Chocan como dos trenes enfurecidos en la única vía que tienen para rodar. El impacto no puede dejar otra cosa que destrucción material y vidas cegadas. ¿Era otra cosa lo que pensaban que sucedería? ¿Pues era mucha inocente estupidez no? Y aún no sabemos el resultado global del impacto que ha comenzado a descarrilar nuestras vidas.
Los revolucionarios de poncho artero y mirada fría quieren derrotar a los autonomistas liberales y demócratas. Desde el Gobierno que controlan y el Poder que detentan han lanzado a rodar su “revolución democrática y cultural” y para que sea victoriosa deben demostrar que son capaces de matar en nombre de esa revolución.
En el trasfondo de la tienda hay otras cosas. Bolivia no tiene USAID ni DEA ni Embajador Norteamericano ¿la revolución democrática cultural necesitaba expulsarlos para poder ser? Claro que sí. Porque la revolución democrática cultural no es más que la fachada que cubre la verdadera revolución del narcotráfico que se viene gestando desde el año 2002. En nombre de la coca se logrado desencadenar las fuerzas del narcotráfico y ahora Bolivia es tierra libre para su extensión y explotación sin límites.
En este propósito una nación con orden e instituciones sólidas no puede existir. Se contrapone a la acumulación económica que requiere el narcotráfico. Para ello se debe des-institucionalizar al Estado, se debe desagregar a su sociedad y en medio del caos esa base económica adquirirá la fuerza de sustento necesaria.
Por eso con cierta soberbia un senador del MAS minimiza la ayuda norteamericana y no le asigna importancia a la ayuda de la Unión Europea, el narcotráfico puede doblar esa ayuda. Lo que soñó García Meza en su golpe delincuencial de 1980 ahora se hizo realidad el año 2008, no con un dictador militar sino con el concurso del máximo dirigente de las seis federaciones de trópico de Cochabamba, o sea de la coca para la cocaína.
Bolivia ha caído en las garras del narcotráfico de la manera más burda que se pueda imaginar. Por el voto de sus ciudadanos y los errores de la vieja partidocracia neoliberal que permitió a Evo Morales crecer, desarrollarse y llegar a la Presidencia rodeado de un manto democrático que nadie puede contradecir. Evo es para el MAS lo que este es para el narcotráfico.
La constitución masista juega en este sentido un papel cohesionador de las masas. Se les invoca el apoyo porque con ella se consolida el proyecto comunitarista que les otorga el derecho sobre la tierra y los recursos naturales. Nada es casual, todo es causal. La visión masista se muestra cada vez con mayor nitidez, sus nexos y relaciones con onG que defienden la legalización de los drogas, la fuerza concentrada en el Chapare y expandida hacia todo el territorio nacional de la coca para la cocaína, las acciones díscolas y bellacas con los Estados Unidos, no son producto de una ideología antiimperialista sino parecen más arteras manifestaciones de hipócritas poses para dislocar el control y fuerza de lucha contra el narcotráfico.
Llevamos ocho años de permanente desestabilización institucional, ocho años de bloqueos mentales y viales, de levantamientos y demandas que no tienen pies ni cabeza. Hemos logrado que la ley se convierta en un mero referente para nadie ni para nada. No tenemos Gobierno Nacional, ni instituciones que se respeten, no tenemos nada en que apoyarnos. Y este es el mundo en el que vive el narcotráfico y que les hemos regalado con nuestro voto.
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