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viernes, 5 de agosto de 2011

Daniel Pasquier profundiza el tema del TIPNIS y el intento de Evo de querer ignorar disposiciones de su misma CPE sobre territorios y derechos de pueblos originarios. credibilidad fallada la del régimen autócrata del MAS.


El presidente Evo Morales en Villa Tunari defendió el carácter anticolonial, antiimperialista y anticapitalista del proceso de cambio. Una en la frente y la otra en el pecho. No  se  puede recibir de otra forma cuando de corrido inmediatamente se tira contra el descubrimiento de América, ese hito histórico para la humanidad, aunque más relevante para Occidente, al calificarlo despectivamente como una “invasión europea”. Tampoco se justifica en base a discrepancias actuales de interpretación, cinco siglos más tarde, con lo que ha venido a conformar  un bloque de reconocimiento progresivo a la dignidad humana, traducido con diversidad de grados en la teoría y la práctica democrática casi universal.
Aunque no lo haya leído, menos estudiado, es imposible ignorar los méritos de tal hecho histórico.  Además de ilustrativo es apasionante reconocer los  antecedentes  involucrados en la búsqueda del camino alternativo a las Indias; lo que significó  el descubrimiento “casual” del Nuevo Mundo no solo para la geografía de entonces, lo que era la Tierra para el hombre hasta el siglo XV,  sino para la economía, la cultura, la filosofía y el desarrollo político general.  Se expandieron los conceptos y valores incubados en el seno greco romano para dar lugar a la construcción del mundo moderno.
Los signos de la profunda crisis del Estado Plurinacional (EP). La ruptura de la unidad en la visión de Nación y la propuesta de construcción de un nuevo Estado, planteada como refundación, ha llevado a la pérdida del concepto de soberanía nacional al distribuir la “nacionalidad” entre pueblos y étnias de confuso contenido territorial, político y social. Pérdida de unidad a causa de un proyecto excluyente de ciudadanía en términos políticos, acentuando los problemas de control político territorial, la inseguridad y, como correlato a la creciente falta de Estado, la ausencia de institucionalidad y el predominio de la actividad ilegal. La raíz de esta crisis de Estado, probablemente, tiene que ver con la falta de claridad conceptual entre los propulsores de la refundación plurinacional. Se confunden fácilmente. Cómo no darse cuenta que cuando el presidente pregona que “la mayor riqueza para cambiar Bolivia y llevar adelante una revolución democrática y cultural es la conciencia del pueblo boliviano", está expresivamente en deuda con ese mundo y esa cultura a la que menciona  casi con repugnancia. La lengua, los conceptos no le pertenecen. Ahí está quizás la raíz  del porqué no  comprende  a “Bolivia”, por qué  no acepta la convivencia en “democracia” ni la riqueza “cultural” de la diversidad en el pueblo boliviano.
El “imperialismo” bajo el hábil discurso indigenista. Se favorece  a la nación cocalera del Chapare, aunque la CPE (Art. 2)  garantiza “a todos” sus derechos, hasta el autogobierno y las entidades territoriales. Pero no les  ha preguntado a los pueblos chimán, mojeño, yuki, yuracaré si quieren cambiar de hábitat, donde siempre encontraron los medios para vivir y para vivir en paz. Se descuartizará su territorio (TIPNIS)  a costa de lo que sea. Nada valen idiomas, tradiciones ni culturas. No se les aplica el Capítulo entero del Art. 30, sobre “el derecho a la consulta previa... en caso de la explotación de recursos no renovables” y al “uso y aprovechamiento exclusivo de los recursos naturales renovables existentes en su territorio”. Esa carretera “es un crimen” (W. Estremadoiro, en El Día y www.icees.org.bo).
Pero todos perdemos cuando no se respetan los derechos de alguno. ¿Vamos a quedarnos “a mirar la naturaleza”? (Ministro Delgadillo). Ignorancia crasa o sospechoso silencio al  ejemplo de Costa Rica: el turismo ecológico en 51.000 km2, un puñete de 340 kms de costa a costa, genera los mayores ingresos al país (más que la exportación de gas del EP) con el triple de PIB, IDH alto vs medio y solo el 5 % de pobreza extrema vs 34 % del EP.  National Geographic propuso al Parque Madidi como una de las siete maravillas del mundo “imprescindible de visitar”, y del  que forman parte el conjunto Manú en Perú, Amboró y El Chore. ¿Nada que ver con nuevas oligarquías, vendepatria, terrorista y transnacional, que solo en Yapacaní, pequeña población de la provincia Ichilo (14.000 km2), tenía más de 280 fábricas de droga? La realidad del neocolonialismo endógeno. Mandar campesinos, tráfico ilegal de  madera y ampliar sembradíos de coca, para desplazar naciones reconocidas en la CPE (Art. 5.I). ¿Los indígenas se apartan del Pacto por la Unidad (MAS)? Es el aymara conductor de la defensa de los recursos naturales, de los indígenas y de los pobres a nivel mundial quien ha tomado otro rumbo. Y al hacerlo, no ha medido consecuencias. El Estado carente de institucionalidad y, sobre todo, de credibilidad, hace aguas por todos lados. No se escucha la crítica, por muy constructiva que sea, a la carencia de política económica, de inversiones (no de propaganda, que sobra),  al incremento y composición de la deuda pública (externa: 3.035 MD, interna: alrededor de otros 3.000 MD), a la dependencia (72%) de la exportación de recursos no renovables, al retroceso en las exportaciones no tradicionales; se insiste en la xenofobia no solo contra chilenos por el tema del mar, sino contra brasileros agropecuarios asentados en el oriente.
El capitalismo más salvaje se practica en el sector cocalero para conseguir que el mercado regule la compra venta de autos chutos, la importación de precursores para procesar cocaína; el cultivo de marihuana, el uso de coca transgénica para conseguir hasta ocho cosechas al año y,  tierra mar y aire para llegar con el producto  a los cinco continentes.
El Estado está sobrepasado o no existe. El presidente tendría que convocar a todos los bolivianos para enfrentar la crisis, salvo que quiera ser el único responsable de la debacle. Pero el costo, es demasiado alto. El MAS se ha divorciado de los indígenas, y de la realidad del país. Perdemos todos.

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