y se los entrega a tribunales obedientes, como antes a los cristianos a las fieras del circo. El Ejecutivo no se ensucia las manos. ¿No es una idea canalla pero brillante? ¿Qué mejor que tener a todos los opositores como corderos en el brete del matadero, zurrados de miedo?

Si se reclama al Gobierno por alguien que está detenido abusivamente, la respuesta es sensata, hasta civilizada: “la Justicia ha determinado su apresamiento”. ¡Cuando todos en Bolivia sabemos que el aparato judicial está designado a dedo por el Gobierno! Sean interinos o no. Contralor, Fiscal General, fiscales, jueces, todos o casi todos han sido puestos a dedo en sus cargos para reprimir antes que para hacer justicia.

Eso de la incorruptibilidad del MAS causa risa, de verdad. Basta con verles la carita de pillastres a los desconocidos que aparecen como fiscales. No sólo han dejado de lado la formalidad de la corbata que vaya y pase en estas épocas revolucionarias; pero ni siquiera la de ponerse una camisa decente; de darse una afeitadita; un corte de pelo. Se presentan en camiseta, con lamparones de sudor y salteñas, desaliñados, gritones, y claro, con esas fachas y actitudes, hasta las cholitas les lanzan patadas en la entrepierna creyendo que son pandilleros que van a asaltarles sus pulperías. A eso hemos llegado con nuestros jurisconsultos del “cambio”.

Los incorruptibles van a ser perseguidos por corruptos. Será una ironía pero que se vayan preparando para rendir cuentas. En esta notita no vamos a elaborar una relación de las barbaridades que se denuncian diariamente. Cosas de hoy, no de hace diez o veinte o treinta años atrás. A los masistas, a los del MAS, se los ha sorprendido con las manos en la masa, valga la redundancia. Y ahí aparecerán a la vista las erogaciones para sobornos y chantajes, los gastos irracionales en aviones de placer y de guerra, las locuras satelitales, los tramposos cheques venezolanos, los sucios catos, y los desconsiderados negociados de toda índole. ¿Y los gastos reservados? ¡Claro que se sabrá de dónde sale tanto dinero para tirar en lealtades, propaganda, concentraciones y traslado de multitudes!

Ahora, además, cuando empiezan a reventar los escándalos que apestan, no sólo se cita a declarar a los opositores, sino también a los periodistas, lo que es una amenaza. A la nomenclatura masista nunca le ha gustado la prensa que pregunta. A S.E. no le gustan las preguntas; le gusta hablar. El MAS amó siempre a la prensa dócil, festiva, complaciente, útil. Y se benefició de su utilidad. Hoy tampoco tiene eso y sus signos vitales comienzan a caer en picada.


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