Uno de los detenidos en Pando, llegó a la fría ciudad de La Paz, sin ropa y sin zapatos, pero el gobierno dice que cumple la ley *
Comentan por ahí que cuando Juan Ramón Quintana promete, cumple, especialmente si de hacer chanchadas se trata. Y Quintana le prometió a Evo que sentaría la mano a los pandinos para que nunca más vuelvan a hacer una broma de muy mal gusto como el rechazar la constitución masista.
El 25 de enero, en palacio de Gobierno no salían de su asombro. No atinaban a encontrar una explicación del porque en un departamento ocupado militarmente podía haber triunfado el NO, a pesar de las amenazas y la violencia registrada contra los ciudadanos y el dinero repartido en la compra de conciencias de los dirigentes de organizaciones sociales y campesinas de la región.
Como suele ocurrir entre los cortesanos que siempre están a la espera de su oportunidad de oro, algunos dedos comenzaron a apuntar hacia el Ministro de la Presidencia, por este fracaso. Sacha Llorenti, el viceministro de Coordinación con los Movimientos Sociales, era particularmente entusiasta en soplar al oído de Evo Morales que el responsable no era otro que Quintana.
Entre los argumentos que deslizaba en forma no tan sutil, Llorenti indicaba que su inmediato superior no había sido muy eficiente en las tareas de amedrentamiento y que había permitido que se rearticule un núcleo opositor con las consecuencias conocidas. En suma, el conocido intrigante casi llega a convencer a Evo que su ministro se había “dormido sobre sus laureles” y que después del secuestro del prefecto Leopoldo Fernández y de un grupo de cívicos, prácticamente no había hecho nada.
Ciertamente a Evo no dejaron de preocuparlo las sugestiones que le hacía el segundón ambicioso por lo que habría comenzado un rudo interrogatorio a su cercano colaborador mientras que en la plaza Murillo seguía congregada la gente para festejar un alicaído triunfo.
Quintana habría terminado por reconocer que “algo falló” pero que enmendaría su error e hizo airadas promesas de que nunca volvería a ocurrir algo así. Se comenta en palacio de Gobierno que la derrota en Pando fue para él una afrenta personal e imperdonable y los que lo conocen aseguran que más temprano que tarde acabaría por desquitarse.
El momento elegido fue la madrugada de este miércoles y existen versiones de que la orden de realizar la “razzia” partió directamente de él. Es evidente que el vicepresidente García Linera miente cuando afirma que los militares procedieron a las detenciones por orden judicial.
Sin embargo, existen otros elementos que muy bien condimentan el indigesto guisado. Los nuevos secuestros (el término de detención no cabe por cuanto ello significa una acción judicial) realizados en Pando, contraviniendo todo ordenamiento legal se realizan en un momento particularmente muy incómodo para el gobierno.
Se asegura que a Evo no le hubiera molestado si durante las acciones represivas de este miércoles se producían algunos muertos si con eso se lograba cubrir el tema de su dilecto Santos Ramírez y la gigantesca corrupción detectada en YPFB, que ha acabado por cortarle el poco sueño que tiene.
Por de pronto Pando nuevamente está sufriendo la sañuda venganza de un gobierno que no le perdona el haber expresado dignamente su voz, a pesar de la represión, las amenazas y la violencia. Es más, García Linera, fiel a su pasado de terrorista, ya ha amenazado que los pandinos tienen que acostumbrarse a que militares encapuchados entren a sus domicilios volteando puertas a patadas y los trasladen, aún en paños menores, a La Paz.
La Paz , la “cuna de la libertad y tumba de tiranos”, en el bicentenario de su revolución libertaria, está ganando el triste renombre de carcelera de ciudadanos que solo han cometido el delito de oponerse a un proyecto autoritario.
* foto La Estrella del Oriente
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