Resistir para no Morir
todo un programa de vida por la libertad
Ahora veremos la madera de la que están hechos los
cruceños, hasta ahora todo ha sido fiesta, tiempo de vacas gordas, facilidades,
pero alguna vez llegan las vacas flacas, los riesgos, y entonces es el momento
de probar la unión verdadera, la que no está hecha de complacer a los amigos o
los que se enojan cuando no los complacen; también es la época de adquirir la
paz verdadera, la que no se logra con retiradas y claudicaciones sino con la
lucha tenaz, la lucha a cualquier precio por conservar una sociedad digna y
respetada.
Dados los resultados del mal llamado "dialogo", y de los avances con los que en cada uno de sus embates el gobierno va ganado terreno a la democracia, es importante ir definiendo un camino alternativo al que tendrá que aferrarse la sociedad civil, huérfana hoy de estrategias para luchar y hacer frente a la violencia que en todas sus formas está implementando el Ejecutivo, que no escatima en poner en ejecución actos de fuerza y de atropello, tal como las persecuciones, cercos, secuestros y encarcelamientos que está realizando contra los que no comparten sus ideas.
En medio de acciones de terrorismo de Estado, sólo puede salvar a este país un movimiento de resistencia ciudadana, entendiendo por esta a la postura que se opone o que no cede a la acción de una fuerza brutal e irracional y que tiene como principal característica la de manifestarse como una fuerza de índole diferente a las acciones de brutalidad con la que se es atacado.
La resistencia civil, tiene su fortaleza en la inercia, que no implica pasividad alguna, sino postura firme, invariable, radical, inclaudicable. No existe resistencia sin inamovilidad, puesto que un movimiento de esta naturaleza exige permanecer en reposo o movimiento sin cambiar el esquema ni los principios, hasta que esta firmeza que es una inercia-activa consiga expeler a la causa extraña que resulta peligrosa y dañina a una población consciente de estar siendo atacada y agredida.
La resistencia civil es una expresión de la gente que no quiere seguir sometida a la violencia que azota su región o su entorno, es una muestra valerosa de oposición desarmada a la guerra que se le ha declarado, pero requiere de ciudadanos convencidos, convictos de sus principios y dispuestos a arriesgarlo todo con tal de obtener la paz verdadera que tiene como antecesora la justicia para todos.
Se pueden plantear cientos de núcleos y de estrategias de resistencia civil que, bajo distintas modalidades proclamen que no le quieren hacer el juego a un gobierno armado y violento que exige sumisión para lograr sus objetivos sembrando el terror y procreando abusos.
La resistencia civil está amparada en la legítima defensa y el derecho a no ser sometido así como a disentir, y es un derecho garantizado por la Constitución.
La sociedad civil por responsabilidad con el país, con sus familias hijos y ancianos, no puede cruzarse de brazos y dejarse amilanar porque los llaman radicales o les endilgan el calificativo de no adaptarse a los "cambios", mientras en realidad los están tratando de inmovilizar, cuidando que no se defiendan de los ataque, tal como lo hace el método que se utiliza para cocinar a las ranas y que consiste en irlas acostumbrando y aumentando el agua caliente hasta que esta hierve sin que la rana se de cuenta.
Los apaciguadores que no ofrecen alternativas de defensa civilizada y democrática real, en acciones de defensa con movilizaciones civiles, puede que ya se hayan adscripto al método para hacer hervir ranas y cuidan celosamente que estas no salten de la olla. Pero la resistencia civil requiere de un carácter incólume, una convicción firme que no transa bajo ningún pretexto con la ilegalidad y el engaño, requiere de un carácter forjado a prueba de todas las tentaciones, algo que no sabemos si nuestra sociedad es capaz de madurar en un corto tiempo, en un momento de grave peligro y al borde del abismo.
La resistencia civil no puede privilegiar el carnaval, ni las pachangas, ni la comodidad personal, ni tiene días feriados, ni se acomoda a las conveniencias propias, ni se baja los pantalones por amenazas, ni se desorganiza con una orden mal dada, porque todos allí exigen cuentas, todos militan para obtener un bien superlativo, un bien social que no se puede tranzar.
Ahora veremos la madera de la que están hechos los cruceños, hasta ahora todo ha sido fiesta, tiempo de vacas gordas, facilidades, pero alguna vez llegan las vacas flacas, los riesgos, y entonces es el momento de probar la unión verdadera, la que no está hecha de complacer a los amigos o los que se enojan cuando no los complacen; también es la época de adquirir la paz verdadera, la que no se logra con retiradas y claudicaciones sino con la lucha tenaz, la lucha a cualquier precio por conservar una sociedad digna y respetada.
Veremos si los cruceños somos capaces de construir el mapa de una sociedad civil disciplinada, perseverante, que no se toma una siesta cuando están a punto de esclavizarla.
La resistencia implica defender los derechos de los pueblos (a la vida y a la autonomía). La resistencia es colectiva y organizada, no violenta. Su objetivo plantea práctica diarias de exigencia de respeto a la diversidad y a la cosmovisión de un pueblo, porque o sobrevive la cultura o queda la barbarie. La resistencia se ejerce en contra de la violencia del Estado y en contra de todos los proyectos y políticas que van en detrimento de los derechos, la identidad y dignidad de los pueblos.
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