El gobierno de Evo Morales Ayma, va copando todas las instituciones y los poderes del Estado y por último está ahogando e imponiéndose en los espacios que en un país democrático le pertenecen a la oposición.
Esta es la más clara señal que en Bolivia la democracia está dando sus últimos estertores y que el gobierno de Morales es consciente de ello y está empecinado en apurar el cáliz para proceder a la toma total del poder.
Esto y no otra cosa está viviendo la democracia que agoniza en Bolivia, en medio de la turbulencia y episodios de violencia inusitada en la que más de 50 ciudadanos ya han perdido la vida y una larga lista de personas comienza a engrosar las filas de los encarcelados sin procedimientos legales, los confinados y los perseguidos que amenazan en breve aumentar en proporciones que comienzan a asustar.
Pero el gobierno que ha utilizado maniobras y votos para tomar el poder, ahora usa la violencia, la compra de conciencia y la complicidad de sus aliados internacionales, afincados en organizaciones como UNASUR, OEA, onU y en la Unión Europea, cuya ala izquierda de sus gobiernos, no repara que la izquierda que esgrime Morales en Bolivia no tiene nada que ver con la postura moderada de los europeos, y que están prestando apoyo a un régimen racista, recortador de libertades y derechos democráticos.
La ola violenta se ha vuelto a reorganizar para dar el golpe final a la democracia con un cerco al Congreso de la República, para exigir la aprobación del proyecto de constitución que ha sido redactado unilateralmente, sin participación de los asambleístas de la oposición y sin tomar en cuenta la visión de país radicalmente distinta que profesan los departamentos autonomistas que buscan profundizar la democracia, contrariamente a la postura del gobierno Morales que plantea una centralidad secante y totalitaria del poder.
El régimen que quiere ser dueño del país físico y de todos los poderes, está congregando ahora a miles de milicianos, contratados para marchar a cercar la democracia, en una acción que cuesta millones de dólares y que repite otra que hace menos de un mes cercó en forma amenazante la ciudad de Santa Cruz y militarizó Pando, habiendo ocasionado más de una veintena de muertes, encarcelamientos, allanamientos, confinamientos y un desplazamiento de alrededor de 700 personas desde la capital de Pando que cuenta apenas con alrededor de 30.000 habitantes, considerando que todo el departamento cuenta con al rededor de 70.000 habitantes.
La marcha será encabezada por el propio presidente Morales, que dice estar actuando ahora en su calidad de miembro de seis sindicatos cocaleros del Chapare, condición sindical a la que no ha renunciado y que es una muestra de su vocación concentradora del poder.
Las muertes suman, los grupos de milicias civiles del MAS siembran terror, violencia, represión y se constituyen en verdaderos ejércitos paramilitares que no permiten ningún tipo de protesta de la oposición, lo que es una prueba y evidencia de que el poder totalitario de Morales ha copado incluso los espacios de la oposición, no deja respiro a la disidencia, no permite la expresión de voces que plantean sus reclamos, amenaza también a la prensa, persigue y golpea a periodistas y medios de comunicación y está en todas partes gracias al apoyo que recibe de Hugo Chávez, que le proporciona dinero que no entra por conductos regulares y que sirve para financiar acciones paramilitares, compras de conciencia y corrupción para garantizar el servilismo de militares y civiles al proyecto que juntos han concebido.
Todos sabemos que en la democracia tienen derecho a la protesta de los opositores al régimen, y que en las dictaduras se exhiben ejércitos de milicias para callar a los opositores y para garantizar el régimen autoritario. Evo no está permitiendo que los manifestantes sean opositores a su proyecto, él envía ahora los manifestantes para amenazar y acallar a la oposición a la que no le está permitido protestar.
Esta vez Morales está mandando sus huestes sindicales a presionar al Congreso Nacional para validar una nueva CPE en la que plantea que habrá ciudadanos de primera y otros marginados por criterio de raza, lo cual se constituye en una violación contitucionalizada de los derechos humanos ratificados en todos los convenios y cartas democráticas.
Bolivia profunda gime en medio del retorno de la barbarie.
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