La senadora Hillary Clinton, nombrada por Barack Obama como su secretaria de Estado, prometió hoy una diplomacia directa, sin intermediarios, y enérgica, pero vigorosa para contrarrestar a quienes, como Hugo Chávez y Evo Morales, siembran el terror.
Las declaraciones las hizo ante el Senado de los Estados Unidos en su comparecencia el martes 13 de enero. Agregó que es importante “poner una nueva cara sobre la diplomacia estadunidense al acercarnos a América Latina”.
“Retornaremos a una política de involucramiento vigoroso” con América Latina, cuyos países son “nuestros aliados más cercanos”, afirmó, y reiteró la propuesta de suspender algunas sanciones contra Cuba, pero informó que el próximo presidente no cree que sea “el momento” para suspender el embargo. Criticó la promoción de “ideologías antiamericanas” de Venezuela y Bolivia y dijo que Washington emplearía la “diplomacia directa”(sin intermediarios) para promover la cooperación con estos países en un serie de temas de interés mutuo.
En su comparecencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado como parte del proceso de su ratificación (casi asegurada, por la cálida bienvenida que recibió el martes de sus colegas de la cámara alta), Clinton respondió en vivo, y también por escrito, a decenas de preguntas sobre cómo manejará la política exterior del país frente a los desafíos que enfrenta por todo el mundo, incluida América Latina.
En cuanto a Venezuela, Clinton dijo en respuesta por escrito al Senado que “por demasiado tiempo hemos cedido el terreno de juego a Hugo Chávez; un líder democráticamente electo que no gobierna democráticamente, y cuyas acciones y visión para la región no sirven a sus ciudadanos o la gente a través de América Latina. Mientras nos deberíamos preocupar por las acciones y postura de Chávez, no deberíamos exagerar la amenaza que presenta”.
Washington debería “llenar ese vacío con un liderazgo fuerte y sostenido en la región, y una diplomacia firme y directa con Venezuela y Bolivia. Deberemos tener una agenda positiva en el hemisferio en respuesta al tráfico de temor propagado por Chávez y Evo Morales”.
Propone que “la cooperación bilateral con Venezuela y Bolivia sobre una gama de temas sería de interés mutuo de nuestros respectivos países; por ejemplo, antiterrorismo, antinarcóticos, energía y comercio”. Agregó que un manejo diplomático directo de alto nivel con Venezuela requiere de “preparación cuidadosa y un socio dispuesto a participar en un diálogo significante. Está por verse si hay alguna señal tangible de que Venezuela de verdad quiere una relación mejorada con Estados Unidos”.
“Muy frecuentemente la política estadunidense hacia las Américas en años recientes ha sido negligente con nuestros amigos, inefectiva con nuestros adversarios y con poco interés en los retos que importan para las vidas de los pueblos a través de la región. Este vacío creado por la falta de una participación sostenida de Estados Unidos en la región ha sido llenado, en parte, por otros –incluido Hugo Chávez–, quien ha intentado utilizar esta oportunidad para promover ideologías anticuadas y antiamericanas”, afirmó en una respuesta por escrito.
Ahora la política hacia la región, añadió, “será guiada por el simple principio de que lo que es bueno para los pueblos de las Américas es bueno para Estados Unidos”. Dijo que se trabajará en conjunto con los países de la región para “promover la gobernación democrática, la oportunidad y seguridad de abajo hacia arriba”.
En su presentación oral, agregó que una participación más intensa y sostenida de Estados Unidos en la región se basa en que “compartimos intereses políticos, económicos y estratégicos comunes con nuestros amigos al sur, como también muchos de nuestros ciudadanos comparten legados ancestrales y culturales”.
Subrayó que “vemos con gran entusiasmo la Cumbre de las Américas que se realizará en abril”, donde además de los temas presentes en la agenda hemisférica, el gobierno de Obama pondrá especial interés en su propuesta para una asociación energética.
En sus respuestas sobre Cuba y Venezuela, Clinton ofreció mensajes que buscaban mantener la crítica a estos regímenes (incluida Bolivia). Obama, dijo Clinton, “está comprometido a suspender las restricciones a los viajes de familias y la restricción sobre (el envío de familias cubanoestadunidenses) remesas. Él cree que los cubanoestadunidenses son los mejores embajadores para la democracia, la libertad y la economía de libre mercado, y al ser posible sus viajes de regreso para ver a sus familias, eso promueve más el caso de los fracasos del régimen de Castro; la represión, la negación política de libertad, los prisioneros políticos, todas las muy desafortunadas acciones que se han tomado para mantener atrás al pueblo cubano”, declaró ante el comité.
Dijo que la política estadunidense es primero “sobre la libertad del pueblo cubano y lograr la democracia en la isla de Cuba”, y agregó que “esperamos que el régimen en Cuba –tanto Fidel como Raúl Castro– vea a este nuevo gobierno como una oportunidad para cambiar” algunas de sus políticas, como liberar a los presos políticos y liberar la economía, y “esa podría ser una oportunidad que tal vez podría ser explotada”.
Respecto de otros países, Clinton subrayó la prioridad de profundizar la relación con Brasil, y en torno a Colombia, indicó que la situación de seguridad ha mejorado pero que se mantiene un significante flujo de drogas, y que la asistencia a futuro tiene que resultar en una paz duradera en ese país. Dijo que se mantendrá el apoyo a la lucha contra las FARC y se trabajará con el gobierno para dar fin “al reino de terror de los paramilitares de la derecha”. En torno al acuerdo de libre comercio con ese país, indicó que la ausencia de protecciones adecuadas –y señaló la violencia e impunidad en los ataques contra líderes laborales y cívicos– “hacen imposible garantizar las protecciones laborales en Colombia”.
El mensaje de su comparecencia en torno al manejo de la política exterior bajo un gobierno de Obama, tanto hacia América Latina como a nivel global, se centró en la “diplomacia directa” y el uso de lo que Clinton calificó de “poder inteligente”, o sea, la combinación efectiva de instrumentos de la política exterior: diplomacia, poder militar, poder económico, legal y cultural, “escogiendo las herramientas correctas o la combinación de herramientas para cada situación”. Subrayó que “la política exterior debe basarse en un matrimonio de principios y pragmatismo, no una ideología rígida, sobre hechos y evidencia, no emociones o prejuicios”.Publicado en La Jornada de México
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