El Ministro de Obras públicas y Viceministro de vivienda, salieron a la opinión pública para hablar del sonado caso de corrupción del plan gubernamental de vivienda social La Comarca, que se puso en evidencia a raíz de que la alcaldía demoliera 102 casas.
Cuatro funcionarios de la Alcaldía fueron detenidos en un procedimiento que los abogados defensores juzgaron abusivo puesto que hubo detenciones arbitrarias bajo el cargo de que se habían cometido daños innecesarios.
El viceministro de vivienda José Kinn, dio una entrevista en la que habló del tema en forma general, evitando hablar de aspectos puntuales, planteando que se había infringido daños a "esa gente" (por los pobres) y que las aprehensiones se habrían hecho en defensa de los beneficiarios, que son quienes habrían perdido su inversión a raíz de la demolición de las viviendas (léanse 15.000 u 8.000 dólares cuando se ha evaluado que las viviendas no podrían haber valido más de 2.500 ó 4.500 dólares, además de haberse constatado una pésima calidad en la construcción).
Pero el viceministro y el ministro de Obras públicas, no hicieron mención de resarcirle a "esas gentes" el daño económico provocado por el sobreprecio de la estafa flagrante a título de acceder a una vivienda social, cuya adjudicación está en manos del viceministerio de vivienda, lo que significa que se le están dando a los pobres casuchas mal hechas al precio de oro, y para colmo de males el gobierno pretende hacerse el desentendido.
¿No saben acaso que la estafa es un delito? y mucho más cuando se está estafando a "esa gente", como se refieren los funcionarios a los pobres que han sido estafados.
La lavandería de casas funciona y se encubre con argumentos que son de los más deleznables. Como si los bolivianos fuéramos tontos pretenden deslindar responsabilidades diciendo que el ministerio de vivienda sólo califica los créditos pero que "ellos" no obligan en absoluto a los "beneficiarios" (a los pobres) a optar por la fuente de financiamiento. Sin embargo, por supuesto que todos sabemos como funciona la corrupción de cuello blanco, que supuestamente no obliga pero obliga puesto que no califica ningún crédito que no venga de la mano de la fuente financiadora con la que se establece el negociado, en este caso la cooperativa Sudamericana.
Luego vinieron las declaraciones borrachas de no tenemos nada que ver, no obligamos a nadie, nunca nos han visto juntos con el tal señor gerente de la Sudamericana, nos topamos dos o tres veces de casualidad, nadie puede decir que nos vio en alguna reunión; una vez vino a verme pero no lo pude atender porque no se había anunciado. El que explica se complica y por último da pista de que se está dando el trabajo de blanquear sus acciones, eso de los sepulcros blanqueados es tan cierto para los de todas las razas y religiones que se dicen gobernar en beneficio de "esas gentes", los pobres, y sin embargo les siguen chupando la sangre, yugulares de horas- vida- años de trabajo para cobrarles unas viviendas que son unas ratoneras, por las que los comunitaristas se enjuagan la boca mientras se compran mansiones de una manzana y otras que pertenecieron a familias de dinero y apellido.
Que maldición esto de chuparle la sangre a los pobres, calificándolos encima de "esas gentes", una expresión que lastima porque es una frasecita que da cuenta de que los pobres siguen siendo los innombrables o los intocables de esta Bolivia que ha cambiado el ropaje pero no las prácticas. Es nauseabundo y huele muy mal todo este entuerto en el que el Gobierno sigue encubriendo a los estafadores que están prófugos y han escapado a sus "palos blancos", ciudadanos pobres y expoliados en sus necesidades e ignorancia jurídica.
Será que "esas gentes", tal como se refirió el viceministro a los "beneficiarios" de la estafa, y como en una entrevista con Amalia Pando los llamó también el gerente de la Cooperativa Sudamericana, ¿qué casualidad no?, que todos "ellos" los llamen a los pobres de "esas gentes", de cuyo vocabulario se puede deducir que ni siquiera los hacen merecedores de un nombre sustantivo.
Grave para el Gobierno, mucho más cuando el propio presidente Morales se llenó la boca con Miguel Angel Linares, poniéndolo como ejemplo de la nueva estirpe de empresarios "comprometidos" de la neva Bolivia.
¿Con qué cara van a mirar los del gobierno a "esas gentes" ahora que todos sabemos que no quieren darles casas sino que están afanadísimos por amasar fortuna con las necesidades de "esas gentes"?
Hay sensaciones de repugnancia que son superiores a todas las expresiones gramaticales que se puedan encontrar. Se debe restituir la dignidad y los derechos a los pobres a los que algunos funcionarios de gobierno le acaban de robar con ayuda de un inescrupuloso New age empresario.
La justicia exige medidas salomónicas por lo que no se le puede echar el perro muerto a los funcionarios de la alcaldía que demolieron las viviendas en cumplimiento de sus funciones.
Si no quieren que se derrumben obras por considerar que esto es un exceso, se deben cambiar las reglas para todos y no sólo cuando se trata de encubrir a funcionarios del Estado que están actuando en combinación con entidades financieras que no tienen una sola obra en sociedad con el Gobierno, sino 4 planes de "vivienda social" que se le han adjudicado, entre otros negocitos.
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