La resistencia civil que se ha desencadenado en la Media Luna, comienza a demostrar que el gobierno del Presidente Morales no tiene una contramovilización en los departamentos autonómicos.
La intensificación de los bloqueos es una clara expresión de que la ciudadanía organizada es capaz de mostrar su fuerza y su determinación, construir una oposición y plasmarla en acciones que pueden volverse contundentes.
Pese a toda la alharaca desplegada por el gobierno para hacer creer que tiene la sartén por el mango, se empieza a ver como posible el hacer tambalear el gran mito que plantea que el MAS es intocable: Este se tambalea en la medida que los bloqueos del Chaco y las acciones firmes que hasta el momento se han dado en Tarija, Pando y Beni, están poniendo al país patas arriba, y están dejando ver que el gobierno de Morales puede quedar acorralado y reducido al territorio de La Paz, Oruro y Potosí.
Sabemos que el referéndum revocatorio fue el punto de partida para que el gobierno vuelva a realizar una avanzada hacia el Oriente. Sabemos que el regalo que le hicieron al gobierno los gestores de este artificio fue el volverle a reposicionar el territorio que había perdido con los avances de la autonomía, y que este fue el motivo para que ese referendum se realice por las malas, contra viento y marea y con todos los candados posibles a favor del Ejecutivo, para evitar que fallaran sus dispositivos de reposicionamiento. Por eso se aprobó la ley fantasma con todas las reglas a favor del presidente y también por ese motivo se realizó el impresionante fraude que dio como resultado cifras tan disparadas que dieron como ganador incuestionable a Evo Morales e incluso le otorgaron la ratificación al prefecto de Oruro.
Se puede escribir un tratado sobre la infamia revocatoria, que no fue otra cosa que tratar de borrar con el codo las autonomías que se escribieron con la mano. La infamia que algún día podremos conocer completa y que no fue hecha sólo por un ala de Podemos sino también con otra tienda política, una tienda residual, que subyace en algunas estructuras e incluso es una de las alas del podemismo, y cuya sobrevivencia parece haber quedado pautada desde antes que Morales accediera formalmente a la Presidencia; desde el momento que uno de los miembros de esta tienda fuera "obligado" a renunciar a ocupar la presidencia, situación que forzó la elección que luego ganó Evo.
En todo caso, la política del MAS no tiene una sola columna vertebral, o si la tiene, tiene varias vértebras prestadas a otras tiendas políticas, a las viejas estructuras que no han desaparecido, que están incrustadas y son piezas ortopédicas de lo que en la presente coyuntura se empeña por aparecer novedoso, renovado, revolucionario.
Hay muy poco de revolución y mucho de robolución en lo que estamos descubriendo de esta vertebración política-económica, que esconde sociedades y negocios muy jugosos que tienen como fuente común el depender del Estado, sangrar al Estado, aliarse con el gobierno, volverse funcional al gobierno y por lo tanto volver a empujar por el centralismo.
Por eso es que la verdadera oposición no es otra que la que se puede gestar dentro de una resistencia civil de los ciudadanos organizados. Esto es lo que hemos visto en Beni y en Tarija con tomas de instituciones, en los bloqueos del Chaco y en la decidida actitud del pueblo de Pando, quienes comandados por su Comité Cívico han tomado incluso la pista de aterrizaje para evitar ser militarizados.
La resistencia que puede hacer frente al gobierno de Evo es la que nace del pueblo, de la sociedad civil. En la otra cara de la moneda tenemos las componendas y los intereses. (Resistencia Civil titula el autor su artículo Centa Reck en Hoy Bolivia)
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