La Corte Nacional no ha retrocedido
El gobierno pensó que el pueblo boliviano se iba a cruzar de brazos y que una vez más volvería a dejarse convencer para ir a las urnas por los mismos hipnotizadores de serpientes que hicieron posible la desastrosa viabilización del Referéndum Revocatorio.
Sin embargo, y para su sorpresa, esta vez se topó con la férrea determinación de varios actores que se negaron a someterse a esta nueva ilegalidad, y que tomaron la férrea decisión de no permitir este nuevo atropello a la democracia perpetrado sobre un padrón electoral fraudulento.
La Corte departamental cruceña, que luego sumó seis cortes departamentales, se negaron a administrar el referéndum dirimitorio y por constitución que venía acompañado de un combo maquiavélico para llevar a una elección de subprefectos y consejeros departamentales con la finalidad de cumplir con la premisa de: divide y reinarás.
La Corte cruceña planteó que se debe limpiar el padrón electoral, además de reparar en las ilegalidades de la convocatoria al referendum en cuestión.
Cinco prefecturas y Comités Cívicos plantearon que sus departamentos no irían a las urnas, los bloqueos en el Chaco se radicalizaron y los ciudadanos cruceños tomaron su plaza central y su campanario mostrándose absolutamente decididos a repeler y enfrentar hasta las últimas consecuencias cualquier intento de avasallamiento o de violencia de Estado.
Bolivia palpitó remezones de furia al sentirse emplazada por el poder Ejecutivo que se mostró presto al abuso y a pasar sobre todas las normas a fin de romper definitivamente el Estado de Derecho.
En la presente ocasión el pulso que se le tomó al pueblo, mostró que este está a punto de explotar, que sería suficiente una chispa para que la violencia comience a cobrar víctimas fatales, a desatar una tragedia que puede alcanzar grandes dimensiones puesto que no existe un combustible más potente que el que proveen las situaciones y actos de injusticia.
El Gobierno se atrevió a dictar un decreto sin asidero legal, quiso abortar su constitución que no goza de consenso y que por los antecedentes y el futuro que promete a los bolivianos podría desatar una reacción convulsiva y desatar un verdadero infierno en el país.
Quizás esta situación ha llevado a que nuevamente la Corte Nacional Electoral haya retrocedido en el intento de someter a las urnas a la constitución aprobada con ilegalidades y ejercicio de la violencia de Estado.
Celebramos la decisión de la CNE de poner un alto en este proceso, pero sabemos que por la adhesión y sumisión que este organismo electoral ha demostrado con el presidente Morales, con seguridad que sólo se trata de un compás de espera que durará el tiempo necesario que lleve la readecuación de ciertas situaciones que le otorguen mayor legitimidad al proceso en cuestión.
Si de algo estamos seguros es de que Evo Morales y sus correligionarios no tienen en mente el ceder o retroceder en su proyecto, razón por la que sostenemos que detrás de esta detención hay una estrategia que debe estar en vias de consolidarse y que con seguridad debe resultar más conveniente y funcional al gobierno de Morales.
El Conalde, los comités cívicos, los departamentos en rebeldía deben pensar mucho los pasos a tomar después de este globito de desinfle, puesto que retroceder sería comenzar a desarticular una movilización y resistencia que empezaba a tomar fuerza.La constitución va a seguir siendo el principal objetivo del presente gobierno que no desistirá nunca de concretar sus planes totalitarios.
La lucha por restablecer los derechos y las libertades que están seriamente amenazadas recién ha comenzado y no debe haber descanso ni tregua para enfrentar esta seria disputa, cuya pausa no implica para nada un signo de retroceso.
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