Los Andes se alejan de Dios
Un diario de Bolivia, entrevistó a José Vaca Ortiz, quien desde hace algunos días guarda detención en la cárcel de San Pedro, allí donde también está detenido el prefecto de Pando Leopoldo Fernandez.
José Vaca es electricista trabajaba como empleado de planta en el Servicio Eléctrico de Tarija (Setar), hasta que encapuchados del ministerio del interior lo raptaron, sin orden de detención y sin proceso y lo llevaron ante un juez masista, el Juez Williams Dávila Salcedo, el mismo que ha procedido en todas las detenciones ilegales, con total discrecionalidad y sin tener jurisprudencia y ningún asidero legal para dictar las detenciones.
José Vaca, fue acusado de haber volado el gasoducto Yacuiba-Rio Grande.
La historia de este hombre se repite, es parte de las acciones represivas desplegadas por el gobierno de Evo Morales que en su afán de afincarse en el poder no respeta derechos, separación de poderes y desconoce el elemental sentido de libertad de las personas. No es raro que así proceda si confesó en una ocasión que cuando hace algo ilegal y sus abogados le señalan que no existen posibilidades jurídicas para proceder en esos hechos, él les dice que entonces para que pues han estudiado, yo le meto nomás y después ustedes tienen que crear las leyes para hacer legales mis acciones, es su razonamiento.
Con las detenciones, confinamientos, persecuciones, cambio de prefectos electos por interinos, etc, está ocurriendo exactamente eso; ellos, los del Ejecutivo proceden y luego los abogados y los jueces pro gobierno acomodan la figura como pueden, y si estas no se acomodan igual nomás los sindicados terminan recluidos e incomunicados en la cárcel.
La cárcel que han elegido es la de San Pedro, por razones obvias, porque se encuentra en el centro de operaciones del gobierno, allí donde pueden poner sus huestes a hacer “vigilia”, donde recambian sus milicias en ese show montado para decir que el pueblo está exigiendo justicia, que Evo Morales mantenga el apresamiento aunque sea ilegal y que además les dicte sentencias ejemplificadoras por supuestas acciones terroristas y por supuestas acciones de un golpe cívico-civil, como Morales y sus ejecutores han denominado a las protestas que vienen haciendo ciudadanos ante la pérdida de la democracia, ante la privación de derechos y libertades que está sufriendo el pueblo de Bolivia.
La sociedad Boliviana padece los embates de un dictador disfrazado de indígena, que supo armar un plan muy bien concebido desde el inicio para engañar a la opinión internacional y que comenzó con una gira al mundo, haciéndose el marketing del indígena que venía para restituir derechos a los marginados, situación que se ha tornado en el perfecto anzuelo para entretener a los incautos, para hacer morder una carnada de lucha social, mientras en realidad bajo ese pretexto avanza una de las peores dictaduras de las que se tiene memoria en el país.
José Vaca, igual que Mirta Sosa y otros, que ya han podido hablar, porque el prefecto de Pando está incomunicado, han relatado en medio del llanto la violencia y la saña que sus captores descargaron en ellos. Para conocer algo de esto escuchemos un poco del relato de Vaca_
“Marcamos las tarjetas a las 15.00 horas y de inmediato nos subimos a la camioneta; cerca de la Alcaldía aparecieron dos vagonetas, se cruzaron y unos encapuchados me bajaron y me agarraron de la camisa, me tiraron al suelo, me patearon y me lastimaron la cabeza, después me enmanillaron los pies y manos, me envolvieron en una colcha y tres de ellos se sentaron sobre mí, uno en mis pies, otro en mi cintura y otro en mi hombro; en el camino no dejaban de apuntarme con una pistola en mi cabeza”, dice mientras lagrimea y muestra sus muñecas con heridas cortantes que aún cicatrizan.
Al final de su triste relato José dice: “Esto es un sueño, es algo injusto, el paro que se hizo en el Chaco fue por una reivindicación por las regalías que nos corresponde porque somos productores; soy uno más del pueblo, nos invitaron por medios de comunicación para que apoyemos el paro; yo apoyé el paro y los piquetes, y nada más que eso. Lamentablemente, mi primo Jimmy Benítez dijo que yo era parte de la dirigencia cívica, yo jamás en mi vida tuve que ver con la dirigencia cívica, tengo muchas obligaciones, debo pagar pensiones de mis tres hijos, tengo una deuda con una cooperativa y con lo poco que me sobra mantengo mi hogar. No tengo tiempo para dedicarme a esas cosas, los sábados voy a pescar porque no tenía plata ni para la carne. Me gustaría que las personas que me han detenido investiguen bien mi vida privada y no hacerme daño, tratarme mal y humillarme de esta manera (lagrimea); me siento muy mal, me alejaron de mi familia, perdí mi trabajo; mis hijas y mi esposa están desamparadas”.
Pero el gobierno no está para dramas personales, necesita encontrar culpables a quienes dar castigos ejemplarizadores, para aterrorizar al pueblo. Por eso a José Vaca lo han acusado de volar un gasoducto y punto, nadie lo puede defender porque en Bolivia no hay ley que valga ante la palabra de los miembros del Ejecutivo.
José Vaca, por eso apela a Dios y dice que cada día le pide de rodillas que se haga justicia, que esto pase pronto, que se den cuenta que le están haciendo mucho daño, que le han truncado su vida, que está lejos de sus hijas, le quitaron su trabajo y que cuando salga no sabe que hará con tantos problemas que le han causado.
José Vaca no sabe que los del Ejecutivo se jactan de hacer la ley por su propia mano y que además se sonríen irónicamente cuando alguien habla de Dios. (Centa Reck, hoybolivia)
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