Al referirse a las declaraciones del general César López, ex jefe de la aduana, involucrando al ministro de la presidencia, Juan Ramón Quintana en el contrabando de Pando, el presidente de la república pidió a sus ministros que se cuiden de las acusaciones de la derecha, a la que calificó como “racista y fascista”.
Tales advertencias presidenciales fueron formuladas luego de que el ex funcionario aduanero revelara también que, a través de una carta y en una audiencia personal, informó a S.E. sobre el “inusitado hecho de contrabando” y le pidió ayuda con las FFAA. Ayuda que nunca obtuvo y en su lugar llegó su memorando de despido.
El ministro Quintana, alegando inocencia sobre las denuncias vertidas en su contra, en declaraciones muy escuetas y diferentes a las que pronunció en junio de 2007, cuando reconoció que el ahora ex jefe aduanero era su "amigo entrañable", sin embargo nada tenia que ver con su designación; esta vez afirmó que tampoco fue responsable de su destitución.
“Y que si fue padrino de su matrimonio, fue simplemente un accidente" Asimismo, fue enfático al afirmar que no se sometería a ninguna investigación pese a que las declaraciones de López son suficiente prueba para iniciar una acción legal en su contra.
Lo curioso de esta guerra brutal entre “padrinos” es que el ingrediente racial y fascista que le atribuye S.E no aparece todavía. Salvo que se haya estatuido un riguroso examen de limpieza de sangre, como requisito sine qua non para contrabandear, no existe indio a la vista en este penoso trance. Todos los implicados son unos ilustres cholos, incluyendo a S.E. y gente del entorno, con cruce racial más antiguo. Entonces: “La derecha racista y fascista”, que atacará “con cualquier acusación o invento” parece ya estar encaramada en los altos círculos palaciegos y en la jerarquía del MAS.
Lo terrible de esta novela policíaca es la farsa que se montó en torno a su desarrollo. Se han trastocado los papeles al extremo de confundir a toda la población con los argumentos del libreto, al punto de confundir los hechos y sus derivaciones. Algo similar a lo que le ocurría a Pedro Camacho en la “Tía Julia y el escribidor” de Vargas Llosa.
Hoy no se sabe si eran 17 o 33 los camiones que pasaron ilegalmente o si eran 17 los muertos del Porvenir. Si los abusivos comerciantes, que pasaron 33 camiones en lugar de los 17 autorizados, son los desaparecidos de Filadelfia y Puerto Rico o los gusanos a los que se refiere el ministro Quintana para el epitafio de Leopoldo Fernández.
Si el contralmirante Rafael Bandeira, ex jefe del Comando Conjunto y actual prefecto en ejercicio de Pando, pertenece a fuerzas expedicionarias de UNASUR; es un enviado del ejército brasilero o responde a líderes originarios como: Matarollo, Llorenty o Yaksic.
Lo cierto es que no hace parte de ninguna etnia originaria del lugar. Finalmente, queda en la duda, si el enfrentamiento o masacre en ese lejano jirón patrio fue producto de divergencias políticas o simplemente se trató de un “ajuste de cuentas entre padrinos” destinado a distraer la atención de los incautos, sobre el extraño caso de contrapando…(analista de hoy bolivia)
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