Álvaro Riveros Tejada
Quinientos años de soledad
Nunca antes los bolivianos habíamos escuchado, de parte de alguno de nuestros gobernantes y de forma tan explícita, su frenético anhelo de perennizarse en el poder y ocupar indefinidamente el palacio quemado, como lo hizo en Oruro, don Evo Morales Ayma, al inaugurar el VII Congreso del MAS: "No estamos de paso por el Palacio, no estamos visitando el Palacio”. "Hemos recuperado lo que nos correspondía y será para toda la vida".
Lo que cabe preguntarnos es: ¿Quiénes son ellos? ¿Qué procedencia tienen? ¿Dónde estuvieron esperando durante 500 años y especialmente, durante los últimos 182, en que se fundó, creó y desarrolló este país que se llama Bolivia? ¿Acaso son extranjeros o pertenecientes a algún ejército de ocupación que se nos introdujo sin darnos cuenta?
Que sepamos: los Morales, García, Ramírez, San Miguel, Rada, Yaksic, Quintana, Arce, Bandeira etc. No son originarios, son europeos que llegaron a la América mucho después del desembarco de Pizarro en las costas del Perú. Eso sí, son “originales”, especialmente en las prácticas de latrocino que introdujeron en la actual nomenclatura política; ya que varios de ellos fueron funcionarios de pasadas gestiones de gobierno, por lo tanto, no clasifican en la categoría de pureza racial que desea otorgarles S.E. Es más, como diría Choquehuanca: “hicieron crecer la corrupción como las sombras cuando el sol declina”
Lo que trata de soslayar S.E o, al menos no conoce, es que autócratas más embraguetados que él y que quisieron hacerse los quedadizos como: Hitler que soñó con el Reich de los 1000 años, Mussolini, otro tanto o García Mesa que sólo pretendió 20; no les fue muy bien. Por el contrario, fueron obligados a recortar sus mandatos y terminar ejecutados por mano propia o victimas de la justicia comunitaria.
Lo cierto es que detrás de esta insólita profecía "Por más de 500 años hemos esperado y al fin hemos recuperado el Palacio, no somos inquilinos. Eso es para toda la vida"... está la verdadera intención de este gobierno que nos ha vuelto a convocar a las urnas para decidir sobre la procedencia o no de un proyecto de constitución política que tiene como trasfondo la permanencia indefinida del presidente en el poder, gracias a un padrón electoral fraudulento donde participa el mundo indígena, sólo como reserva electoral.
Entonces: ¿Para que cohonestar semejante sainete electoral, cuyos resultados ya conocemos de antemano? Vote NO para tranquilizar su conciencia y, como mestizo excluido, trate de parafrasear a Garcia Marquez soñando en los 500 años de soledad.
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