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miércoles, 12 de agosto de 2009

epidemia de reelecciones se propaga causándole gran daño a la democracia. Daniel Zovalto publica en LN de BA "La ola reelecionista en Am.Lat."

En medio de la grave crisis política hondureña (asociada en parte a las denuncias en contra del presidente Manuel Zelaya respecto de su intención de querer modificar la Constitución para buscar su reelección), el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, anunció, el 19 de julio pasado, su intención de convocar a un referéndum para aprobar la reelección presidencial consecutiva, lo cual generó el rechazo inmediato y frontal de toda la oposición.

Hay que recordar que hace sólo seis meses, el 15 de febrero, Hugo Chávez ganaba un referéndum en virtud del cual quedó aprobada la reelección indefinida en Venezuela; que las nuevas constituciones de Ecuador y de Bolivia han introducido la reelección consecutiva, y que en Colombia está en marcha una reforma dirigida a permitirle al presidente Alvaro Uribe un nuevo mandato (el tercero), fortaleciendo de esta manera la ola reeleccionista que recorre América latina.

La legislación latinoamericana vigente se inclina notoriamente a la reelección: más de dos terceras partes de los países de la región (14 de 18) la permiten. Sin embargo, la normativa presenta variaciones importantes. Venezuela es el único país (excluyendo a Cuba) que permite la reelección indefinida. En seis países (la Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, República Dominicana y Colombia) la reelección consecutiva está permitida pero no de manera indefinida. En otros siete casos sólo es posible después de transcurrido al menos un mandato presidencial (Costa Rica, Chile, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Perú y Uruguay). Por su parte, sólo cuatro naciones -Guatemala, Honduras, México y Paraguay- prohíben totalmente la reelección.

La tendencia regional de las reformas durante los últimos años también es claramente favorable a la reelección. Hay que acentuar que todas las reformas recientes en favor de la reelección, en especial en su modalidad consecutiva, tuvieron nombre y apellido: Menem en la Argentina, Cardoso en Brasil, Uribe en Colombia, Fujimori en Perú, Chávez en Venezuela, Mejía en la República Dominicana, Correa en Ecuador y Morales en Bolivia. En todos estos casos las reformas se llevaron a cabo durante la presidencia de mandatarios que buscaron su reelección inmediata, y que de hecho la obtuvieron en todos los países salvo en el caso de Mejía, en la República Dominicana, que fue derrotado por otro ex presidente que regresó al poder (vía reelección alterna), Leonel Fernández, y que luego fue reelegido de manera consecutiva en 2008.

La reelección es un tema muy controversial, tanto desde el punto de vista teórico como práctico. La experiencia comparada latinoamericana de los últimos treinta años ofrece interpretaciones para todos los gustos. En once de los catorce países que permiten la reelección inmediata o alterna (la Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Nicaragua, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela), la medida se ha ejercido. Sólo en tres países (El Salvador, Panamá y Chile) de los 14 que la permiten ningún ex presidente ha logrado ser reelegido a la fecha.

Por su parte, desde el punto de vista de la conveniencia o el perjuicio de la reelección, existe un debate de nunca acabar, en el que suele incurrirse en confusiones importantes (no se hace distinción entre sistemas presidenciales y parlamentarios) o en el que se desconocen las diferencias de cultura política (entre el presidencialismo estadounidense y los latinoamericanos, por ejemplo), las cuales desempeñan un papel crucial en este tema.

Los críticos sostienen que la reelección expone al sistema político al riesgo de una "dictadura democrática" y refuerza la tendencia hacia el liderazgo personalista y hegemónico inherente al presidencialismo. Apuntan, además, que los segundos mandatos son por lo general de mala calidad. Al menos seis experiencias desde 1978 hasta la fecha parecen confirmar los argumentos acerca de sus peligros y defectos, entre las que cabe destacar la de Alfredo Stroessner en Paraguay; la de Joaquín Balaguer, en la República Dominicana; la de Alberto Fujimori, en Perú; la de Gonzalo Sánchez de Lozada, en Bolivia, así como los mediocres segundos gobiernos de Carlos Andrés Pérez y de Rafael Caldera en Venezuela.

Los defensores de la reelección, por el contrario, argumentan que ésta permite aplicar un enfoque más "democrático", en la medida en que posibilita a la ciudadanía elegir con mayor libertad a su presidente y responsabilizarlo por su desempeño, ya sea premiándolo o castigándolo según sea el caso. Como ejemplos de experiencias positivas de ambas modalidades de reelección (consecutiva y alterna) citan las de Fernando Henrique Cardoso en Brasil y Alvaro Uribe en Colombia (consecutivas), y las de Julio María Sanguinetti en Uruguay y de Leonel Fernández en la República Dominicana (alternas).

Pero más allá de este debate, una mirada del mapa político latinoamericano nos advierte de que la ola reeleccionista va en aumento. Actualmente, cuatro presidentes de América del Sur han sido reelegidos de manera consecutiva (Lula, Uribe, Chávez y Correa), un quinto de manera alterna (García) y un sexto, Evo Morales, buscará su reelección consecutiva en Bolivia a fines de este año. Otros tres presidentes de América Central y el Caribe han sido reelegidos: Fernández en la República Dominicana (primero de manera alterna y luego consecutiva) y Oscar Arias y Daniel Ortega en Costa Rica y Nicaragua, respectivamente (de manera alterna). Por su parte, en Uruguay, el ex presidente Luis Lacalle buscará su reelección (alterna) en las elecciones presidenciales de octubre de este año, y el ex presidente Eduardo Frei hará lo propio en las elecciones presidenciales de Chile de diciembre de 2009. Asimismo, es casi seguro que Chávez busque su reelección indefinida a partir de 2012, y ya sabemos que Ortega tiene intenciones de reformar la Constitución para buscar su reelección consecutiva. Finalmente, en Colombia, no está claro aún si Uribe buscará su segunda reelección (y tercer mandato consecutivo) en 2010.

Como podemos observar, estamos ante una fiebre reeleccionista que, en mi opinión, es una mala noticia para una región como la nuestra, caracterizada por la debilidad institucional, la personalización creciente de la política y el hiperpresidencialismo. El fortalecimiento y la consolidación de nuestras frágiles democracias no pasan por líderes carismáticos y providenciales, sino por la calidad de las instituciones, la madurez de los ciudadanos y una sólida cultura cívica.

El autor es director para América latina de Internacional IDEA.

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